Este tipo de cajas fúnebres transforman el último adiós a favor de la Tierra. Su innovación biodegradable a base de materiales naturales contribuyen a la reducción de la huella ambiental y conectan la muerte con la vida en un ciclo sostenible.
Una vida verde puede dejar huella después de la muerte. En este contexto, los ataúdes biodegradables son una alternativa sostenible en la industria funeraria.
Gracias a una mayor conciencia ecológica, uno de los sectores económicos más antiguos está en reinvención.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosCasas funerarias y empresas con enfoque sustentable apuestan por ataúdes que, en lugar de contaminar, devuelvan vida al suelo: nutran la tierra y cierren el ciclo de forma natural.
El mercado de ataúdes biodegradables crece a pasos agigantados impulsado por consumidores que buscan productos más sostenibles, según Verified market reports.
Fabricados con bambú, sauce o papel reciclado, los ataúdes ecológicos reemplazan las opciones clásicas de madera y metal.
Cada año, mueren aproximadamente 67 millones de personas en todo el mundo, cifra que refleja el potencial que tiene este sector.
La proyección de Global Biodegradable Coffins Market Size and Scope es que el mercado podría alcanzar los 2 mil 500 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual del 8.9 por ciento.
Este cambio refleja una tendencia global hacia la sostenibilidad, incluso en los rituales funerarios.
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Con el paso del tiempo, más empresas han introducido ataúdes biodegradables al mercado global.
La empresa Loop Biotech, fundada por Bob Hendrikx y Lonneke Westhoff, creó la primera caja fúnebre viviente diseñada para enriquecer la tierra en solo 45 días.
Esta innovación biodegradable se cultiva en instalaciones sostenibles ubicadas en los Países Bajos y representa un avance clave en las soluciones de entierro ecológico.
Su estructura está compuesta por fibras recicladas de cáñamo combinadas con especies locales de hongos, lo que permite un proceso completamente natural desde su creación hasta su descomposición.
Sin pegamentos ni componentes químicos, esta caja fúnebre ecológica es 100 por ciento natural y cuenta con la certificación GreenLeave, que avala su impacto positivo en el medioambiente.
Cada elemento fue diseñado para reintegrarse al ciclo de la vida, devolviendo a la tierra lo más valioso: los nutrientes que el cuerpo humano aporta al ecosistema.
Las regulaciones más estrictas y una nueva conciencia ecológica prometen que el viaje al más allá se convertirá en un acto de amor a favor de la Tierra.
Según la ONU, la producción de plásticos convencionales genera un aproximado de 400 millones de toneladas de residuos al año, de los cuales entre 19 y 23 millones se filtran en los ecosistemas acuáticos ( lagos, ríos y mares).
Esto provoca una afectación gradual a la vida marina y los ecosistemas biodegradables.
Aunque los ataúdes biodegradables representan una fracción menor de estos residuos, su adopción masiva podría contribuir significativamente a la reducción de la contaminación por plásticos.
Además, la fabricación de estas cajas suele ser menos intensiva en energía y recursos en comparación con los tradicionales de madera o metal, lo que contribuye a una menor huella de carbono.
A pesar de sus beneficios, los ataúdes biodegradables también enfrentan varios desafíos.
Por ejemplo, la producción de bioplásticos puede requerir cultivos que compiten con la producción alimentaria, ejerciendo presión sobre los recursos agrícolas.
La gestión adecuada de estos productos al final de su vida útil es crucial. Si se depositan en vertederos sin las condiciones adecuadas, pueden liberar metano, un potente gas de efecto invernadero.
La inversión es otro punto a poner en consideración. En México, el precio promedio de un ataúd oscila entre los 6 mil pesos a 10 mil pesos por producto, según el ISSFAM.
Mientras que el precio de una caja fúnebre biodegradable comienza desde los 1,060 dólares (20 mil 394 pesos al tipo de cambio actual).
En tanto que urna básica puede oscilar los 200 dólares (más de 3 mil pesos), más gastos de envío.
El auge de los ataúdes biodegradables no solo representa una innovación ecológica, también un cambio cultural en la manera de concebir la muerte.
Esta alternativa, que devuelve nutrientes al suelo en lugar de dejar una huella contaminante, marca una transición hacia prácticas funerarias más conscientes y responsables con el planeta.
Aunque este sector verde aún enfrenta desafíos relacionados con costos, producción y gestión post-uso, su potencial ambiental es innegable.
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