Con la llegada de Liz Truss como primera ministra en Reino Unido, el mundo recordó a una de sus antecesoras más reconocidas, Margaret Thatcher, líder autocrática que tomó las decisiones más polémicas en su mandato.
Liz Truss asumió el cargo como primera ministra británica después de que su antecesor, Boris Jonhson, renunciara al puesto. Este acontecimiento hizo que el mundo recordara a una de las líderes y jefas del poder ejecutivo más reconocidas de esa nación: Margaret Thatcher.
El mandato de Thatcher, a quien también llamaron La Dama de Hierro, comenzó en 1979 y es reconocido por aplicar una política de radical de derecha, que hasta la fecha se conoce como Thatcherismo.
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El proyecto de nación que se llevó a cabo durante su periodo fue diseñado por la misma primera ministra; además de ella, nadie de su equipo pudo participar en su planeación y ejecución.
Este tipo de actitudes hicieron de Thatcher una de las máximas representantes del tipo de liderazgo autocrático.
Un líder autocrático es aquel que lleva el control de la toma de decisiones en su organización, lo cual puede ser beneficioso al agilizar y simplificar los procesos de una compañía, pero también puede hacer que los colaboradores se frustren debido a que sus ideas no son consideradas.
Aquellos directivos cuyo estilo de liderazgo es diferente al autocrático tienden a escuchar las opiniones de sus colaboradores, la cual puede ser un inconveniente durante un momento crucial en donde se necesita la toma rápida de decisiones en la compañía.
Estos líderes, al mantenerse siempre a la expectativa de las tareas que hace su equipo, hacen que sus colaboradores alcancen sus metas en un corto periodo de tiempo, lo cual siempre será benéfico para las compañías.
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Al revisar cada uno de los pasos que hacen sus colaboradores, este tipo de líderes siempre vigilarán que los estándares de calidad de lo que ofrece su empresa nunca decaiga.
Ciertamente, este tipo de lideres no son sensibles ante las necesidades de su fuerza laboral, sin embargo, siempre atienden cualquier dolencia que tenga la organización a la que representan haciendo lo necesario para su bienestar.
La misma sensibilidad que hace que estos líderes pongan en primer lugar la salud de la empresa hace que conozcan cada detalle de la misma para poder vigilar que esté funcionando todo de manera correcta.
Estos líderes están acostumbrados a dirigir su compañía en solitario, por lo tanto, las opiniones de sus colaboradores no son tomadas en cuenta durante su mandato.
Quienes trabajan al lado de estos líderes a menudo tienden a desarrollar niveles de estrés mucho más pronunciados, por lo tanto necesitan más días libres para cuidar su salud mental.
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Los líderes autocráticos, a pesar de ser estructurados en sus labores, tienden a decir lo que sienten. Esto suele ser negativo cuando su organización enfrenta una crisis, ya que en ese momento pueden llegar a herir los sentimientos de quienes lo rodean.
Al ser el líder la única persona que puede dirigir los proyectos y tomar decisiones importantes, su fuerza laboral puede sentirse alejada de la organización.
El ´éxito o fracaso de una empresa dependen enteramente de una persona ya que es la única que puede hacer elecciones. Esto significa que, si este líder, comete un error, todo un proyecto puede venirse abajo, sin importar los demás colaboradores o el tiempo y dinero invertidos en ´´él.