Quien tiene una empresa y logra el éxito puede caer en la trampa de creer que lo sabe y lo puede todo. ¿Cómo saber cuándo es tiempo de hacerte a un lado? El empresario Jorge Huguenin nos da algunas respuestas.
Su mamá murió cuando tenía ocho años. Se sintió mutilado. Algo le iba a faltar siempre. Desde ese momento supo que tenía que pelear muy duro, darlo todo para no derrumbarse, para sobresalir.
“Supe que iba a salir adelante para demostrarle al mundo que un huérfano también puede ser exitoso”, dice Jorge Huguenin, presidente de Grupo Exim, que incursiona en diferentes industrias, como la automotriz, biotecnología, química, educación, gastronomía y gestión cultural.
A su lado siempre estuvo su padre, quien, además de jugar el doble rol de papá y mamá, fue su principal ejemplo a seguir en los negocios. “En todo lo que fue mi formación profesional o empresarial, mi padre jugó un papel determinante”, reconoce.
Así fue hasta 2001, cuando su padre enfermó de cáncer y tuvo que retirarse del liderazgo de la empresa y lo dejó al frente de todos los negocios. Pero estudió y trabajó muy duro para ganarse ese liderazgo. No siempre poner a tu hijo al frente es la mejor opción, admite.
Lo dice de forma cruda, sin ambages: “¿Qué tiene que ver que sea tu hijo si no tiene los conocimientos? ¡Cuidado! Se pueden cometer atrocidades.”
Para este empresario, “una empresa no es de nadie. La empresa es una entidad social. Esta entidad social está conformada por personas que tienen un objetivo común. Si está conformada por personas, es parte de la sociedad”. Una empresa cumple una función social, que es generar empleos e incentivar la economía. Por eso, dice, hay que cuidarla.
Succession, 3 lecciones empresariales para hacer negocios sin drama familiar
Por experiencia propia, Jorge sabe que hay un momento para estar y darlo todo por la empresa, pero también hay un momento para hacerte a un lado y no convertirte en un obstáculo para su crecimiento.
Él lo aprendió en carne propia. Era el año 2006 y tenía 36 años. Todos hablaban en México de la posible llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República. Muchos empresarios lo veían como una amenaza. “Había un sentimiento colectivo de ‘se va a acabar México’”, recuerda.
Por eso, igual que otros empresarios, decidió irse del país. Estuvo ocho años lejos de México y, sin darse cuenta, descuidó la empresa que dependía demasiado de él y no tenía ni estructuras ni liderazgos para funcionar por sí sola.
“Cuando regreso a atender la crisis, me doy cuenta que la empresa estaba herida”, cuenta. “Lo primero que intentas es la supervivencia, que no se muera la empresa. (…) En ese momento lo que estás haciendo es salvando el pellejo.”
Pero, pasada la peor parte de la crisis, dice, lo que sigue es aprender de los errores e ir para adelante. “La pregunta era: ¿qué podemos utilizar de lo que sucedió para potenciar cosas favorables dentro de la organización?”
Fue entonces cuando se dio cuenta que tenía que trabajar para institucionalizar la empresa y formar un gobierno corporativo para tener procesos y controles que le permitieran funcionar con él o sin él.
Con ese aprendizaje de más de 35 años en los negocios, hoy Jorge ya no dirige la empresa. Ahora busca compartir ese conocimiento a otros empresarios a través de un libro, una serie de masterclass y un reality show donde los líderes puedan aprender nuevas herramientas para llevar sus negocios al siguiente nivel.
Porque, advierte, creer que lo sabes todo y que lo puedes todo es el principio del fin.
“Un empresario que logró fundar una empresa, que la llevó a ganar dinero, lo más probable es que se convierta en el peor lastre de la empresa si no sabe identificar cuándo hay que hacerse a un lado.”