6 formas de manejar la frustración si no quedaste en alguna prepa o universidad

Cada año miles de personas intentan entrar a la universidad o bachillerato de su elección. Sin embargo, no todos lo logran. Esta puede ser un experiencia muy frustrante y acarrear sentimientos como la tristeza o ansiedad.

Uno de los factores que hacen de esta experiencia tan insatisfactoria para los jóvenes es la percepción de que el examen de admisión define su futuro.

Desde temprana edad, se les inculca la idea de que ingresar a una buena preparatoria o universidad es crucial para asegurar una carrera exitosa. Esto genera una presión enorme, ya que sienten que un solo examen puede determinar sus oportunidades futuras.

Quienes sufrieron este rechazo, además de tener que lidiar con su realidad, puede ser testigo de los festejos de compañeros o amigos que sí lograron ingresar a la institución de su elección.

Esto puede aumentar los sentimientos de decepción entre los jóvenes, especialmente si comienzan a sentir celos y a compararse con sus compañeros, según el Children’s Hospital of Orange County (CHOC).

Incluso, muchos de ellos corren el riesgo de caer en una depresión. Los síntomas más comunes de este tipo de trastorno son:

• Dificultades para dormir
• Pérdida de interés en las actividades
• Un estado de ánimo triste
• Dificultades para concentrarse
• Cambios en el apetito
• Fatiga
• Expresar sentimientos de baja autoestima

Depresión, ¿cómo identificarla en tus colaboradores y apoyarles de forma efectiva?

¿Cómo ayudar a los jóvenes para enfrentar el rechazo?

Es fundamental que tanto las familias como las instituciones educativas reconozcan el impacto emocional que los exámenes de admisión pueden tener en los jóvenes y tomen medidas para apoyarlos. Estas son algunas estrategias clave:

1. Fomenta una perspectiva equilibrada

Es importante ayudar a los jóvenes a entender que un examen de admisión no define su valor ni determina todo su futuro. Es esencial transmitir el mensaje de que existen múltiples caminos hacia el éxito y que no obtener un lugar en una institución específica no es el fin de sus oportunidades.

Uno de los errores más comunes que hacen los padres es castigar a sus hijos o regañarlos. No obstante, esto los puede perjudicar aún más.

2. Brinda todo el apoyo emocional que puedas

Las familias y los docentes deben estar atentos a los signos de estrés y ansiedad en los jóvenes. Crear un ambiente de apoyo, donde se sientan escuchados y comprendidos, puede aliviar gran parte de la presión que sienten.

Es bastante útil normalizar las emociones negativas y recordarles que es natural sentirse nervioso o frustrado en esta etapa. Lo mejor es no obligarlos a poner buena cara ante este hecho doloroso.

3. Promueve técnicas de manejo de estrés

Enseñar a los jóvenes técnicas de manejo del estrés, como la respiración profunda, la meditación o la práctica de deportes, puede ser invaluable.

Estas herramientas no solo los ayudarán a enfrentar mejor los exámenes de admisión, sino que también les servirán en futuros desafíos académicos y profesionales.

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4. Ofrece alternativas educativas

Es importante que los jóvenes conozcan las diversas alternativas educativas disponibles, más allá de las instituciones más prestigiosas. Existen muchas opciones de educación de calidad que pueden ofrecerles las herramientas necesarias para desarrollar una carrera exitosa.

Fomentar la flexibilidad y la apertura a diferentes oportunidades puede reducir la presión de ingresar a una institución específica.

5. Fomenta una cultura de transparencia

Según Josh Webb, especialista en salud mental, hablar públicamente del rechazo universitario desafía la cultura del perfeccionismo y competencia.

“Al crear un espacio donde se valoran la autenticidad y la vulnerabilidad, aceptar públicamente estos rechazos ayuda a fomentar una comunidad de apoyo”.

Los estudiantes que comparten abiertamente sus rechazos cultivan una cultura que celebra el esfuerzo, la perseverancia y el coraje de buscar caminos no convencionales.

6. Cambia la narrativa sobre el rechazo

Webb también mencionó que transformar la narrativa de admisión a la universidad, empodera a los estudiantes para enfrentar y aprender del fracaso.

Esto les permitirá desarrollar resiliencia y fortaleza mental que les servirá durante toda su vida. Al adoptar caminos y oportunidades alternativas, los jóvenes descubren nuevas vías de crecimiento y éxito.

“Esto fomenta la autenticidad, la vulnerabilidad y la empatía dentro de comunidades donde antes la competencia dominaba la conversación”.