El liderazgo educativo ante la Inteligencia Artificial exige desaprender, innovar y guiar con humildad, impulsando una cultura de aprendizaje continuo.
El desarrollo de Inteligencia Artificial (IA) actual, donde la velocidad del cambio supera la capacidad humana de asimilación, el liderazgo educativo enfrenta un desafío decisivo: aprender a desaprender.
En el ámbito universitario, esto significa más que adoptar tecnología o rediseñar programas; implica un cambio de mentalidad, una disposición a cuestionar las prácticas que durante años fueron sinónimo de calidad y prestigio.
Hoy, los líderes académicos deben guiar procesos donde la reflexión, la innovación y la humildad intelectual se convierten en las nuevas competencias esenciales.
El aprendizaje organizacional nos otorga referencias para comprender transformación. Argyris y Schön (1978) diferenciaron el aprendizaje de un solo bucle —centrado en la corrección de errores— del aprendizaje de doble bucle, que examina los supuestos y valores subyacentes de una organización.
En este sentido, liderar una universidad en la era de la IA exige un aprendizaje de doble bucle institucional: no basta con digitalizar procesos o incorporar plataformas, sino que es necesario replantear las creencias que sostienen nuestra forma de enseñar, aprender y evaluar.
El 89% de los universitarios ya usa IA generativa, ¿qué pueden hacer los docentes?
El liderazgo universitario debe adoptar un enfoque pedagógico y sistémico
En nuestra universidad, este proceso ha tomado forma a través del ecosistema Pottencia, una estrategia integral diseñada para impulsar el desarrollo de competencias adaptativas y digitales en toda la comunidad universitaria.
Pottencia no es un proyecto tecnológico, sino un espacio de desaprendizaje colectivo, donde docentes, estudiantes y colaboradores redescubren su papel en una institución que evoluciona junto con la sociedad.
Apoyados de micro certificaciones, masterclasses, y procesos de actualización docente, hemos aprendido que el verdadero cambio no surge de imponer nuevas herramientas, sino de invitar a las personas a desaprender viejas certezas.
Cada clase rediseñada, cada experiencia formativa renovada, representa una oportunidad para cuestionar las rutinas que antes funcionaban, pero que hoy requieren ser transformadas por la irrupción de la IA.
Peter Senge (1990) planteaba que las organizaciones que aprenden son aquellas donde las personas amplían continuamente su capacidad de crear los resultados que realmente desean.
Bajo esta visión, el liderazgo universitario debe adoptar un enfoque pedagógico y sistémico, en el que los directivos no sean simples administradores del cambio, sino facilitadores de aprendizaje colectivo.
Desaprender, en este contexto, no es una pérdida, sino una liberación cognitiva. Nonaka y Takeuchi (1995) afirmaron que el conocimiento organizacional se genera en un ciclo constante entre lo tácito y lo explícito.
En estos momentos, este ciclo se acelera gracias a la IA, pero la función del liderazgo sigue siendo profundamente humana: interpretar, contextualizar y dotar de sentido los aprendizajes automatizados.
La implementación de nuestro ecosistema Pottencia ha permitido vivenciar estos principios. Por ejemplo, los docentes integran el uso ético de herramientas de IA generativa, fomentando el pensamiento crítico en lugar del uso pasivo de la tecnología. Los estudiantes renuevan su interacción con el docente donde se promueve el uso de la IA como herramienta de aprendizaje, y el personal administrativo se ha sumado a procesos de formación continua que fortalecen la cultura de aprendizaje institucional.
En este sentido, la pedagogía del liderazgo en la era de la IA consiste en enseñar a aprender de nuevo. Argyris (1991) lo expresaba claramente: las organizaciones inteligentes son aquellas que reconocen sus errores y los transforman en oportunidades de mejora.
Aprender a desaprender es, finalmente, un acto de liderazgo ético. Supone guiar con ejemplo, reconocer la incertidumbre y abrir espacios para la experimentación responsable.
La pedagogía del liderazgo en la era de la IA se ha convertido en un catalizador: un punto de encuentro donde la tecnología se combina con la pedagogía, y donde el liderazgo se concibe como una práctica de acompañamiento, no de control.
Desaprender es el primer paso para seguir aprendiendo, la universidad tiene el deber y el privilegio de ser guía, laboratorio y ejemplo de lo que significa aprender a aprender de nuevo.
ACERCA DEL AUTOR
Roberto Efraín Saldaña Coronado es rector académico del Centro Universitario UTEG.
NOTA DE LA EDITORA
Este artículo forma parte de las alianzas editoriales entre MIT Sloan Management Review México y diversas universidades e instituciones de prestigio comprometidas con la generación y difusión del conocimiento en México y América Latina.
A través de estas colaboraciones, MIT SMR México impulsa la divulgación de ideas, investigaciones y perspectivas que fortalecen el liderazgo, la innovación y el aprendizaje en la región.
REFERENCIAS (4)
Argyris, C. (2008). Teaching smart people how to learn. Harvard Business Review, 69(3), 99–109.
Argyris, C., & Schön, D. A. (1978). Organizational learning: A theory of action perspective. Addison-Wesley.
Nonaka, I., & Takeuchi, H. (1995). The knowledge-creating company: How Japanese companies create the dynamics of innovation. Oxford University Press.
Senge, P. M. (1990). The fifth discipline: The art and practice of the learning organization. Doubleday.
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