Kim Jong-un es el líder supremo de Corea del Norte, tiene personalidad autocrática y no permite la libertad de expresión en su territorio. Descubre algunos casos que ejemplifican su forma de gobernar.
Corea del Norte es catalogada como una de las potencias nucleares del mundo. De hecho, el Centro para el Control y la No Proliferación de Armas menciona que si bien, este país tiene bajo su poder únicamente 30 armas nucleares, el verdadero peligro reside en su impredecible libre Kim Jong-un.
“A pesar de las extremas presiones y sanciones internacionales, Corea del Norte ha llevado a cabo desafiantemente un programa de armas nucleares durante décadas”.
Esta es una de las razones por las que el líder supremo de Corea del Norte, nombre de su cargo oficial, es uno de los más temidos del mundo. Además, sus acciones y políticas tienen un gran impacto en la estabilidad de toda la región de Asia Oriental.
Los conflictos o tensiones en la península coreana pueden tener consecuencias significativas para países vecinos como China, Japón y Rusia. Sin embargo, también afecta a actores globales tan importantes como Estados Unidos.
China representa más del 90 por ciento de las importaciones y exportaciones totales de Corea del Norte. Sin embargo, en enero de 2020, cuando el COVID-19 se propagó por China, el país gobernado por Kim Jong-un un cerró sus fronteras y detuvo todo el comercio.
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El Índice de Libertad Económica califica a Corea del Norte como un estado represivo. Una de las mayores causas de ellos es su liderazgo dictatorial, este sigue sin estar dispuesto a abrir sus fronteras a países con otro tipo de ideologías o a reestructurar su economía.
“El Partido Comunista dicta todos los aspectos de la economía a través de la planificación central y la actividad empresarial es prácticamente imposible”.
La descripción de este país es una muestra del tipo de líder que es Kim Jong-un, uno que mantiene su mandato a través de medidas autocráticas. Muy pocas personas tienen injerencia sobre la forma en la que lleva el mando de la nación, una de ellas es su hermana, Kim Yo-jong, subdirectora del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido del Trabajo de Corea.
Esta política ayuda a su hermano a posicionar su gobierno y brinda a los ciudadanos mensajes en donde realza las acciones emprendidas por el líder supremo. Algunos académicos mencionan que ella sería la nueva dirigente de Corea del Norte en caso de que Kim Jong-un abandone su puesto o muera.
Por sus actitudes y el gran poder que tiene, el académico surcoreano, Sung-Yoon Lee, la nombró como la “mujer más peligrosa del mundo” en uno de sus análisis.
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El régimen de Kim Jong-un caracteriza por un control absoluto sobre todos los aspectos de la vida en el país, reflejando un liderazgo autoritario que no tolera disidencia ni oposición.
El Observatorio de Derechos Humanos explicó que las autoridades norcoreanas mantienen una temerosa obediencia mediante el uso de amenazas de tortura y ejecuciones.
“Se niega sistemáticamente libertades básicas, incluida la libertad de expresión, asociación y religión. El gobierno tolera el pluralismo y prohíbe los medios de comunicación independientes, las organizaciones de la sociedad civil y los sindicatos”.
A continuación se presentan cuatro ejemplos que ilustran la naturaleza autoritaria del régimen de Kim Jong-un:
El culto a la personalidad en torno a Kim Jong-un es omnipresente en Corea del Norte. Su imagen está en todas partes, desde gigantescos retratos en las calles hasta monumentos que lo representan como un líder infalible y venerado.
Se le atribuyen cualidades sobrehumanas y se le considera un salvador del país, lo que refuerza su autoridad y legitima su gobierno de manera incuestionable.
#COREA 🇰🇵
— Asiablog.it (@Asiablog_it) February 17, 2024
Ieri i nordcoreani hanno deposto fiori davanti alle gigantesche statue degli ex leader Kim Il Sung e Kim Jong Il a Pyongyang: si celebrava l'82esimo anniversario della nascita di Kim Jong Il, il defunto padre dell'attuale leader Kim Jong Un.pic.twitter.com/qBCGtwCX5S
Cualquier forma de oposición política o expresión de descontento es severamente reprimida en Corea del Norte. Los ciudadanos que se atreven a cuestionar el régimen o mostrar cualquier signo de deslealtad enfrentan detenciones arbitrarias.
La red de campos de prisioneros políticos en el país es una muestra de la brutalidad con la que el régimen de Kim Jong-un silencia a sus críticos.
De acuerdo con Amnistía Internacional, los castigos y torturas en los campos van desde ejecuciones hasta la privación del sueño.
Las ejecuciones se realizan por fusilamiento o ahorcamiento y tienen lugar en las prisiones. La organización tiene conocimiento de un caso en el que un niño de 13 años fue recluido en una celda de aislamiento durante ocho meses. Otras torturas incluyen privación del sueño, colocación de trozos de bambú afilados bajo las uñas, esposamiento y suspensión por las muñecas.
Los medios de comunicación en Corea del Norte están completamente controlados por el Estado y sirven como herramienta de propaganda para glorificar a Kim Jong-un y su gobierno.
No hay libertad de prensa ni acceso a información independiente. Cualquier contenido que no esté alineado con la narrativa oficial es censurado y castigado. Los periodistas que desafían esta censura enfrentan graves consecuencias.
En 2017 un tribunal norcoreano condenó a muerte a dos periodistas surcoreanos por “insultar gravemente la dignidad” del país. Esto después de revisar y entrevistar a los autores británicos de un libro sobre la vida cotidiana que viven los habitantes de la nación gobernada por Kim Jong-un.
El régimen de Kim Jong-un ha establecido un sistema de castas que determina el estatus social y las oportunidades de los ciudadanos. Aquellos considerados leales al régimen reciben privilegios y beneficios, mientras que los disidentes y sus familias son marginados y discriminados.
Este sistema refuerza la lealtad hacia el líder y perpetúa su control sobre la sociedad.
“Centrado en el origen del nacimiento, este sistema de castas dirigido por los partidos es la causa fundamental de la discriminación y los abusos humanitarios”, según el libro Marked for Life: Songbun.