El homopreneur encarna el equilibrio entre instinto, estrategia y propósito, demostrando que el verdadero progreso ocurre cuando la innovación se alinea con el impacto social.
Desde los inicios de la humanidad, el impulso por crear, innovar y sobrevivir ha acompañado al ser humano. A lo largo del tiempo, este instinto se ha transformado en lo que hoy llamamos “emprendimiento”.
Desde las cavernas hasta la era digital, el emprendedor ha evolucionado, adaptándose —como diría Charles Darwin— no por ser el más fuerte o el más inteligente, sino por su capacidad de ajustarse al cambio.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosEn México los emprendedores son sinónimo de resiliencia, adaptabilidad y perseverancia.
Esta realidad se ve reflejada en el Censo Económico 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ya que la economía mexicana no está sostenida por grandes corporativos, sino por 5.5 millones de negocios pequeños que día a día sacan adelante al país.
Por otra parte, datos de Remitly, proveedor de servicios financieros digitales, la pasión de los mexicanos por seguir sus sueños lleva al país a colocarse entre los 15 países con más espíritu emprendedor a pesar de la falta de acceso a financiamiento y poca gestión empresarial.
El top 5 está integrado por Sudáfrica, Reino Unido, Irlanda, India y España.
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Sin duda, este viaje evolutivo de la persona que inicia un negocio puede entenderse como una sucesión de etapas que reflejan cómo las habilidades humanas se han refinado hasta llegar al perfil del homopreneur, el emprendedor moderno que equilibra propósito, innovación y liderazgo consciente.
A continuación, te comparto las etapas de este personaje que mueve, desde la prehistoria hasta a actualidad, la economía mundial:
En los inicios de la humanidad, la supervivencia dependía de la capacidad para cazar, recolectar y protegerse del entorno. Esa primera forma de emprendimiento se sustentó en la observación, la cooperación y la creatividad aplicada a herramientas rudimentarias.
Del mismo modo, el emprendedor actual debe leer su entorno, adaptarse a los cambios y encontrar soluciones innovadoras a los desafíos cotidianos. El trabajo en equipo sigue siendo vital, y la capacidad de reinventarse frente a la incertidumbre es una cuestión de supervivencia empresarial.
La transición hacia la agricultura y la ganadería marcó un punto de inflexión: la humanidad aprendió a planear a largo plazo, dominar los ciclos de la naturaleza y desarrollar habilidades específicas.
De esta etapa, el emprendedor moderno hereda la importancia de planificar estratégicamente, establecer metas claras y dominar su nicho de mercado. Comprender los ciclos del mercado y anticipar disrupciones resulta tan esencial como prever la cosecha o el clima en tiempos antiguos.
El surgimiento del comercio impulsó el desarrollo de la negociación, la exploración y la construcción de cadenas de suministro.
Los mercaderes aprendieron a leer a las personas, hacer trueque, utilizar el cacao, especias o metales preciosos como monedas de cambio, a valorar los recursos y a descubrir oportunidades más allá de su territorio, etc.
Hoy, esa mentalidad sigue vigente: el emprendedor debe dominar el arte de vender, abrir nuevos mercados y tejer relaciones sólidas. Negociar, conectar y expandirse son habilidades que siguen marcando la diferencia en la economía global.
La Revolución Industrial redefinió la eficiencia, así como la fabricación masiva y a gran escala de bienes. Las máquinas, como la imprenta y la máquina de vapor, la organización del trabajo y la tecnología transformaron la manera de producir y gestionar los negocios.
El emprendedor contemporáneo puede aprender de esta era la importancia de optimizar procesos, automatizar lo repetitivo y aprovechar las innovaciones tecnológicas para crecer. Escalar operaciones sin perder calidad y buscar mejoras constantes son los nuevos motores de competitividad.
El salto hacia la era digital abrió un universo de posibilidades. El mundo se volvió un gran mercado interconectado, donde la información, las ideas y los productos viajan a la velocidad de un clic o touch de distancia.
Hoy, tener presencia en línea no es opcional: es vital. La tecnología permite llegar a audiencias globales, medir resultados y construir comunidades alrededor de una marca.
En la era de la transformación digital, la clave está en mantenerse ágil, innovar constantemente y entender al consumidor hiperconectado que exige inmediatez, relevancia y autenticidad.
Este tipo de emprendedor representa la síntesis de toda la evolución anterior, ya que combina el instinto del cavernícola, la visión estratégica del agricultor, el hambre de conquista del comerciante, la eficiencia de la era industrial y la conexión digital del presente, pero con un componente diferencial: el propósito.
Ya no se trata solo de generar ingresos, sino de crear impacto positivo en las personas, liderar con empatía y construir negocios sostenibles. Este nuevo perfil usa la tecnología como herramienta para potenciar su creatividad, conectar con su comunidad y escalar sus ideas sin perder su esencia humana.
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La historia del emprendimiento es, en realidad, la historia de la adaptación humana.
Cada etapa nos ha legado una lección sobre cómo avanzar en contextos cambiantes. En palabras del rapero y actor estadounidense 2Pac: “
Tú creces, todos crecemos, estamos hechos para crecer. Tú o evolucionas o desapareces”.
Hoy, el homopreneur encarna el equilibrio entre instinto, estrategia y propósito, demostrando que el verdadero progreso ocurre cuando la innovación se alinea con el impacto social.
Y tú, ¿sigues cazando oportunidades, cultivando ideas o ya estás construyendo tu legado como homopreneur?
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