Los votantes y grandes donadores políticos demócratas creen que Kamala Harris es la persona adecuada para afrontar a Donald Trump, pero ¿está lista para hacerlo?
En la política se dice que un mes puede ser una eternidad. En el caso del panorama político de Estados Unidos un mes lo cambió todo, inclusive tres días bastaron para derrumbar la estrategia que el partido republicano había planeado de una manera meticulosa.
Su estrategia se basaba en crear un contraste visual en el que Donald Trump representaría al candidato con la energía, vigor y entusiasmo necesario para liderar al país por los próximos cuatro años.
El atentado contra su vida y la ahora famosa imagen levantando sus brazos gritando “fight, fight, fight” fortalecieron esa narrativa. Tan solo dos días después del atentado vino la Convención Nacional Republicana y la avalancha de ataques políticos hacia la capacidad mental y la edad del presidente Biden.
Trump orgullosamente anunció a J.D. Vance como su elegido para la vicepresidencia y aunque su discurso final tuvo un tinte diferente, al final fue más de lo mismo que hemos venido a esperar de él.
Un discurso incoherente y plagado de ataques políticos a sus enemigos, un mensaje de odio hacia los inmigrantes, y una narrativa negativa del futuro económico del país.
El mensaje era que solo él y J.D. Vance podrían salvar a “América” de los males que los demócratas han promulgado.
De manera objetiva, al concluir la convención nacional republicana no se podía criticar su organización, orden, alineación ideológica y que los mensajes claves habían tenido el efecto deseado.
¿Qué tiene que ver Kamala Harris con los delegados y por qué los debe convencer?
El panorama para el presidente Biden y el partido demócrata no era nublado, era negro, y la imagen de un Biden debilitado solo se fortaleció con su diagnostico de COVID.
En los días y semanas después de su catastrófica actuación en el debate presidencial, Biden y su equipo se aferraron a no abandonar la campaña.
La división entre lideres del partido y el deseo de los votantes a nominar a un candidato diferente se convertía en un obstáculo que hundiría las posibilidades del partido no solo a nivel presidencial, sino también en el congreso y el senado – dándole a Trump y a los republicanos una victoria absoluta.
Biden había recientemente declarado que “solo Dios mismo” los haría abandonar la campaña, pero conversaciones claves con Nancy Pelosi (exlíder minoritaria del congreso), Chuck Schumer (líder mayoritario del senado) y Hakeem Jeffries (líder minoritario en el congreso), en las que le mostraron resultados de encuestas a niveles estatales e inclusive en distritos claves para ganar la mayoría en el congreso y retener control del senado no lo favorecían.
Fue entonces que Biden tomó la valiente e histórica decisión de abandonar la nominación del partido, no sin antes nombrar a su vicepresidenta Kamala Harris como su sucesora.
Esto es lo que los republicanos nunca esperaron y así de rápido los demócratas, unidos, les voltearon la narrativa. Trump se encargaba de Biden y Vance de Kamala Harris, ahora no será así.
En las horas después del anuncio de Biden la noticia se enfocó casi exclusivamente hacia quiénes podrían ser las o los posibles candidatos para la nominación, incluyendo a Harris misma.
Esto solo duró un día, y cada uno de los posibles candidatos y lideres del partido fueron declarando públicamente su apoyo hacia Harris para tomar la nominación.
Kamala Harris es la candidata elegida y será la candidata nominada en la Convención Nacional Demócrata. 1,980 delegados demócratas es el número mágico que Kamala Harris debe obtener antes del 7 de agosto.
El partido demócrata organizará un voto virtual entre sus delegados para evitar contradicciones con los códigos electorales de California, Ohio, Washington, Montana, y Oklahoma que podrían evitar que Kamala Harris aparezca como la candidata presidencial en las papeletas electorales de esos estados.
Esto será solo una formalidad y también facilitará la logística de su convención en agosto. El partido quiere llegar a la convención como un partido unido, con una candidata decidida, sin dudas, con un mensaje claro y lista para llevarle la pelea del tu a tu a Donald Trump.
Si su primer discurso político es la muestra de lo que veremos, Trump no tendrá con que contrarrestar los argumentos y la narrativa de Harris.
Ayer en Wisconsin (un estado indeciso y clave para ganar la presidencia), la vicepresidenta dio un discurso apasionante en el que calló a sus críticos y nos hizo recordar aquellos discursos de Barack Obama en los que predominaba el pragmatismo, la lógica, y la voluntad de salir adelante como un país unido y con un mensaje positivo – no lleno de miedo y xenofobia como los de Donald Trump y J.D. Vance.
También nos dio una previa de lo que serán sus ataques hacia Donald Trump.
Usó su experiencia como fiscal del estado de California para presentar a Trump como un depredador y abusador de mujeres, como un fraude al nombrar fallidos negocios como Trump University, y como un tramposo que ha tratado de utilizar el sistema legal para su propio beneficio.
Categorizándose como una exfiscal, Harris declaró que:
“Yo conozco el tipo de personas como Donald Trump.”
Ouch, hasta a mí me dolió.
En una era de informática en que la noticia de ayer se olvida rápidamente, la edad de Biden ya dejo de serlo y ahora le toca a Trump defender esa narrativa.
Sus discursos incoherentes no le ayudaran, y con los puntos en su contra que presentó Harris, no es difícil visualizar a un Trump furioso en el próximo debate sin poder dar respuestas claras.
Al terminar su discurso estoy seguro de que la mayoría de los demócratas suspiraron con tranquilidad. Uno de los puntos que terminaron de convencer a Biden de abandonar su campaña fue la falta de nuevas donaciones políticas. Los “peces gordos” ya no estaban dispuestos a dar más de su dinero a un esfuerzo que parecía estar derrotado.
El nombramiento de Harris cambió eso en menos de dos días. En ese lapso, más de 100 millones han sido donados, abatiendo récords, y es notorio que la campaña indica que el 62 por ciento de estas donaciones vienen de personas que nunca han donado anteriormente.
Esto es una clara indicación de que los votantes y grandes donadores políticos demócratas creen que Harris es la persona adecuada para afrontar a Donald Trump.
Otro punto a favor es su postura hacia los derechos reproductivos de las mujeres. El voto femenino es crucial para ganar esta elección, y eso fortalece a Harris.
Desde que la Corte Superior de Estados Unidos revirtió el caso de Roe v. Wade en el que se le garantizaba el derecho al aborto a nivel federal, la vicepresidenta ha tomado el liderazgo de este tema.
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Si, los puntos mencionados dan una ventaja a Harris sobre Trump, pero los republicanos también tienen temas que la debilitan.
Su más grande crítica será como ha manejado la crisis migratoria en la frontera sur del país.
Este es un tema fundamental para los argumentos republicanos y Kamala Harris fue asignada de manera inequívoca por Biden como la persona responsable de solucionar el tema.
Los reportes más recientes indican que las detenciones en la frontera han disminuido los últimos tres meses, pero se puede argumentar que eso ha sido porque Biden emitió una orden ejecutiva (similar a la de Trump) que prohíbe a personas que buscan asilo a esperar por su audiencia en los Estados Unidos.
Otro tema importante que no fortalecerá a Harris es la economía. No hay muchas cosas en las que estaré de acuerdo con el partido republicano, pero el hecho de que más de 60 por ciento de la población de Estados Unidos vive cheque a cheque no se puede negar.
Biden y Harris podrán nombrar muchas cifras económicas, incluyendo la baja tasa de desempleo, records en la bolsa de valores, pero a los votantes no les da la impresión de que ellos se estén beneficiando económicamente.
Sí, las ideologías políticas son importantes, pero al final la gente vota conforme a su bolsillo y ahí es donde Harris y su equipo se deben de enfocar y no solo nombrar esas cifras, sino dar soluciones y planes para el futuro y hacerle sentir al votante que su bolsillo es su mayor prioridad. Trump está listo para ese argumento, ¿lo estará Harris?
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