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¿Podríamos tener un caso Uribe en México?

Michel Levien 14 Ago 2025
¿Podríamos tener un caso Uribe en México?
Colombia manda un mensaje potente: Latinoamérica no tolerará la corrupción mayor. (daniel0Z/imageBROKER/Adobe Stock/Especial/MIT SMR México)
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En México existen casos similares de corrupción, pero ¿por qué no ocurre lo mismo en materia de justicia? El caso de Uribe es un hito y, a la vez, una triste paradoja: expone con crudeza la magnitud y las contradicciones de la corrupción de alto nivel.

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La condena de Álvaro Uribe, expresidente de Colombia (2002-2010), debe sacudir a Latinoamérica al abordar uno de sus problemas más urgentes: la corrupción mayor.

Hace unos días Álvaro Uribe fue condenado a 12 años de prisión domiciliaria por soborno. Esta noticia es estridente en Colombia, aunque debería hacer ruido en toda Latinoamérica por su mensaje: aunque la democracia esté debilitada mundialmente, Latinoamérica sigue pintando la raya la corrupción que destruye a los más vulnerables para enriquecer a los más poderosos.

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Primero un poco de antecedentes: Sabemos que corrupción es el abuso de una posición de privilegio para generar un beneficio indebido (aquí profundizamos en eso), pero no toda la corrupción es igual; hay distintos tipos y niveles. Sin ponernos académicos, veamos un tipo de corrupción especialmente dañina: la corrupción mayor grand corruption»).

Cuando leemos sobre los casos de corrupción más obscenos, como ciudadanas normales no podemos evitar sentir un asco muy particular.

Claro que es feo saber del funcionario público que acelerar un trámite por dinero o del policía que acepta mordidas, pero cuando supimos que Javier Duarte robaba dando pruebas de VIH y quimioterapias infantiles falsas, se nos revolvió el estómago.

¿Por qué indigna más si —básicamente— es el mismo crimen? Por la inhumanidad del criminal. Cuando quienes más le saben a esto decidieron estudiar y definir la corrupción mayor, concluyeron que existía si violaba derechos humanos o costaba mucho dinero[1].

Transparencia Internacional publicó estas conclusiones en 2016 y las ajustó en 2019. Hoy sabemos que se trata de corrupción mayor cuando:

  1. Hay corrupción
  2. Implica a funcionarios públicos de alto nivel
  3. Produce violaciones graves de derechos humanos[2] y/o saqueo de recursos públicos.

Ya contextualizados, regresemos al caso Uribe. Álvaro Uribe es controversial en Colombia; algunas personas lo consideran un villano y otros tantos «El Gran Colombiano», ambas posturas políticas que no vamos a tocar. Lo cierto es que es una de las personas más poderosas de Colombia.

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¿Por qué lo juzgaron?

Durante el gobierno de Álvaro Uribe —para debilitar a grupos armados ilegales— se implementó un programa de incentivos recompensando militares por cada baja de combate (muerto).

Tristemente, empezaron a abusar del programa haciendo pasar a civiles muertos por fuerzas beligerantes; hoy se sabe que 6 mil 400 civiles fueron asesinados bajo este programa y el propio gobierno colombiano reconoce el caso «falsos positivos» como un genocidio.

En aquel contexto, opositores políticos de Uribe lo acusaron de organizar, financiar y pertenecer a grupos paramilitares ofreciendo testigos de ello. Uribe —vía su abogado— intentó sobornar a uno de estos testigos para cambiar su testimonio; esa reunión originó este juicio en particular.

Si suena rebuscado es porque lo es. Se trata de un asunto tipo Al Capone; se le encarcela por los delitos que se puedan probar, no necesariamente por los más importantes.

¿Este caso cuenta como corrupción mayor? Pues veamos sus elementos:

  • ¿Es corrupción? Sí; el delito es soborno;
  • ¿Es un alto cargo? Sí; el señor fue presidente de Colombia;
  • ¿Hubo violaciones severas de derechos humanos? Sí; los 6 mil 400 falsos positivos.

Para darnos una idea de la importancia del caso, si quisiéramos hacer un símil en México, sería como juzgar a Carlos Salinas de Gortari por las matanzas en Ocosingo, Chiapas o a Enrique Peña Nieto por el caso Ayotzinapa. Ambos casos serían explosivos, por decir poco.

Y, entonces ¿por qué no sucede? El caso de Uribe es un hito por la misma razón que es un poco triste, porque nos ilustra la gran paradoja de la corrupción mayor.

Por un lado, solo los más poderosos pueden cometerla; por el otro, para juzgar a los más poderosos se necesita no estar bajo su influencia. ¿Eso se puede en México?

Esa es la moraleja: Colombia manda un mensaje potente: Latinoamérica no tolerará la corrupción mayor. Otros países, como México, deben seguir el ejemplo.


REFERENCIAS

[1] El número que escogieron fue 100 veces el ingreso mínimo de subsistencia anual en cada país.

[2] Aquí se incluyen genocidio, esclavitud/ismo, homicidio, desaparición forzada, tortura, detenciones arbitrarias, discriminación sistematizada, etc.

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Michel Levien

Director de Streiner, Buró anticorrupción Experto en anticorrupción, antilavado y cumplimiento normativo con experiencia en diversos sectores, es especialista en investigaciones corporativas internacionales y behavioral compliance, el único en México avalado por la International Anti-Corruption Academy. Es director en el Buró Anticorrupción, Streiner; en Diáfano, Laboratorio Latinoamericano Anticorrupción; y en Pares México, además de ser miembro de comités anticorrupción en la Barra Internacional de Abogados, ANADE y COPARMEX.
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