Las guerras están llenas de violencia sexual, esto lo vivió en carne propia Nadia Murad, una activista que protege a las mujeres. Estas son sus cinco claves para cambiar al mundo.
La violencia sexual es una de las armas de guerra más utilizadas, a pesar de que el mundo no lo ve de esa forma. Así lo ha denunciado Nadia Murad, Premio Nobel de la Paz: sin miedo y con el deseo de cambiar el panorama de las mujeres que viven crisis humanitarias. Ella defiende su misión.
La activista inició su lucha después vivir en carne propia el genocidio yazidí perpetrado por el Estado Islámico (ISIS) en Irak. Ella tuvo la fuerza para transformar su dolor e historia de abuso en una causa llena de esperanza.
En 2014, los miembros de ISIS capturaron a Nadia Murad y la condenaron a una vida de esclavitud de la que logró escapar. Desde entonces, ha compartido su historia para visibilizar la violencia de género como arma de guerra y se transformó en una defensora de las mujeres que sufren brutalidad.
“Alrededor del mundo a las niñas les prohíben ir a la escuela. En los conflictos las mujeres son abusadas, se calcula que 7 de cada 10 personas que trafican son mujeres, dos de ellas son niñas. Para mí no son solo números, son mujeres, hijas, hermanas, tías o esposas”.
“It is my right to ask the world to be on my side and request justice. Read my story: https://t.co/XXbJ68nYwE pic.twitter.com/HlSxg53gtO
— Nadia Murad (@NadiaMuradBasee) July 15, 2016
¿Quiénes eran los líderes humanitarios de WCK asesinados en Gaza?
A pesar de que Nadia Murad es una de las activistas más importantes del mundo, ya que es una de las pocas pocas portavoces sobrevivientes de la minoría yazidí, esta mujer no creció soñando con convertirse en lo que es ahora.
Sus sueños, se materializaron después de que fue rescatada, los recuerdos de los abusos que sufrió y su valor, la hicieron convencerse de tomar el camino que lleva hasta hoy.
“Crecí en una pequeña comunidad, mis hermanos, hermanas y yo trabajábamos en la granja familiar y fui una de las niñas afortunadas que asistió a la escuela. Nuestros sueños terminaron cuando Isis atacó y destruyó la ilusión de muchas generaciones”.
Durante una conferencia organizada por el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS Universidad), Nadia Murad revivió uno de los recuerdos que más la dejaron marcada durante la llegada del Estado Islámico: brindaban panfletos sobre las formas de comerciar y abusar de las mujeres.
En 2014 la activista pudo huir de su cautiverio y refugiarse en Alemania, no obstante, ella presenció actos de crueldad que nunca podrá olvidar. A pesar de su experiencia, ella supo que debía hacer algo por proteger a las mujeres y niñas del mundo y que tenía una herramienta para lograrlo, su propia historia.
“Por eso empecé a hacer mi historia pública. Hablé con periodistas, gobernantes y activistas. Después de hacerlo entendí que el abuso va de la mano con el silencio, el estigma y la exclusión social”.
8M: Frases de mujeres líderes que cambiaron al mundo
La lucha de la activista tiene 10 años de haber empezado, su voz no ha sido callada por el Estado islámico, uno de los más temidos del mundo. Ella sabe que para continuar su lucha es necesario que los jóvenes lideren al mundo con nuevos ojos, con el deseo de cambiar a su comunidad.
“Los jóvenes han demostrado que pueden mejorar al mundo y en este momento necesitamos ese cambio más que nunca. Durante este año el mundo ha sido testigo de tantos conflictos y tanto dolor… De Ucrania a Sudán y todo el Medio Oriente”.
El mundo convulsiona y la lucha que Nadia Murad vive día a día es solo una de las tantas que el mundo debe de librar para que los derechos humanos de todas las personas no sean doblegados.
Se necesitan líderes con una visión nueva, llenos de compasión y empatía para poder encarar el presente y defender a las minorías en el futuro. Las crisis humanitarias existen y seguirán existiendo, por eso, se necesitan personas que crean que se puede lograr un cambio.
Las mujeres y niñas yazidíes no pueden hablar. Ellas viven estigmatizadas por el hecho de pertenecer a un pueblo que actualmente vive abusos diarios. Miles de hijas, hermanas y madres lloran y callan mientras son sometidas a torturas inimaginables.
Por esto, Nadia Murad grita por ellas, expone su dolor, su angustia y las representa ante el mundo. Su trabajo como su portavoz no solo hace que las personas conozcan las historias de dolor humano que existen detrás del estado islámico, también las dignifica.
Cuando era joven, y antes de la llegada de ISIS, la vida de la activista era feliz. Conocía a sus hermanos, gozaba a su familia. Posteriormente solo conoció la miseria y la angustia diaria al ser capturada.
“Todo cambió cuando comencé a viajar. Ahí reconocí el estado de pobreza de mi pueblo, la desigualdad, y esto es un patrón que se repite en todo el mundo”.
Al ver este escenario y contar su historia, supo que el silencio no era una opción para ella.
Cuando la líder comenzó a contar su historia no todo fue fácil. Algunas personas no estaban de acuerdo con lo que relataba, otras la veían como una niña que había tenido una mala experiencia en un lugar invisible para muchos. Sin embargo, existieron personas que la escucharon, que creyeron en su causa.
Su discurso, brinda diariamente valor a los activistas que, como ella, luchan contra los sistemas de gobierno y sociales más grandes que existen para cambiar el mundo. Su compañía es invaluable.
La visión y misión que tienen los líderes es muy importante para impulsarlos a trabajar, pero sin el autoconocimiento de su historia y de ellos mismos, ambos pilares no existirían. A través de su historia reconoció lo que viven los demás, qué es en lo que puede ayudar.
“El proyecto de Nadia defiende vidas, defiende a las personas. Sé que los niños deben ir a las escuelas, ellos se pueden convertir en líderes, quiero ayudar a las viudas para que conozcan una forma rentable de vivir”.
Cada uno tiene una historia y cada una de ellas, les brinda el poder de explicar el mundo desde su perspectiva. Esto llegará a oídos ajenos y generará un cambio. Contar experiencias es importante porque detrás de cada una, hay un motor de cambio que tiene el poder de crear un mundo mejor.
“No tienes que haber vivido un conflicto para luchar por un futuro mejor, no tienes que aparecer en el consejo de la ONU o en periódicos. Todos pueden hacerlo”.