Suena romántico: una mujer de 20 años sale con su jefe de 45. Él la procura y es un caballero. Sin embargo, muchas veces la situación se torna violenta. Este es el testimonio de una profesionista que vivió esa situación y la mirada de expertas que invitan a reflexionar sobre las relaciones de poder.
“Qué bueno que estás conmigo y yo te apoyo económicamente, porque existen novios que prostituyen a sus novias“. Este fue el comentario que hizo despertar a Ana, una mujer que inició una relación con David, una persona 17 años mayor que ella.
Hoy recuerda con todo detalle cómo su exnovio solía espiarla a través de un software que instaló en su celular y que le compraba ropa para vestirse como él quería.
“Cuando salía al antro con él yo sentía que iba disfrazada. Pero yo no le podía decir nada, estaba agradecida con él por ayudarme con los gastos”, dice la profesionista a quien mantendremos en el anonimato.
La realidad, es que Ana se sentía desdichada, sofocada, asustada y nerviosa. Esto es una muestra de los riesgos que existen cuando una mujer inicia una relación con alguien mucho mayor.
Yael Alejandra Castillo, psicóloga especializada en terapia de pareja de la Clínica de Atención Psicológica Integral (CAPI) explica que, si bien también existen relaciones donde las mujeres son mayores que sus parejas, esto no es regular. Generalmente es al revés.
En México, así como en otros países donde impera el machismo, la sociedad normalizó la aparición de este tipo de parejas. La principal razón es porque se les enseña a las niñas a buscar una pareja protectora y que genere más recursos.
“A las mujeres se les ha inculcado buscar hombres protectores, por eso es fácil que identifiquen a hombres con estas características y lo vean como una una buena opción”, comenta la experta.
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Cuando Catherine Zeta- Jones inició su relación con Michael Douglas ella tenía 28 años y él 53. La actriz acababa de protagonizar El Zorro al lado de Antonio Balderas y su carrera estaba en apogeo. Por su parte, el actor era bien conocido y tenía una larga trayectoria en las pantallas.
Después de casi 13 años casados, decidieron separarse. De acuerdo con algunas fuentes anónimas de distintos medios parecían dos barcos que pasan en la noche.
De las chispas a los barcos. La relación de ambos artistas quedó pausada de la mejor forma posible. Sin embargo, hay ocasiones en las que las mujeres viven situaciones de violencia.
Un estudio de Pew Research Center encontró que a nivel mundial, las mujeres son más jóvenes que sus parejas masculinas. Esto es mucho más común en algunas naciones de África Subsahariana.
En promedio, las parejas de Gambia tienen una diferencia de edad de 14.5 años y en segundo lugar esta Guinea, con 13.5 años. Esta última nación fue mundialmente conocida por practicar la mutilación femenina.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más del 90 por ciento de las mujeres y las niñas de entre 15 y 49 años sufrieron algún tipo de ablación genital.
Al respecto, Alix Airam Trimmer, abogada feminista especialista en derecho laboral, género, diversidad e inclusión, menciona que en todas las relaciones hay una jerarquía. Aunque en las relaciones de pareja puede ser más peligroso.
“Las personas que no tienen este nicho de poder están subordinadas a lo que sea que haga o diga la otra persona ya que tienen un mayor peso”, dice.
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El estudio Relaciones en el trabajo: pros y contras, encontró que el 75 por ciento de los colaboradores declararon haber tenido una relación romántica en la oficina.
La abogada feminista explica que, es evidente que cuando se dan conductas sexuales en los espacios laborales, la persona con menor jerarquía corre aún más riesgo.
“Tiene un componente de riesgo porque la otra persona puede castigar, amenazar, premiar o hasta amenazar su pareja”.
Alix Airam Trimmer
Tener una relación con alguien del trabajo duplica la vulnerabilidad de sus víctimas ya que, además de ser castigada, depende laboral y económicamente de su pareja.
Así como pasó con Ana y David, la independencia de la mujer quedó anulada, todo pasó a ser para que él se sintiera cómodo rebajando a su antigua novia.
Yael Alejandra Castillo explica este fenómeno complejo que envuelve a las víctimas y empodera a los victimarios.
“Cuando son dependientes económicas se vuelve complicado que puedan dejar la relación de pareja aún en situaciones en la que ya no se sienten cómodas”, lamenta la psicóloga especializada en terapia de pareja.
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L’Amant, una película hecha por Jean-Jaques Annaud, retrata la relación romántica que se desarrolló entre una adolescente francesa y un hombre mayor adinerado. Al final, la chica se convierte en una escritora afamada y su antiguo amante la llama por teléfono. Él le dice que nunca la dejará de amar.
Cierto, esta historia es romántica, pero es necesario quitarle ese velo de encima. La realidad es que el personaje masculino tenía mucho más poder que su pareja, tanto económica como socialmente.
“Socialmente se han normalizado las relaciones de poder en favor del hombre y las personas replican el mismo patrón”, expresa Yael Alejandra Castillo.
La idea de poner bajo la lupa legal este tipo de relaciones es complicada.
Alix Airam Trimmer dice que en el ámbito laboral este tipo de relaciones, de acuerdo a su contexto, se considerarían como hostigamiento laboral o acoso sexual laboral. Sin embargo, estas acusaciones son eliminadas si la relación fue consensuada. Además, los conceptos de estos delitos aún no son claros.
Las definiciones en la Ley Federal del Trabajo no son las mismas que en el Código penal u otros marcos normativos. Por eso los abogados tienen que hacer sus propias interpretaciones para saber cuál es el concepto correcto.
Puede que el sistema legal esté confundido respecto a estos casos, por eso muchas compañías se dedican a hacer políticas para prevenir o manejar estas relaciones. No obstante, la psicología tiene las cosas claras: las mujeres corren más peligro en una relación así.
“La educación es una pieza clave para evitar este tipo de relaciones. Es mas frecuente que una persona sin algo de información no se cuestione si corre algunos riesgos”, menciona la psicóloga Yael Alejandra Castillo.
En un país donde las leyes no hablan el mismo idioma que ellas y parece no atender el problema de violencia, las mujeres tienen que tomar conciencia y desaprender viejas enseñanzas.
Muchas de estas víctimas no cuentan con una red de apoyo sólida, otras viven rodadas de un clima agresivo, algunas más tienen problemas económicos. Estos ingredientes y la naturalización de este tipo de parejas han ayudado a que este fenómeno se extienda y toque las puertas laborales.
Al mirar hacia atrás, Ana reconoce que la educación la pudo haber salvado de compartir su tiempo con una persona abusiva como David y desea que ninguna mujer tenga que vivir esa situación.