La IA gasta más energía de lo que el mundo imaginó, ahora es necesario buscar alternativas para continuar con el progreso tecnológico de forma sostenible. Estas son algunas propuestas que diversas empresas y científicos han comenzado a diseñar.
La popularidad de la Inteligencia Artificial (IA) generativa impulsada de manera significativa por el lanzamiento de ChatGPT de Open AI en 2022, ha transformado la forma en que interactuamos con la tecnología.
Estas herramientas, capaces de procesar y responder a preguntas complejas en segundos ha sido adoptada por millones de usuarios en todo el mundo trayendo consigo un precio oculto: un aumento importante en el consumo de recursos como energía y agua.
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Esta creciente demanda de recursos ocasionada por la presencia cada vez más extendida de la IA, está superando la oferta de recursos disponible en el mundo.
Según un estudio del Electric Power Research Institute (EPRI), una sola interacción con ChatGPT consume aproximadamente 2.9 vatios-hora de electricidad. casi diez veces más que una búsqueda en Google.
Este aumento en el consumo de energía es preocupante incluso en países más avanzados en una transición energética como Suecia, en donde se anticipa que la demanda energética de los centros de datos se duplique hacia 2030 y nuevamente para 2040.
En Estados Unidos, se proyecta que los centros de datos consuman hasta el 8 por ciento de la energía total del país para 2030, frente a un 3 por ciento en 2022.
Además, esta tendencia se está acelerando de manera exponencial, conforme se encuentran más aplicaciones para estos modelos avanzados de IA y crece el número de empresas interesadas en construir espacios para sus centros de datos.
Ante este escenario, es crucial identificar soluciones energéticas eficaces que puedan satisfacer la demanda de recursos de manera sostenible. Algunas propuestas incluyen la innovación en centros de datos submarinos en medio del océano, que buscan aprovechar las bajas temperaturas submarinas para reducir la necesidad de refrigeración, y los micro reactores nucleares, que prometen ser fuentes compactas y menos invasivas de energía limpia.
Sin embargo, estos enfoques aún enfrentan desafíos significativos en términos de viabilidad y aceptación pública.
Entre las alternativas disponibles, la energía solar destaca por su viabilidad y efectividad inmediata. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), la energía solar es la electricidad más barata de la historia, gracias a las mejoras en la tecnología fotovoltaica y el aumento de la eficiencia en la manufactura y la instalación de paneles solares.
Además, es una fuente de energía segura y distribuida que facilita la generación local de energía, reduciendo la carga sobre las infraestructuras de red existentes y mitigando el riesgo de apagones. El costo de la energía solar descendió en un 85% desde 2010 y hasta 2020, según IRENA, lo que la convierte en una opción aún más atractiva y ejecutable.
Incorporar tecnologías de red inteligente, o smart grids, en este contexto es esencial. Los smart grids utilizan tecnología digital para monitorear y gestionar el flujo de electricidad de manera eficiente, adaptándose a las variaciones en la demanda y oferta de energía en tiempo real.
Este sistema complementa particularmente a la energía solar, ya que permite integrar de manera eficiente la energía generada por los paneles solares en hogares y negocios, y usarla para equilibrar la red eléctrica.
Asimismo, la combinación de paneles solares con sistemas de almacenamiento en baterías compensa la intermitencia de la energía solar, proporcionando una fuente de energía más constante y confiable.
La intersección de la IA y la energía solar es clave no sólo para avanzar nuestras capacidades tecnológicas sino también para promover un futuro más sostenible en el planeta.
La implementación considerable de tecnologías de energía solar y la optimización de la infraestructura con sistemas inteligentes de gestión energética ofrecen un camino prometedor hacia la eficiencia y sostenibilidad.
Estas redes inteligentes representan el futuro de la infraestructura energética, permitiendo un uso más racional y eficiente de los recursos, lo que es fundamental para mitigar el impacto ambiental de nuestra creciente dependencia digital.
Edoardo Dellepiane y Raffaele Sertorio son Co-Founders de Niko Energy