Detrás de cada máquina, herramienta o data center, hay personas que trabajan incansablemente para poner a nuestra disposición todas las posibilidades que esta nueva era ofrece.
Vivimos en la apasionante era de los datos: su volumen se ha incrementado exponencialmente a nivel mundial, con aproximadamente 2.5 trillones de bytes creados diariamente.
La gestión del volumen masivo de datos -big data- se configura como un importante desafío para cualquier compañía, pero nunca debemos olvidar que quien verdaderamente maneja esos datos son las personas.
Detrás de cada máquina, herramienta o data center, hay personas que trabajan incansablemente para poner a nuestra disposición todas las posibilidades que esta nueva era ofrece.
Todos somos datos, ¿por qué es importante protegerlos?
En este contexto, un informe pone en valor los extraordinarios avances en torno a la explotación de los datos, a la vez que nos recuerda que ninguna persona está exenta de cometer sesgos tanto en el análisis de los datos como en la toma de decisiones.
Los sesgos cognitivos son atajos mentales que las personas tomamos para llegar más rápido a una determinada conclusión, lo que en ocasiones puede derivar en fallos analíticos que entorpezcan o dificulten el plan de acción debido a un juicio inexacto, una interpretación tendenciosa de una situación o la escasez de tiempo, entre otros motivos.
Una de las principales razones por las que tomamos estos atajos mentales es la conocida infoxicación, una sobrecarga de estímulos e información que hace inviable una adecuada gestión de estos volúmenes de datos.
En este sentido, algunas instituciones como el World Economic Forum alertan de la denominada “infodemia”.
De entre todos los sesgos cognitivos, los analistas nos recomiendan prestar especial atención a aquellos que impactan o afectan en la evaluación que hacemos de las distintas evidencias y la estimación de probabilidades.
No permitas que los sesgos inconscientes afecten a tu equipo de trabajo
Todo ello puede afectar en la fase posterior de la toma de decisiones, una vez se ha analizado una determinada situación.
Del mismo modo, se señalan algunas características cognitivas que afectan a este proceso de toma de decisiones, como el perfeccionismo –que genera bloqueos al no encontrar una solución perfecta–, la necesidad de seguridad –una fuerte aversión a la duda– o la necesidad de control –temor ante sucesos potencialmente desagradables–.
No obstante, de nada sirve tener en cuenta estos sesgos cuando analizamos los datos y tomamos decisiones si no asumimos que todas las personas tendemos a utilizarlos en nuestro día a día y usualmente de manera inconsciente.
Es por esto que no debemos olvidar el sesgo del punto ciego: la tendencia a creer que estamos menos sesgados que los demás y que nuestros prejuicios nos afectan menos que al resto.
Así, como ya adelantaba, explorar este mundo, con más información y más formación que nunca, es paradójicamente mucho más difícil, porque es un mundo enigmático, difícil de leer por su creciente complejidad. Más allá de las métricas, necesitamos personas que sepan descifrarlas desde una curiosidad honesta.
Los arquetipos y su importancia para construir nuestra marca personal
Este genuino interés requiere una visión amplia que incluya la letra pequeña y los símbolos y caracteres que configuran nuestro ecosistema en plena metamorfosis, y también una visión profunda, que incluya el valor estratégico de toda representación, especialmente de los datos, aprovechando todo su potencial con transparencia, humildad y valentía, para ponerlos al servicio de las personas.
En conclusión, en la era de los datos en la que vivimos, ser capaces de realizar análisis trabajando los sesgos es algo diferencial, y el primer paso para ello es tomar conciencia de ellos y adoptar una perspectiva humanista desde las empresas, que permita a los expertos en tecnologías y datos extraer todo el potencial de esta nueva y apasionante era.