Ni los Walmarts ni los Oxxos han logrado desaparecer a las tienditas de la esquina. Hoyenfrentan un reto tecnológico. Pepe Trejo, de Pagaqui, nos cuenta cómo sobrevivirán.
Siempre quiso sobresalir. No se conformaba con lo que la vida le daba. Quiso ser líder, ya fuera por las buenas o por las malas, al grado de que, de niño y adolescente, acosaba a sus compañeros. “No era malicioso, pero buscaba hacer bromas por todos lados”, recuerda José Trejo.
Muy pronto se dio cuenta de que el verdadero liderazgo era algo distinto. “Aprendí que puedes ser un líder a la buena y que puedes impactar con tus palabras, con tus acciones, a más personas”, dice el director general de Pagaqui, una empresa de transacciones electrónicas que busca que las tiendas de barrio puedan ofrecer a sus clientes una variedad de servicios desde una sola plataforma.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosDesde los seis años usó el deporte para canalizar toda su energía. Siempre fue muy competitivo, siempre quería ganar.
Por eso, con el objetivo de tener más dinero para comprar sus propias cosas, empezó a trabajar desde los 12 años. Vendía dulces, plata, ropa e incluso se dedicó a la compraventa de las tarjetas coleccionables de Panini. A los 20 años combinaba su carrera de Relaciones Públicas con sus negocios y llevaba la comunicación de algunos bares.
Con ese afán de ir por más, muy pronto se desilusionó de la carrera de Relaciones Públicas, pues se dio cuenta de que desde ahí sería muy difícil alcanzar un puesto de liderazgo en alguna empresa. Se percató de que lo que más le apasionaban eran las ventas, pero para lograr escalar posiciones en las empresas necesitaba conocimientos de gestión, administración y liderazgo. Por eso estudió varios programas de negocios y alta dirección.
La vida lo llevó al sector de las telecomunicaciones. Con su pasión y facilidad para las ventas, en 2009 se convirtió en director comercial de EM International, una empresa especializada en operaciones digitales.
Para 2013, después de lanzar con mucho éxito varias plataformas digitales, les propuso a los fundadores de EM asociarse con él para lanzar nuevas líneas de negocio. Así se convirtió en cofundador y CEO de Pagaqui, Tekae y Grupo Quom, con el objetivo compartido de ayudar a negocios de Latinoamérica a competir con una adecuada implementación tecnológica.
“Muchas veces buscamos lo que sea más fácil para la empresa, pero esa no es la respuesta, sino más bien qué está buscando el usuario, qué necesita y qué es más fácil para él”, dice Pepe Trejo.
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Sobrevivir no es fácil. A veces se necesita pelear con uñas y dientes. Pepe lo sabe muy bien, y también lo saben los dueños de las tienditas de la esquina que han logrado enfrentar muchos vendavales: desde la llegada de grandes cadenas de autoservicio hasta la invasión de tiendas de conveniencia de distintas marcas.
Pero los famosos changarros ahí siguen, y son más de un millón en todo México, según cifras oficiales.
Pero los retos no se acaban, pues la tecnología se ha vuelto otra barrera para su subsistencia, ya que la competencia hoy permite a los usuarios, además de comprar cualquier cosa, realizar transacciones digitales como pago de servicios, recargas de tiempo aire y envío de dinero.
Nadie mejor que Pagaqui para entender y ayudar a las tiendas de abarrotes a pelear la más reciente batalla. Gracias a su plataforma (a la que pueden acceder en línea o a través de una aplicación), cada changarrito de México puede convertirse en un “mini Oxxo”, permitiendo a sus clientes recargar tiempo aire, pagar servicios, hacer pagos con código QR y muchas operaciones más.
El éxito ha sido tal que la empresa ya tiene una red de más de 200 mil negocios afiliados, con 80 mil de ellos muy activos.
En el futuro cercano vienen más retos, pero no será nada que no se pueda superar. “Lo más complicado es la competencia: cómo con recursos propios, con una marca mexicana, con un desarrollo propio, empiezas a generar disrupción, a tener productos que tengan alto impacto y a lograr trascendencia”.
Porque ni Pepe ni las tienditas se conformarán e irán por más.
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