Todos tenemos barras de plastilina con colores ilimitados en nuestras mentes. Está en nuestro poder crear figuras increíbles o trabajar en un lugar aburrido donde solo estemos masajeando plastilina café.
Diez niños se sientan en un salón y a cada uno le damos una barra de plastilina de un color diferente.
Pueden hacer lo que quieran, pero no pueden mezclar las plastilinas entre ellos.
Regreso una hora después y hay todo tipo de figuras. Un intento de coche, humanos (cabeza grande), un perro y otras figuras muy creativas, pero con poca forma.
Ahora les doy una hora más, pero deben construir mezclando las plastilinas.
Al regresar, lo que hay son masas sin forma, desaparecieron los colores y ahora todo es café. Se perdió la creatividad, se perdió la individualidad. El promedio nos llevó a menos ideas, menos riesgo y menos color.
Algo así pasa con la innovación el día de hoy. En las empresas se establecen presupuestos trimestrales y se premia a quien los supera y se despide o castiga a los que no llegan a las metas.
Las acciones en la bolsa igualmente son destruidas o suben basadas en resultados trimestrales. ¿Se puede innovar con este enfoque en el corto plazo? ¿Cómo premiar al que toma riesgos, piensa a largo plazo y sale del molde bajo el ambiente actual?
La foto de las SUVs blancas es triste. Muestra el mensaje de incentivos que como sociedad y como economía hemos puesto.
Los consejos a los emprendedores son: conoce a tu cliente, haz A/B testing, copia lo que funciona de tu competencia, etc.
Todos estas prácticas llevan a no tomar riesgos y a “jugar a la segura”. Nadie quiere ser quien rompió el molde de las SUVs e introdujo un modelo completamente nuevo porque el riesgo es mucho mayor que el potencial beneficio.
Innovaciones radicales: Distintas formas de aprovechar el llamado de la suerte
General Magic fue una empresa que quebró en 1994 por tratar de ser demasiado ambiciosa (les recomiendo a todos ver el documental con el mismo nombre).
Básicamente habían diseñado lo que hoy es un iPhone, pero en los 90’s cuando la tecnología no estaba aún lista. El teléfono tenía touch screen, email, apps, teclado e inclusive el uso de emojis. 😀
Algunos participantes de General Magic fueron:
Lo que no funcionó en lo individual como General Magic por la ambición, se convirtió en la fuente de talento humano que derivó en los teléfonos que tenemos el día de hoy.
General Magic pecó de basar su existencia y supervivencia en construir un futuro muy muy adelantado contra la tecnología.
Todo era sueño y poco era realidad. Ni el mercado, ni la tecnología, ni los usuarios estaban ahí para poder sustentar económicamente esta empresa.
Innovación disruptiva, así puedes lograr que tu empresa transforme un producto antiguo en uno nuevo
La falta de creatividad de las grandes corporaciones es triste. Las empresas deben tomar riesgos si quieren continuar en el largo plazo y no ser reemplazadas por los innovadores.
Clayton Christensen en su libro “The Innovator’s Dilemma” de 1997 argumenta que las grandes empresas están destinadas al fracaso por su falta de reacción ante las innovaciones y por enfocarse en satisfacer a sus clientes actuales en vez de buscar dónde va a estar el mercado.
Juegan donde está el balón, pero no donde va a estar porque sería muy riesgoso y el sistema de incentivos interno no lo motiva.
Por otro lado, General Magic también es difícil que sea un modelo sostenible en el largo plazo.
Si bien creó una camada de emprendedores que posteriormente cambiarían al mundo, las empresas deben ser entidades sostenibles económicamente para poder ser fuente de innovación y productos.
Por lo que la innovación y la rentabilidad deben encontrar un balance. Un arte poder ajustar un sueño a futuro, pero con ventas reales y flujo de efectivo que permita darle viabilidad al negocio.
Google estableció la política que todos sus empleados deben pasar el 20 por ciento de su tiempo trabajando en proyectos paralelos, independientemente de su trabajo día a día, o también aprendiendo habilidades que le puedan ayudar a la empresa.
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Productos como el Gmail surgieron de estos “hobbies” de 20 por ciento. Pero este tipo de políticas no funcionarían en todas las empresas.
Se debe empezar por establecer una cultura donde permeen tres características:
2. No castigar por fracasos medidos (las potenciales pérdidas deben estar en un rango aceptable)
3. Poner a la gente en puestos donde puedan explotar sus fortalezas.
Cuando se cambia la cultura de esta manera, se vuelve el trabajo divertido, surge la creatividad de la gente y se crea un ambiente donde las ideas prevalecen, soñando con un mejor futuro.
En ambientes óptimos de trabajo, los lunes no son una pesadumbre. Los lunes son una oportunidad más de divertirnos, sacar nuestra parte creativa, generar comunidad y sentirnos apreciados contribuyendo a un mejor futuro.
No puedo imaginar los lunes de los diseñadores de esas camionetas donde por lineamientos internos tienen que poner ciertos diseños basados en los comparables y en encuestas. Donde se vuelven peones de lineamientos de sus superiores o de la “data”.
Lo importante es que sí hay alternativas de construir el futuro. Divertirse en el camino, sentirse empoderados de hacer y también, al mismo tiempo, que la empresa gane dinero.
Todos tenemos barras de plastilina con colores ilimitados en nuestras mentes. Está en nuestro poder crear figuras increíbles o trabajar en un lugar aburrido donde solo estemos masajeando plastilina café.