Descubre si en tu lugar de trabajo hay un Mojo Jojo o una Princesa, y conoce algunas técnicas para neutralizar a estos colaboradores tóxicos que afectan la dinámica de tu equipo.
No todos los villanos están en la ficción. En cada episodio de Las chicas superpoderosas aparecen antilíderes dispuestos a sembrar el caos en Townsville, sin embargo, estos perfiles también son muy comunes en la oficina.
Los villanos de Las chicas superpoderosas como Mojo Jojo, HIM (Él), Princesa Morbucks, Fuzzy Lumpkins (Peludito) y la Banda Gangrena son un espejo de lo que ocurre en el mundo laboral y representan actitudes humanas que pueden aparecer en cualquier empresa y afectar sus dinámicas.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosPor ello, es importante que los líderes sepan cómo neutralizarlos con la finalidad de garantizar entornos laborales sanos y evitar una fuga de talento.
De no hacerlo, pueden llegar a frenar el desarrollo de sus colaboradores y generar tensiones entre ellos.
Esto es clave, tomando en cuenta que el 70 por ciento del compromiso de los empleados está directamente vinculado al desempeño de su líder, muestran datos del reporte State of the Global Workplace.
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Los antilíderes viven en las oficinas y se disfrazan de compañeros o jefes. Identificarlos y neutralizarlos se debe convertir en una estrategia de supervivencia corporativa para cualquier líder que busque fortalecer el bienestar de su equipo en general.
Mojo Jojo es el archienemigo de Las chicas superpoderosas. Su mente brillante está enfocada en un solo objetivo: el poder.
En la oficina, este personaje representa al antilíder controlador, aquel que quiere tener el monopolio de las ideas y acaparar decisiones.
Se trata de un perfil que desconfía del trabajo en equipo y frena la innovación.
Estudios demuestran que los estilos de liderazgo controladores o autoritarios frenan significativamente la creatividad y la innovación (hasta un 30 por ciento) al desalentar la toma de riesgos, la comunicación abierta y el intercambio de ideas diversas.
La clave para neutralizar a este perfil es fomentar procesos de colaboración transparentes, donde las decisiones se validen colectivamente y no recaigan en una sola persona.
HIM, o también conocido solo como Él, es un personaje demoníaco, extravagante y temido. En el mundo laboral, encarna al antilíder manipulador: alguien que utiliza el miedo o la intimidación para lograr obediencia.
Su presencia deteriora la confianza y provoca un ambiente tóxico entre los compañeros de la oficina.
Este tipo de figura puede aumentar la rotación de personal. Datos de la SHRM (Society for Human Resource Management) muestran que el 58 por ciento de los empleados renuncia por problemas con sus jefes directos.
Incluso, el mismo estudio revela que las culturas tóxicas en el lugar de trabajo pueden llegar a costar hasta 223 mil millones de dólares a los empleadores.
Para enfrentarlo, las empresas deben establecer canales claros de denuncia y políticas de “cero tolerancia” frente al acoso psicológico.
La Princesa Morbucks es una niña rica que quería ser una Chica Superpoderosa y refleja al colaborador que busca reconocimiento sin esfuerzo.
En la oficina, este perfil suele apropiarse de logros ajenos o exigir ascensos basados en favoritismos, no en resultados.
Joblist encuestó a mil colaboradores a tiempo completo sobre su perspectiva sobre las preferencias de sus jefes y descubrió que más de 1 de cada 5 empleados renunciaron, o consideraron renunciar, tras ser ignorados para un ascenso.
Neutralizar a esta “Princesa” implica reforzar políticas de meritocracia, evaluaciones objetivas de desempeño y una cultura de transparencia en las oportunidades de crecimiento.
Fuzzy Lumpkins, o también conocido como Peludito, vive en las montañas, aislado, y reacciona con violencia cuando siente que invaden su espacio.
En la oficina, se parece a esos antilíderes que rechazan el trabajo en equipo, se aíslan y responden de manera defensiva a cualquier crítica.
Aunque puedan parecer inofensivos, generan descoordinación y rupturas en el flujo de comunicación.
La solución es fomentar espacios de diálogo, acompañamiento y, en algunos casos, capacitación en habilidades blandas.
La Banda Gangrena, un grupo de matones verdes, representa a esos clanes en la oficina que generan caos en grupo.
Son los que esparcen rumores, se resisten al cambio y bloquean cualquier indicación de su líder. Estos antilíderes colectivos pueden dañar la moral del equipo.
Un colaborador “desconectado” cuesta en promedio un 34 por ciento de su salario anual a la empresa.
Para contrarrestarlos, la clave es integrar proyectos transversales, rotación de equipos y líderes que incentiven la cohesión en lugar de permitir la formación de bandos.
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