El origen de la pandemia
El adverso padecimiento viral, cuyo agente causal fue nombrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como 2019-nCoV; mientras el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) lo denominó SARS-Cov-2, ocasionando la llamada enfermedad coronavirus o COVID-19, fue un brote que inició en Wuhan a finales de 2019, y rápidamente se ha extendido desde China al resto del mundo sin limitaciones.
Por Erick Piña Mora
Los casos confirmados de COVID-19 han aumentado exponencialmente a un número muy superior al del SARS en 2003, y su morbimortalidad es alarmante, convirtiéndose en un verdadero problema de salud pública.
Los virus han evolucionado, elevando los niveles de transmisión, y de ser en un principio su efecto circunscrito sólo al contagio de animal a animal, considérese entre gallinas, cerdos, murciélagos, pangolines, han mutado llegando a extender su capacidad infecciosa, brincando a una nueva especie: los humanos, para quienes al ser un virus desconocido en su género, son altamente vulnerables al carecer de anticuerpos y demás mecanismos inmunológicos; además de contar con una alta capacidad de dispersión viral y contagio por las secreciones expelidas por la vía respiratoria, lo cual facilita su infalible transmisión de humano a humano, llegando en pocos días a obtener contagios masivos y constituir una pandemia.
Por ello, la OMS, en escasos tres meses, lo identificó como una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional el 31 de enero de 2020. Estos hechos son suficientes para ilustrar la severidad y gravedad del brote.
El hecho de que sea una enfermedad viral nueva, genera una limitante al no contar con estudios que respalden el uso de medicamentos efectivos disponibles para contrarrestar este tipo de enfermedades infecciosas virales. Por lo que, la mejor forma de contención se basa en las medidas preventivas, que incluyen el control de la fuente de infección, la detección temprana de pacientes, el corte de la transmisión y la protección de la población susceptible, primordialmente adultos mayores y personas portadoras de enfermedades crónicas descompensadas.
Las instituciones médicas y los trabajadores de la salud son la principal estrategia de lucha contra la enfermedad; sin embargo, la participación comunitaria es indispensable para un rápido control del brote. Es extremadamente importante difundir la información relevante al público y solicitar su participación voluntaria e incluso involuntaria, cual imposición, considerando el costo riesgo-beneficio de dichas acciones, dado el grado de transmisión tan alto que posee este virus, ante la necesidad de actuar efectiva y oportunamente.
Es indispensable hacer del dominio general las características de los coronavirus, su forma de contagio, métodos de prevención para los individuos tanto en casa como en lugares públicos, en sitios de transporte, en áreas de aglomeración comunitaria; así como la parte clínica de la enfermedad, características de los síntomas, signos, grados en la severidad de manifestaciones clínicas, métodos de detección, dónde y cómo se atiende, tratamientos disponibles, y las complicaciones fatales que se presentan, siendo la divulgación de la información la táctica más relevante para su limitación.
Difundir el conocimiento, sensibilizar sobre la prevención, elaborar las estrategias públicas y políticas de contención, organizar los servicios de salud para su rápida y eficaz respuesta, ha sido un verdadero reto en cada país que progresivamente se ha ido viendo inmersos; además de la prevención del pánico social, en una lucha para resolver este nuevo padecimiento infectocontagioso, en lo que se cuente con un método eficaz para su tratamiento y una vacuna que logre su prevención sin efectos secundarios.
Si se logra la unión de toda la comunidad y las instituciones frente a las adversidades, y se ejecutan acciones contundentes de prevención y tratamiento eficaces, basadas en evidencia científica, sin duda se podrá contener esta pandemia.
Descripción de los virus respiratorios
Hay muchos tipos de virus que pueden colonizar la vía aérea. La familia Orthomyxoviridae (virus de la influenza), la familia Paramyxoviridae (pakramyxoviruses, virus sincitial respiratorio, virus del sarampión, virus de la parotiditis, virus Hendra, virus Nipah y metapneumovirus humano), la familia Togaviridae (virus de la rubéola), la familia Picornaviridae (rhinovirus), y la familia Coronaviridae (coronavirus del SARS) son los virus respiratorios más comunes; además, el adenovirus, el reovirus, el virus Coxsackie, el virus ECHO, el virus del herpes, también pueden causar enfermedades respiratorias infecciosas.
Los coronavirus son virus de ARN de cadena positiva, sencilla y no segmentados. Pertenecen al orden Nidovirales, la familia Coronaviridae y la subfamilia Orthocoronavirinae, que se divide en géneros A, B, y Y6, según sus características serotípicas y genómicas. Los coronavirus pertenecen al género Coronavirus de la familia Coronaviridae. Lleva el nombre de las protuberancias en forma de corona en la envoltura del virus que encierra el genoma de ARN, y los viriones (virus completos) son redondos u ovalados, a menudo polimórficos, con un diámetro de 50 a 200 nm.
COVID-19
El nuevo coronavirus tiene un diámetro de 60 a 140 nm. La proteína espiga se encuentra en la superficie del virus y da una estructura en forma de barra. Como una de las principales proteínas antigénicas del virus. La proteína espiga es la estructura principal utilizada para la tipificación. La proteína de la nucleocápside encapsula el genoma viral y puede usarse como antígeno de diagnóstico.
La mayoría de los coronavirus infectan a los animales. Actualmente, se han aislado tres tipos de coronavirus de los humanos: coronavirus humanos 229E, OC43 y coronavirus del SARS (SARS-CoV). Hay seis tipos de coronavirus, previamente conocidos por infectar a los humanos: 229E y NL63 (de alfacoronavirus), OC43 (de betacoronavirus), HKU1, coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
Recientemente, se aisló el nuevo coronavirus del tracto respiratorio inferior de los pacientes en Wuhan, causante de neumonía el SARS-CoV-2, y se confirmó que sí existe transmisión de persona a persona.
Este nuevo coronavirus es muy similar en términos de secuencias del genoma a seis coronavirus descubiertos previamente. Un análisis de su secuencia genética y homología reveló que el nuevo virus tiene muchas similitudes con el SARS-CoV. Este nuevo coronavirus ahora está clasificado como beta-coronavirus.
Muchos animales salvajes portan patógenos y son posibles transmisores vectoriales de ciertas enfermedades contagiosas. Los murciélagos, civetas, tejones, ratas de bambú y camellos salvajes, son conocidos anfitriones de coronavirus.
El brote de la nueva neumonía por coronavirus tiene muchas similitudes con el brote de SARS en Guangdong, en 2003: ambos comenzaron en el invierno; los casos iniciales se remontan a contactos con animales frescos y vivos en un mercado; ambos fueron causados por un coronavirus previamente desconocido.
Debido a la similitud de las secuencias genómicas entre el nuevo coronavirus y un coronavirus encontrado en los murciélagos, que es del 85% ó más, se especula que los murciélagos son los huéspedes naturales del nuevo coronavirus.
Al igual que el coronavirus del SARS, que causó el brote en 2003, es probable que el nuevo coronavirus tenga hospedadores intermedios entre murciélagos y humanos aún desconocidos para nosotros. Se sospecha de un animal como huésped intermediario llamado pangolin. Los coronavirus que actualmente se sabe que causan neumonía en humanos, incluyen HKU1, SARS-CoV, MERS-CoV y 2019-nCoV.
Los virus generalmente pueden sobrevivir durante varias horas en superficies lisas. Si la temperatura y la humedad lo permiten, pueden sobrevivir durante varios días. El nuevo coronavirus es sensible a los rayos ultravioleta y al calor sostenido a 56 °C durante 30 minutos; también al éter, alcohol al 75%, la clorhexidina (gluconato de clorhexidina), los desinfectantes que contienen jabón, cloro, el ácido peracético, el cloroformo y otros solventes lipídicos, los cuales pueden inactivar eficazmente al virus.
Puede sobrevivir cuatro horas en el aire; en gotas de tos, 24 horas; moco nasal, 30 minutos; líquidos a 75°C por 15 minutos; en las manos, cinco minutos; en la ropa, ocho horas; en la madera, 48 horas, y en el acero inoxidable hasta 24 horas.
Características epidemiológicas de COVID-19
La epidemia emergente de COVID-19 ha experimentado tres etapas: brote local, comunicación comunitaria y etapa generalizada (epidemia).
En China, la dinámica de transmisión se centra en: etapa temprana de la epidemia, el periodo de incubación promedio fue de 5.2 días; el tiempo de duplicación de la epidemia fue de 7.4 días; es decir, el número de personas infectadas se duplicó cada 7.4 días; el intervalo continuo promedio (el intervalo de tiempo promedio de transmisión de una persona a otra) fue de 7.5 días; el índice básico de regeneración (RO) se estimó en 2.2-3.8, lo que significa que cada paciente infecta a 2.2-3.8 personas en promedio.
Intervalos promedio principales: para los casos leves, el intervalo promedio desde el inicio hasta la visita inicial al hospital fue de 5.8 días, y el del inicio hasta la hospitalización de 12.5 días; para casos severos, el intervalo promedio desde el inicio hasta la hospitalización fue de siete días y el del inicio hasta el diagnóstico de ocho días; Para los casos de mortalidad, el intervalo promedio desde el inicio hasta el diagnóstico fue significativamente mayor (nueve días), y el de inicio hasta la muerte fue de 9.5 días.
La epidemia de COVID-19 pasó tres etapas:
- Etapa del brote local. Los casos de esta etapa están relacionados, principalmente, con la exposición de un mercado de mariscos. En México, la etapa 1 se asoció con las personas que habían viajado al extranjero a países donde ya estaban en etapas 2 ó 3 y regresaron al país contagiados, ya sea en el periodo de incubación o incluso con la enfermedad presente.
- Etapa de comunicación comunitaria. Comunicación interpersonal y transmisión de agrupamiento en comunidades y familias, quienes reciben un contagio de persona a persona.
- Etapa generalizada. Difusión rápida, con gran flujo de población, que involucró a todo el país de China y se propago al resto del mundo.
La pandemia del COVID-19 es un gran reto para la comunidad, los servicios médicos, los líderes políticos quienes regulan las estrategias de salud púbica e implementan los recursos y las acciones que se deben emprender, basadas en experiencias científicas, epidemiológicas, para poder librar esta batalla, idealmente con las menos bajas posibles y en el periodo más breve. A mayor conocimiento de la situación se desarrollará mayor conciencia y mayor participación. La realidad nos involucra a todos y la solución también.
Acerca del autor
El Dr. Erick Piña Mora es Médico Especialista Otorrinolaringólogo y Cirujano de Cabeza y Cuello. Egresado del Centro Médico Nacional La Raza, del Instituto Mexicano del Seguro Social. Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Certificado por el Consejo Mexicano de Otorrinolaringología y Cirugía Cabeza y Cuello A.C., Miembro de la Sociedad Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía Cabeza y Cuello A.C., Miembro de la Sociedad Mexicana de Rinología y Cirugía Plástica Facial A.C., Member of Interamerican Association of Pediatric Otorhinolaryngology (IAPO). Incluido por segundo año consecutivo en la lista de “Los mejores médicos de México 2020” de la revista Líderes Mexicanos.
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