El impuesto rosa encarece productos para mujeres sin justificación real. Descubre cómo impacta su economía y cómo evitarlo con consumo consciente.
Las mujeres no solo enfrentan una brecha salarial persistente, también deben cargar con un sobreprecio en productos y servicios diseñados específicamente para ellas, a esto se le conoce como impuesto rosa.
Este gravamen adicional se aplica desde juguetes hasta productos de higiene personal. Diversos estudios han revelado que los artículos dirigidos al mercado femenino suelen ser más costosos que los similares para hombres, aun cuando cumplen exactamente la misma función.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosSe trata de una práctica normalizada durante décadas y que impacta directamente en la economía personal de las mujeres.
Ante esta realidad, el Foro Económico Mundial lleva años pidiendo a los gobiernos eliminar el impuesto rosa como un paso fundamental para garantizar la participación económica plena y equitativa de las mujeres.
Romper con estas barreras invisibles no solo es un acto de justicia, sino una condición indispensable para construir sociedades más igualitarias y sostenibles.
Cuando las mujeres calificadas se resisten a convertirse en líderes
Un estudio del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York reveló una dura: ser mujer cuesta más.
Tras comparar casi 800 productos, desde juguetes hasta artículos de cuidado personal, se concluyó que las versiones femeninas son en promedio 7 por ciento más caras que las masculinas.
En México, la situación también es preocupante. En 2019, Profeco realizó un estudio en el que concluyó que los productos dirigidos a mujeres pueden costar hasta 17.2 por ciento más que los destinados a hombres, aun siendo prácticamente iguales.
Se debe tomar en cuenta que los datos actuales pudieron haber cambiado, aunque eso no significa que el impuesto rosa haya disminuido. Se cuela en los estantes y se refleja en cada ticket, reforzando una desigualdad que empieza en el consumo cotidiano.
Las diferencias de precio entre productos pueden responder a factores como mercadotecnia o disponibilidad, pero cuando se trata de versiones idénticas con sobreprecio por género es importante poner atención a estos sesgos sociales.
Muchos productos etiquetados como “para mujer” solo se distinguen por el color o el diseño, no por su funcionalidad. Ante esto se recomienda practicar un consumo más estratégico:
El primer paso para combatir esta desigualdad en México se dio el 1 de enero de 2022, cuando se modificaron los precios de gestión menstrual un 10 por ciento por parte de Profeco. ¿Qué productos bajaron por esta medida?
Si bien no es una solución que acabe con el impuesto rosa, se trata de un inicio.
La menstruación en este contexto, continúa como un tabú que limita oportunidades, especialmente para niñas y adolescentes, ante esto la UNICEF ha creado diversos programas en pro a las personas menstruantes en México.
Además, la UNICEF impulsa acciones clave para garantizar la salud menstrual, especialmente en contextos vulnerables.
¿Por qué el voto de las mujeres es tan valioso en México?