El legado de Quino, cuyo verdadero nombre es Joaquín Salvador Lavado Tejón, trasciende generaciones y fronteras. A través de su emblemático personaje, Mafalda, no solo se consolidó como uno de los caricaturistas más influyentes del mundo hispanohablante. También se convirtió en una leyenda.
Desde su creación en 1964, Mafalda ha sido mucho más que una tira cómica. Su creador utilizó a esta niña curiosa para abordar temas profundos de la sociedad y la política. Con una mirada crítica y a menudo humorística, este personaje refleja las inquietudes de una generación que vivía en medio de cambios políticos.
La relevancia de este gran personaje no se limitó a Argentina. Sus reflexiones sobre la paz, la justicia social, los derechos humanos y el medio ambiente resonaron con lectores de todo el mundo.
Las tiras cómicas de Quino fueron traducidas a más de 30 idiomas. Esto permitió que Mafalda se convirtiera en un símbolo universal de la búsqueda de un mundo mejor.
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Quino no solo fue el padre de Mafalda, s labor crítica lo transformó en uno de los pensadores latinoamericanos más importantes de la época actual. De hecho, seis años antes de su muerte, en 2014, recibió el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Este galardón coincidió con el 50 aniversario de la creación de su personaje más querido. Además, se convirtió en el primer caricaturista en recibir este gran honor.
“Por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento y porque su obra, Mafalda, colleja un gran valor educativo, el jurado decidió concederle el galardón a Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino”, se mencionó en la entrega.