Mientras que la eficacia es sinónimo de alcanzar las metas, la eficacia dicta que se tiene que hacer, pero con menos recursos. ¿Sabes cómo puedes aplicar ambos conceptos en tu trabajo? Descúbrelo.
Los líderes y colaboradores muchas veces confunden tres conceptos que son esenciales para impulsar la productividad. La realidad es que, a pesar de que estas palabras se parezcan en incluso empiecen con la misma vocal, la eficiencia, eficacia y efectividad son diferentes.
De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), eficiencia es la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos. Por su parte, la eficacia es el talento de lograr el efecto que se desea o se espera.
Por último, el diccionario sugiere que eficacia y efectividad pueden tomarse como sinónimos.
Pese a este último caso, la principal diferencia entre eficiencia y eficacia (o efectividad) tienen un componente que las hacen ser habilidades completamente distintas. En la primera, se espera ver un resultado medible y positivo con una menor inversión de recursos, ya sean tiempo, espacio o insumos.
Eficiencia, eficacia y equilibrio: los tres pilares del trabajo del futuro y cómo aplicarlos
La eficiencia es un concepto de gestión con una larga tradición. Va desde la gestión científica hasta la reingeniería de procesos de negocio.
La London Business School explica que, a principios del siglo XX, el ingeniero Harrington Emerson argumentó que una organización eficiente era un requisito previo necesario para la eficiencia de las tareas y los procesos.
“Rechazando la metáfora mecánica de la gestión científica, Emerson concibió una organización orgánica donde la eficiencia era un hecho natural”.
Este concepto puede materializarse de varias formas en el trabajo. La primera de ellas es con el cumplimiento de objetivos y plazos. Lograr los objetivos establecidos en el tiempo previsto o incluso antes demuestra que los colaboradores saber gestionar su tiempo y recursos.
También queda en relieve cuando un equipo ofrece la mejor calidad en su trabajo. Esto, al producir resultados de alta calidad con un mínimo de errores o retrabajo indica eficiencia en la ejecución de tareas.
Con la irrupción de las nuevas tecnologías, la eficiencia también puede demostrarse a través de la propuesta y aplicación de nuevas ideas o métodos que mejoren los procesos de trabajo.
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Cuando se trata de eficacia, hay que hacer lo correcto . En otras palabras, se trabaja eficazmente cuando las medidas tomadas conducen al objetivo deseado.
Según la International Association of Project Managers (IAPM), A diferencia de la eficiencia, la eficacia se considera más cualitativa. Se trata del objetivo y la pregunta que debe hacerse en este contexto es: ¿Se ha logrado el objetivo?
“De antemano, existe una especificación que establece lo que se espera del proyecto. Si se han cumplido todos los elementos registrados en la especificación, entonces se ha logrado el objetivo”.
La efectividad es demostrable. Por ejemplo, cuando un a un colaborador se le deben de hacer un mayor número de correcciones o incrementa el porcentaje de reclamaciones, su eficacia puede ser cuestionada.
Si el objetivo se ha logrado al 100 por ciento y el cliente está satisfecho con el resultado, entonces no debería haber quejas ni solicitudes de correcciones.