Descubre cómo las personas que salen de prisión pueden acceder a empleos dignos en empresas y organizaciones que ofrecen apoyo para una reinserción exitosa.
Salir de prisión no significa tener una segunda oportunidad laboral de manera automática. Para muchas personas, conseguir trabajo tras cumplir su condena es uno de los mayores desafíos.
La falta de oportunidades aumenta el riesgo de reincidencia, generando un círculo vicioso de exclusión y marginalidad.
Sin embargo, cada vez más empresas e iniciativas buscan cambiar esta realidad, apostando por la reinserción laboral como un motor de transformación social.
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Diversas instituciones públicas y privadas han implementado programas que facilitan la inserción de personas que salen de prisión en el mercado laboral.
En México, el Instituto de Reinserción Social ofrece capacitación en oficios y vinculación con empresas.
Por otro lado, existen organizaciones que trabajan con personas exprivadas de libertad para brindarles herramientas de empleo.
A nivel internacional, programas como Second Chance en Estados Unidos han demostrado que brindar oportunidades laborales reduce significativamente la reincidencia.
Según el Urban Institute, los exreclusos que consiguen empleo en el primer año tras su liberación tienen un 42 por ciento menos de probabilidades de reincidir.
Algunas empresas han comprendido la importancia de dar empleo a personas que salen de prisión.
En México, Bimbo y Grupo Modelo han impulsado programas de contratación inclusiva.
También destacan iniciativas de empresas como Cemex, que ofrece programas de reinserción en sus plantas de producción, y ManpowerGroup, que ha desarrollado esquemas de capacitación y colocación laboral.
Empresas de manufactura, logística y construcción son sectores clave que han abierto sus puertas y ofrecen salarios que van desde los 6 mil hasta 12 mil pesos mensuales, dependiendo del puesto y la experiencia.
Además de la remuneración, algunas de estas empresas incluyen prestaciones como seguro social, vales de despensa, capacitación continua y acceso a programas de desarrollo personal.
En el sector restaurantero, cadenas como Toks y El Globo han integrado en sus equipos a personas que buscan una segunda oportunidad, proporcionándoles estabilidad económica y crecimiento profesional.
En Estados Unidos, corporaciones como Dave’s Killer Bread y Butterball Farms también han abierto sus puertas a exreclusos, demostrando que la contratación sin prejuicios genera empleados leales y comprometidos.
Para que más personas que salen de prisión accedan a empleos dignos, es fundamental eliminar estigmas y fortalecer programas de capacitación.
Algunas acciones clave incluyen:
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