Tres creencias madre que limitan tu camino a la felicidad y cómo aprender a superarlas
Existen creencias madre que se reactivan en momentos cruciales. Hoy te cuento cómo aprender a identificarlas.
Al acompañar procesos personales como terapeuta, me he topado con personas que lo tienen todo para lograr el tan anhelado éxito. Pero hay algo en ellas que no les permite avanzar, que les paraliza y les resulta incomprensible descifrar la razón de su autosaboteo.
El origen de esta inconformidad radica en tres creencias madre que se reactivan en momentos cruciales. Hoy te cuento cómo aprender a identificarlas y te comparto herramientas para comenzar a transformar tu mindset.
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María era una niña de 7 años que cada tarde esperaba a que llegara a casa su padre para recibirlo con una carta, un dibujo o algún detalle para demostrarle su amor y cariño.
El papá de María llegaba en silencio a su casa, le daba un beso en la frente y se dirigía a su cuarto y no volvía a salir hasta la hora de la cena, un momento incómodo donde casi nadie compartía nada sobre su día.
Al terminar la cena, su papá se sentaba frente a la pantalla a ver una película antes de dormir y así pasaron los días en el ambiente familiar: con una comunicación deficiente y pocos momentos para crear vínculos significativos.
María a sus 7 años no sabía verbalizar el origen de su tristeza e incomodidad. Se sentía sola y asumía que la relación con su padre no existía por más cartas, dibujos, besos y abrazos que ella le diera. Sentía que jamás iba a ser suficiente para captar un momento de contención real con él. Ella no sabía expresar que en realidad lo que más necesitaba era un momento de conexión y seguridad a través de un abrazo o muestra de cariño.
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A sus 35 años, María con un puesto de alta dirección, es soltera y se ha enfocado en su camino profesional principalmente, donde la creencia de “no ser suficiente” se traduce en una necesidad de demostrar todo el tiempo su competitividad y compromiso con el trabajo.
Y aunque es una gran directiva, dejó de lado otros aspectos de su vida y le cuesta trabajo indagar en su mundo emocional. Vivir así ha sido exhausto y se dió cuenta de que tenía que comenzar un proceso personal profundo después de una crisis de ansiedad que la llevó a estar en el hospital.
Después de un proceso de acompañamiento y mucho trabajo interno, se dio cuenta de que la creencia madre que estaba afectando su evolución personal surgió a raíz del rechazo por parte de su padre.
Durante estos procesos resulta clave descubrir aquellas vivencias y experiencias de la infancia que determinan nuestros comportamientos en la adultez. Es muy común que los hechos y recuerdos dolorosos que no pudimos verbalizar en su momento, se transformen en pain bottoms que activan creencias limitantes.
Estas creencias se activan en diferentes situaciones, por ejemplo, cuando crees que nunca vas a encontrar un buen trabajo; cuando no puedes consolidar una relación de pareja estable y piensas que nunca encontrarás “el amor” o tal vez pienses que no mereces recibir ese ascenso o un mejor salario.
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Cuando crees que no eres “suficiente” probablemente te conformes con un trabajo promedio o con una relación inestable y activas tus pilotos automáticos sin ningún sentido de crecimiento.
Diversos estudios en el campo de la psicología comprueban que los seres humanos tenemos alrededor de 60 mil pensamientos negativos al día, de los cuales el 95% surgen de forma automática después de una emoción, cuya duración es de 3 a 5 minutos aproximadamente.
Después de que atravesamos el desborde emocional, lo que se queda en nuestra biología son los pensamientos que seguimos alimentando, muchos de ellos relacionados con anclas del pasado, o bien, derivados de creencias limitantes que se desarrollan durante la infancia.
Morty Lefkoe, psicólogo del departamento de medicina en Harvard desarrolló una teoría sobre las tres creencias madre que todos los seres humanos hemos vivenciado en repetidas ocasiones y son la siguientes:
- No soy suficiente
- Equivocarse es malo
- No me lo merezco
El desarrolló esta teoría y el Método Lefkoe (TLM) que permite reponer los cimientos eliminando las causas de nuestros problemas: creencias limitantes y condicionamientos emocionales.
Esta metodología la hemos implementado en mi empresa PAUSAS en diferentes procesos grupales o personales y aprendemos a convertirlas en fortalezas.
Hoy te comparto algunas herramientas para reconocer estas creencias y que puedas crear ese espacio de contención propio:
– Haz una lista con dos columnas: Primero escribe de tus principales miedos y en la otra columna escribe las razones que detectas en cada pensamiento. Verás que muchos miedos derivan del pasado y que puedes trabajar en tu mindset para estar mejor.
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– En una libreta especial anota algunos de tus pensamientos más recurrentes. En cuánto detectes alguno que sea muy frecuente, anótalo. Esto te ayudará a cobrar consciencia de tus pensamientos y cómo puedes comenzar a transformarlos por ideas positivas.
– Pon en práctica el agradecimiento todos los días: esto te ayudará a recordar todas las causas positivas que tienes en tu vida y a poner el foco en el aquí y ahora.
– Haz un mapa mental de las nuevas creencias que quieres implementar en tu vida en positivo y agradece como si ya estuvieran ocurriendo. Por ejemplo: “gracias porque tengo mucho trabajo y dinero en abundancia para vivir mejor”.
Recuerda que eres un ser completo y que si hay algo que te mantiene sufriendo es un buen momento y llamado de la vida para hacer las paces con tu interior, aceptar, clarificarte y avanzar.
Después de todo, sólo somos personas y merecemos tener espacios de salud mental para levantar la voz cuando sintamos que estamos a punto de desbordarnos.
¿Qué creencia de estas 3 que te compartimos hoy crees que se active en tu constantemente?
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