Antes de Pac-Man, la mayoría de los videojuegos populares eran shooters espaciales, como Space Invaders, pero el héroe amarillo rompió con esta tendencia al ofrecer una nueva forma de entretenimiento.
En lugar de disparar a enemigos, los jugadores guiaban a una figura circular a través de un laberinto, comiendo puntos y evitando fantasmas. Esta mecánica de juego simple pero adictiva atrajo a una audiencia mucho más amplia. Incluso atrajo a mujeres y niños, quienes hasta entonces habían sido en gran medida ignorados por la industria de los videojuegos.
De acuerdo con Glu, en 2016, el juego había generado más de 14 mil millones de dólares en ingresos y vendido 43 millones de unidades en todo el mundo.
Es una franquicia multimillonaria. Eso sin contar que se expandió a series de televisión, música y una amplia gama de productos, con lo que demostró su amplia influencia en múltiples plataformas de medios.
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Pac-Man no solo fue un éxito en las salas de arcade, sino que rápidamente se convirtió en un fenómeno cultural. Su protagonista, con su diseño sencillo y reconocible, se transformó en una figura emblemática.
Este héroe apareció en una variedad de productos, desde camisetas y loncheras hasta una serie de televisión animada. Esta omnipresencia ayudó a consolidar su estatus como un símbolo de los años 80 y más allá.
Además, fue uno de los primeros videojuegos en tener personajes con personalidades distintivas. Los fantasmas (llamados Blinky, Pinky, Inky y Clyde) no solo eran obstáculos, sino que cada uno tenía comportamientos específicos. Estos elementos añadieron un nivel de estrategia al juego.
Este enfoque en personajes memorables influyó en el desarrollo de futuros videojuegos, estableciendo un precedente para la creación de personajes icónicos.