Más allá de continuar hablando sobre los retos y el panorama complicado que enfrentamos en la producción, debemos de tomar acciones urgentes para evitar alimentos contaminados.
Pensar en inocuidad alimentaria merece tomar un paso atrás desde los alimentos en nuestro hogar, al origen, en la industria agrícola y en el campo; puntos de venta y supermercados; transportación, y la cadena de proveeduría, suministro y servicio, pues en sus aspectos más amplios, la seguridad alimentaria, requiere de un sinfín de industrias, actividades y una gestión cada día más compleja.
Según estimaciones, necesitaremos, en 2030, generar 10% más de energía, producir 35% más de alimentos y 56% de más agua para satisfacer una población de hasta 8.5 mil millones de personas en el planeta tierra.
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Todo ello se plantea mientras atestiguamos fenómenos meteorológicos sin precedentes alrededor del mundo por el aumento de temperatura que sin duda planteará retos importantes para todos los sectores involucrados.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, los consumidores y productores de alimentos, primordialmente de países en vías de desarrollo, pero también de manera generalizada, se verán afectados como consecuencia de cambios en la productividad agrícola y un aumento en los precios de consumo, impulsados por cambios graduales, pero profundos, en las tendencias climáticas, y por una mayor frecuencia y severidad de fenómenos meteorológicos.
Se prevé que la probabilidad de fallas en el rendimiento de cultivos sea hasta 4.5 veces mayor para 2030 y 25 veces mayor en 2050. La pérdida de cultivos alrededor del mundo provocaría un aumento en precios de 12%, en promedio, en África subsahariana, según el estudio “Increasing risks of crop failure and water scarcity in global breadbaskets by 2030”.
Similarmente, la producción de alimentos se verá afectada por un menor acceso al agua, causado por sequías extremas en todo el mundo, cambios en los patrones de lluvias y mayor evaporación del agua desde cuerpos como ríos y mares, además de la superficie del planeta. Se prevé que, en 2025, habrá 5 mil millones de personas afectadas por la escasez del agua.
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Más allá de continuar hablando sobre los retos y el panorama complicado que enfrentamos en la producción de alimentos, debemos de tomar acciones urgentes para poner al centro del debate internacional la seguridad alimentaria, en las empresas, los gobiernos y los consumidores y evitar una parte pequeña del debate, la de cómo evitar alimentos contaminados.
Recordemos que, sin un entorno saludable, no habrá alimentos y mucho menos alimentos seguros y nutritivos en nuestras casas para el consumo de nuestra familia y seres queridos.
La inocuidad de los alimentos parte desde el origen, desde que son saludables, nutritivos, accesibles y suficientes para todas las personas que habitamos el planeta. Démonos cuenta de que, 2030 y 2050 está a la vuela de la esquina y las acciones se requieren desde hoy mismo.
Partimos desde un panorama sombrío sin duda, pero no iniciemos desde la perspectiva del vaso medio vacío, sino desde un vaso medio lleno. Pensemos qué podemos hacer mejor, más rápido y con mayor beneficio para el planeta Tierra.
Afortunadamente, tenemos en el mundo la tecnología que requerimos para producir más y mejores alimentos, al igual que para evitar el incremento de temperaturas en la atmósfera y frenar afectaciones a los ecosistemas naturales.
Para mi resulta emocionante trabajar con colegas y empresas en México, Latinoamérica Norte y el mundo que realmente están echando manos a la obra y apostando por evitar el desperdicio, un menor consumo de energía, evitando así la emisión de CO2 a la atmósfera dentro de la industria de manufactura, proveeduría, transporte y servicio de alimentos, y apostando por una gestión holística del agua, su reciclaje y reúso, de acuerdo con las mejores prácticas globales de empresas responsables con sus asociados, clientes y las comunidades en donde se encuentran.
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Finalmente, tomemos en consideración que los consumidores, clientes y hasta los inversionistas están demandando empresas conscientes de la necesidad de buscar (y encontrar) maneras de aminorar el impacto de sus actividades de negocio, contribuir positivamente a la salud del medio ambiente y asegurar su continuidad en el futuro, a través de mecanismos, tecnología y acciones que impulsen la sostenibilidad.
Requerimos de mayor inversión en mecanismos que nos permiten cuidar del medio ambiente sin descuidar de las futuras generaciones y del planeta, el origen de los alimentos, nutritivos, seguros y disponibles para todos.
¿Qué estás haciendo desde tu profesión o empresa para impulsar el acceso de alimentos y su inocuidad?
Erika Grados es gerente de Mercadotecnia para Latinoamérica Norte de Ecolab
Sitio web: es-es.ecolab.com