Los términos pymes, startups y emprendimientos se utilizan de manera muy frecuente y aunque muchas personas creen que son sinónimos, la realidad es que existen diferencias notables entre cada uno. Conoce todos los detalles.
En los últimos años las palabras “pymes“, “startups” y “emprendimientos” comenzaron a estar en la boca de todos y, a pesar de que los tres hacen referencia a los distintos proyectos comerciales que puede arrancar una persona, existen diferencias notables entre ellos.
En términos generales, las pequeñas y medianas empresas (pymes), tienen como misión servir a un mercado local, tienen un organigrama estructurado y de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE), las conforman entre 11 y 30 colaboradores.
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Por su parte, las startups son empresas emergentes que tienen como foco principal brindar al mundo productos o servicios que tengan que ver con la tecnología. Por eso muchas de ellas son calificadas como empresas disruptivas o innovadoras.
Los emprendimientos reflejan el esfuerzo que hacen una o varias personas para impulsar y consolidar una compañía. Como resultado de ello, su fundador o fundadores esperan generar múltiples ganancias, aportar valor a los consumidores y que el negocio permanezca.
Sin embargo, estas definiciones son apenas una pequeña revelación de lo que cada uno de estos conceptos encierran. Por lo tanto, si quieres aprender más de ellos te recomendamos leer este artículo.
Estos términos se han vuelto famosos en los últimos años debido a diversos factores y cambios en el mundo empresarial y económico.
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Por ejemplo, las pymes desempeñan un papel esencial en la economía de muchos países. Representan una gran parte del tejido empresarial que lo conforman y contribuyen al crecimiento económico y a la generación de empleo. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo, los pequeños y medianos negocios le dieron empleo a cerca de un cuarto de la población mexicana económicamente activa.
Además la generación de nueva tecnología ha hecho que las startups aparezcan de forma más recurrente. Aunado a ese fenómeno el crecimiento de la cultura emprendedora ha hecho que los jóvenes se sientan cada vez más atraídos por generar sus propias fuentes de empleo.
Este tipo de establecimientos se caracterizan por ser más formales y estructurados que las startups. Las también llamadas pequeñas y medianas empresas realizan sus actividades en algunos de los sectores que pueden ir desde el comercial, el industrial, de minería o incluso agropecuario.
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Al ser un negocio tradicional, las pymes generalmente tienen más dificultades para crecer e incluso muchas de ellas no nacen con esa visión. Suelen tener un crecimiento lineal y luchan constantemente por mantener la estabilidad en la empresa.
Quienes generan este tipo de negocios no tienen en mente crear nuevas tecnologías o productos disruptivos. Incluso muchas de ellas en las primeras etapas de vida carecen de herramientas digitales para hacer frente al día a día.
Por último, el capital inicial gracias al que nace una pyme generalmente proviene de una fuente familiar y muchas veces se sostienen gracias a la petición de diversos préstamos lo que hace que su crecimiento sea más lento.
Como se dijo anteriormente, hablar de startups significa hablar de innovación y modernidad. Este tipo de negocios surgen con una sola idea: generar un entorno más moderno gracias a la generación de productos o servicios completamente disruptivos.
Contrario a las pymes, este tipo de empresas por el carácter de sus creadores y el uso de la tecnología, son los que mejor se adaptan a los cambios. Generalmente no cuentan con un organigrama bien definido y los colaboradores son expertos en las áreas digitales.
Las startups compiten en los distintos mercados sumando novedosos valores a lo que ofrecen ya que sus líderes saben que seguramente no son la primera empresa que lanza un tipo de producto por lo que tratan de diferenciarse completamente del resto. He ahí su aporte innovador.
Como fuente de financiamiento, las startups se involucran en rondas de capital y crean vínculos con empresas que les dan la oportunidad de crecer a escala mundial. Los inversionistas ángeles o los fondos de inversión son muy importantes para la supervivencia y crecimiento de este tipo de compañías.
Emprendimiento significa iniciar un negocio por cuenta propia. Eso significa que no importa que alguien lidere un proyecto, si no es iniciado por una persona no puede llamarse a sí mismo emprendedor.
Muchas personas que han iniciado sus propias empresas reconocen que no todo el mundo es apto para realizar esa actividad ya que es necesario tener mucha paciencia, resiliencia y creatividad para poder impulsar cualquier proyecto.
De acuerdo con Hubspot, empresa especializada en desarrollar software empresarial, algunas características que deben de tener los emprendimientos son:
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