¿No estás harto de que todo el mundo te quiera vender, de que todos digan que son los mejores? ¿Y si dejamos de comunicar para vender y lo hacemos para generar curiosidad?
Una horda de zombies te persigue por todas partes. Se llaman anuncios publicitarios y aparecen por todos lados: en tu celular, en tu computadora, en la radio, en la TV, en las calles, debajo de las piedras… Cada 10 segundos tu cerebro recibe un nuevo impacto publicitario y llegan a ser más de 8 mil cada día, lo que aplasta tu atención, aturde tu mente y destruye tu creatividad.
Todos –tú también– huimos de ellos. Estamos hartos, abrumados de sus mensajes que nos aseguran ser el mejor producto o servicio del mundo mundial, que nos van a cambiar la vida, que resolverán todos nuestros problemas.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosLa verdad es que la mayoría de ellos son irrelevantes, en especial para las nuevas generaciones: hasta 75 por ciento de las personas considera los anuncios de TV nada relevantes.
Pese a ello, la industria del marketing digital alcanzó un valor de 363.05 mil millones de dólares en 2024 y se prevé que crecerá a una tasa anual del 13.1 por ciento los próximos años, para alcanzar un valor de 1,099.34 mil millones de dólares en 2034.
El marketing en su conjuntó, sin incluir la publicidad pagada directa, se valoró en 984.5 mil millones de dólares en 2024.
Lo veas como lo veas: ¡es una locura! La publicidad y el marketing están llegando a un punto de no retorno, pues cada vez consiguen menos el objetivo para el que fueron creados: que las personas compren más.
¿Qué pasaría si dejamos de entender la comunicación como una vía para venderle algo a alguien? ¿Qué lograríamos si en lugar de comunicar para vender lo hacemos para provocar la curiosidad del otro?
Por esta razón mi propuesta –que comparto en mi libro ¿Quién mató al Storytelling?– para restablecer una comunicación real y efectiva entre las marcas y sus audiencias se llama Narrativas Inteligentes, donde la base es volver al origen de la comunicación humana: primero escuchar las necesidades de tu audiencia, después generar un rapport (crear un puente entre esa audiencia y tú), mostrarle empatía y, al final, contarle una historia transparente, coherente, consistente y con un factor heroico que la haga única.
“Encontrar empatía es un desafío difícil, pero también la razón más humana por la que contamos historias”, dice Amanda Gorman, poeta y autora de The Hill We Climb y Call Us What We Carry.
¿Por qué estamos matando al storytelling?
Pero seguro que te preguntas qué elementos o piezas deben tener esas narrativas inteligentes para que sean efectivas y generen curiosidad en tus audiencias. Yo lo llamo La Estrategia del Pulpo. Se trata de un un viaje profundo hacia dentro del origen de la organización o de la persona para tratar de responder ocho preguntas clave o “tentáculos”:
En la siguiente entrega te contaré sobre las ocho piezas que surgen de estas preguntas y cómo, al combinarlas de forma adecuada, puedes desarrollar el Universo Narrativo de tu marca personal o corporativa.
Mientras tanto, te dejo con esta frase de Amanda Gorman que sintetiza muy bien por qué ya no queremos publicidad, pero sí queremos historias porque son la esencia de la comunicación humana:
“A menudo, explicamos y expresamos para que nos vean o para que los demás puedan empatizar con nosotros. A menudo, persuadir de manera efectiva significa realmente ponerse en el punto de vista del otro. A menudo, entretenemos para brindar alegría y luz no sólo a nuestra audiencia, sino a nosotros mismos como creadores.”
Storytelling: Sin crisis no hay historia