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Emprendimiento femenino como catalizador de desarrollo

Hace unas semanas me di tiempo para ver la miniserie “Self Made”, de Netflix. La historia narra la travesía de Madam C.J. Walker, considerada la primera mujer afroamericana que creó su fortuna desde cero, y formó un imperio comercial en Estados Unidos como vendedora independiente de productos para cabello.

MIT SMR México 10 Feb 2021

Por Raquel Macías Arroyo

Más allá del éxito de su empresa (el cual se expandió hasta América Latina), C.J. Walker se convirtió en un referente del emprendimiento y empoderamiento económico de las mujeres afroamericanas.

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¿Por qué en pleno 2020 la historia de Madame C.J. Walker se siente tan cercana? Porque lamentablemente -y a pesar de que han pasado más de 150 años- la brecha de género en el acceso a oportunidades laborales y empresariales persiste. Bien es sabido que somos las mujeres quienes participamos menos que los hombres en los mercados laborales, percibimos salarios inferiores a los de nuestros pares masculinos, y estamos subrepresentadas en puestos gerenciales y ejecutivos.

Ahora bien, si hablamos del poder de influencia en la toma de decisiones, el panorama es similar. De acuerdo con un reporte de Grant Thornton, las mujeres ocupamos sólo el 29% de las posiciones directivas en las empresas y esta representación alcanzó 33% en América Latina.1 Por otra parte, a nivel global sólo una de cada tres empresas es propiedad de una mujer, y en casi todas las regiones del mundo la proporción de mujeres con acceso a cuentas financieras, préstamos y ahorros para fines comerciales es considerablemente menor que la de los hombres.2

Y no nos confundamos, no es que históricamente las empresarias no hayan sido parte de los procesos productivos, sino que su trabajo ha sido menos visible y poco reconocido social y económicamente. Lo anterior, aun sabiendo el impacto que el empoderamiento económico significa en una sociedad: cifras del Banco Mundial señalan que las mujeres invertimos alrededor de 90% de nuestros ingresos a educación, alimentación y salud para la familia, frente al 40% que destinan los hombres.3

Adicionalmente, el emprendimiento femenino muchas veces está marcado -y originado-por la necesidad y no por el fomento de oportunidades, y participando de las industrias de menor impacto económico y rentabilidad. Es así, que resulta mucho más difícil para las mujeres acceder a condiciones que nos permitan insertarnos -y desarrollarnos- significativamente en las cadenas de valor.

Para cambiar esta situación, debemos educar, visibilizar y reconocer las aportaciones de las mujeres en el desarrollo de las cadenas de valor y el crecimiento económico. Ya lo han dicho infinidad de organismos e instituciones, y pareciera que nos negamos a creerlo: si más mujeres entrasen al mercado laboral y de emprendimiento, el impacto a la economía sería mayúsculo. Cerrar la brecha de género en México podría aumentar hasta 70% el PIB en nuestro país.4 Y en esta nueva realidad marcada por la pandemia, abrir la puerta a más y mejores oportunidades de negocio será determinante.

La tarea no es fácil, pero existen señales alentadoras para mantenernos en la lucha. Por ejemplo, de acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina y el Caribe está surgiendo una nueva generación de empresarias STEM, de las cuales 54% ha logrado levantar capital emprendedor (venture capital) y 80% planea expandir su compañía internacionalmente en los próximos cinco años.5

Saber que dichas “STEMpreneurs” están cambiando paradigmas es particularmente alentador, y eso es precisamente lo que necesitamos: un cambio de mentalidad que garantice un panorama laboral incluyente. Se requiere también, un terreno fértil donde las empresarias puedan plantear y desarrollar sus ideas de negocio, acceder a herramientas tecnológicas para mejorar sus capacidades, y asegurar una mejor administración de sus ingresos.

Hoy, tenemos frente a nosotros una oportunidad única para fortalecer la inclusión de las mujeres en la economía digital. La reflexión debe estar orientada a identificar qué podemos hacer para impulsar los emprendimientos de mujeres; desde las etapas más tempranas de vida, desarrollando habilidades particulares (liderazgo, finanzas, matemáticas) en niñas y jóvenes, trayendo a la economía formal los emprendimientos de mujeres, hasta en fases de negocio más avanzadas, garantizando acceso a capital u otros recursos financieros.

No cabe duda: existen diversas maneras de participar activamente en este objetivo común. Aquellos que tenemos la oportunidad de estar en la iniciativa privada, debemos primeramente evaluar si nuestras empresas cuentan con programas que alienten los emprendimientos de mujeres y, si no es así, promoverlos. Por ejemplo, a través de programas de Responsabilidad Social o Ciudadanía Corporativa, apoyando el desarrollo de las mujeres en habilidades blandas o tecnológicas, o desde nuestras áreas de Compras, con políticas y métricas claras que permitan incorporarlas -y desarrollarlas- como proveedoras en el largo plazo. Considerando que el 60%6 de las PyMEs de este país son empresas de mujeres, incorporarlas en nuestras redes de proveeduría es un tema de competitividad.

Como bien lo dijo Madam C.J. Walker hace más de cien años: “Una empresa femenina es buena para todos, es el futuro…”. Y el futuro ya nos alcanzó. Trabajemos juntos para convertirnos en el futuro con el que ella soñó y que todas las mujeres que vinieron antes de nosotros merecen, no sólopor garantizar el cumplimiento de sus derechos humanos, sino porque hoy, más que nunca, representa un catalizador de desarrollo para nuestro país.

Acerca de la autora

Raquel Macías es Directora de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social de SAP México. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey y cuenta con estudios de posgrado en la Universidad de San Diego y el IPADE. Ha colaborado en actividades de responsabilidad social, enfocadas al empoderamiento económico de la mujer. raquel.macias@sap.com

El presente artículo fue publicado en el review Otoño 2020 de MIT Sloan Management Review México:

https://view.publitas.com/gm/mit-smr-mx-otono-2020/page/18-19

Referencias

1 Grant Thornton. (2020). Women in Business 2020: Putting the Blueprint into action. Disponible en: https://www.grantthornton.global/globalassets/1.-member-firms/global/insights/women-in-business/2020/women-in-business-2020_report.pdf

2 Daniel Halim. (2020). Banco Mundial Blogs. Disponible en: https://blogs.worldbank.org/es/datos/se-necesitan-estadisticas-sobre-las-mujeres-emprendedoras

3 En qué gastan mujeres y hombres sus ingresos económicos. Banco Mundial. Disponible en: https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/12/06/en-que-gastan-mujeres-y-hombres-sus-ingresos-economicos

4 McKinsey & Company. (2017) “Una ambición. Dos realidades. MX Women Matter”. Disponible en: https://womenmattermx.com/

5 Banco Interamericano de Desarrollo. (2020). “wX Insights 2020: El ascenso de las mujeres STEMpreneurs. Disponible en: https://www.iadb.org/es/noticias/nuevo-estudio-revela-el-crecimiento-de-emprendedoras-en-stem-en-america-latina-y-el-caribe

6 IPADE (2013). “Estadísticas sobre mujeres y empresarias en México”. Disponible en: https://www.ipade.mx/wp-content/uploads/2017/04/Estadisticas_sobre_mujeres_y_empresarias_en_Mexico.pdf