Socialmente es común percibir diferentes tipos de discriminación, y cómo estas formas de segregación se van mezclando con otras, para ir dando paso a rechazos cada vez más complejos.
Pigmentocracia es un término que nos ayudará a definir la discriminación basada por el color de piel de las personas.
Dice el INAH que el término es un concepto que se utiliza desde la década de los 40, generalmente empleado para describir las desigualdades sociales basadas por el color de la piel.
En palabras de su autor Alejandro Lipschitz, la pigmentocracia es “como el color de piel cobra relevancia en determinar cómo se dan las relaciones de poder entre las personas”.
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Así pues, es un concepto que nombra la supuesta superioridad de algunos por su tono de piel, en donde se entiende que entre más blanco seas, más clase, más poder, más autoridad tendrás sobre las personas “menos blancas”.
En cierto punto podríamos decir que es una especie de “racismo” en el que existe discriminación por ser o pertenecer a una raza/etnia distinta. Lo destacable es que en México la mayoría somos personas morenas producto del mestizaje, por lo que el concepto de racismo no aplica igual, porque todos seríamos iguales.
Por ello, en el afán de generar diferencias, lo que mejor describiría la segregación predominante en México sería la pigmentocracia, en donde ya no importa solo la raza/etnia, sino que seas “menos moreno que el de a un lado”.
Ahora pues, la pigmentocracia sería un fenómeno social con capacidad de permear a través de otras interseccionalidades, tal y como pueden ser las identidades de género, las expresiones de género o las distintas orientaciones sexuales.
Siendo común que por ejemplo en medios, solo se le de cabida a información relevante de personas LGBT+ blancas y no se visibilice que también existen personas de la diversidad de otros tonos de piel.
Socialmente es común percibir diferentes tipos de discriminación, y cómo estas formas de segregación se van mezclando con otras, para ir dando paso a rechazos cada vez más complejos.
Por ejemplo, se tiene la idea de que las personas morenas generalmente son pobres o poco inteligentes, mientras que las personas más blancas tienden a tener mejores empleos y ser más listas.
En México, si eres moreno es 70 por ciento más probable que ocupes puestos más operativos en tu empresa (El Economista), y cuando hablamos de acceso a la educación si eres blanco (o menos moreno) es 50 por ciento probable que tengas acceso a estudiar la universidad y preparatoria, mientras que si eres moreno, este porcentaje cae a poco más del 30 por ciento. (Forbes).
Con lo cual podemos ver que hay un mecanismo social consolidado para rechazar o brindar condiciones más complejas según tu “morenitud”.
Fenómenos que incluso el psicólogo Rogelio Díaz Guerrero en su libro Psicología del Mexicano plantea como posible consecuencia del mestizaje y posterior dominación de los blancos peninsulares, por encima de las diferentes etnias locales.
Lo cual llevaría a un sentimiento de inferioridad, porque si te parecías o identificabas con los rasgos/costumbres locales, eras asociado a “los que habían perdido”, mientras que, entre más te parecieras a los peninsulares era mejor, porque ellos habían sido “los vencedores”.
Situación que cobro fuerza durante la época de la Colonia en donde surgió el sistema de castas, en donde podías ser categorizado como gacuhipín, criollo, mestizo, mulato, zambo, indio o negro, en sus aproximaciones generales, pero llegando a tener más de 16 castas reconocidas.
De esta forma, y con el naciente sentimiento de no querer estar por debajo de otros, surge la constante necesidad de querer percibirse “un poquito mejor” que los demás.
Y esto aplica también en la cantidad de recursos que dispone una persona; The New York Times plantea que por ejemplo el 61 por ciento de los mexicanos creemos ser clase media, pero que solo el 12 por ciento en realidad lo es.
Siendo otro indicador de una lamentable percepción de la realidad alterada por el deseo de querer pertenecer a los ganadores, a los blancos, a los socialmente mejor aceptados y de despreciar la “morenitud”, a lo local, al otro 50% de las raíces que nos conformaron como nación.
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Inicialmente desde la poca o nula representación de personas diversas fuera del canon de “blanquitud”, siendo común ver y distinguir solo a referentes que encajan en la hegemonía blanca y del privilegio.
Siendo por ello que la mayoría de nuestros “role model” sean gays/lesbianas blancos, o mujeres trans con cuerpos de modelos, dejando de lado a toda expresión distinta de la diversidad.
Es evidente que somos muchos los gays y lesbianas morenos, las mujeres trans robustas, los hombres trans sin tratamiento hormonal y muchas otras formas de la diversidad.
Incluso en lo social se vuelve disruptivo ver personas diversas morenas, con sobrepeso, o que no encajen en los pocos modelos de representación que tenemos, y lamentablemente las ideas de pigmentocracia, clasismo, gordofobia y otras, están tan interiorizadas, que en vez de llevarnos a apropiar y respetar otras formas de diversidad, las cuestionamos y atacamos.
Siendo terrenos en donde ideas como la inclusión forzada, la ideología de género, el borrado de mujeres y otras tantas cobran fuerza, rechazando nuestra diversidad y validez.
Al grado que en conversaciones casuales es común escuchar que muchas personas diversas (principalmente gays y lesbianas) argumentan que ya no es necesario tener tantas letras en el acrónimo, que esas cosas son innecesarias, que el lenguaje inclusivo es una aberración y demás prejuicios que nacen de ellos ya tener un lugar y representación ganados.
Según el artículo de la Ibero: La amenaza detrás de la belleza un análisis psicológico en modelos de moda mexicanos. Se encontró que el no pertenecer/parecerse a los modelos de belleza, puede desencadenar distintos padecimientos que van desde lo psicológico como el deterioro de la autoestima, ansiedad y depresión, hasta complicaciones en lo físico, como trastornos alimenticios tales como bulimia y la anorexia.
Y entonces puede venirnos a la mente casos de personas de la comunidad LGBT+ que puedan estar enfrentando todas estas complicaciones por no ser “lo suficientemente blancos”, por no ser “lo suficientemente delgados”, y pues prácticamente por rechazar ser esencialmente ellos mismos.
Imaginemos pues, que así como hay una disforia de género generalmente presente en personas trans, originada porque nos dijeron que nuestros cuerpos no encajan en los determinados canones del género con el que nos identificamos, también hay una sensación de rechazo/incomodidad en personas que no les gusta su color de piel.
Situación que puede llevarles a querer someterse a blanqueamientos, a intervenciones dermatológicas y demás, solo porque no nos han enseñado que esta bien ser morenos, que también somos valiosos, y que también hay belleza en “no ser blancos”.
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Es prioritario tener “role models” más diversos y reales, tener hombres gay femme, tener chavas lesbianas que no sean butch, tener chavas trans robustas, masculinas, o chavos trans delgados, femeninos, tal vez sin TRH o intervenciones quirúrgicas; personas que habiten y convivan armónicamente con sus corporeidades.
No sé si lo has notado, pero hoy muchos de nuestros referentes en la comunidad LGBT+ son o de plano personas blancas con cuerpos hegemónicos que descalifican la verticalidad en los privilegios.
O de plano personas altamente confrontativas, habitantes de la cultura de la cancelación, que llevan la lucha a terrenos en donde sus voces dejan de tener un eco positivo por siempre estar en quejas y ataques en contra de todos y de todo.
No digo que la levantar la voz este mal, o que debemos dejar de luchar. Lo que planteo es que podemos aprender que hay más formas de luchar por nuestros derechos, que hay más formas de visibilizarnos, y entonces tal vez hoy nos hace falta contar con perfiles visibles más enfocados en la construcción y apertura de espacios que respeten la diversidad.
En sumar y que nos acompañen a darnos cuenta que la lucha también puede ser siendo nosotros mismos, así, altos, bajos, gordos, flacos, con penes, con vulvas, morenos, blancos y que el amarte y existir puede ser la mayor muestra valor y rebeldía.
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INAH:
https://revistas.inah.gob.mx/index.php/diariodecampo/article/download/14709/15745/30270
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El Economista:
Forbes:
https://www.forbes.com.mx/inegi-lo-confirma-en-mexico-te-va-mejor-si-eres-blanco/
The New York Times:
https://www.nytimes.com/es/2020/07/06/espanol/opinion/clase-media-mexico.html
Boletim do Museum Paraense Emilio Goeldi:
Psicología Iberoamericana:
https://www.redalyc.org/journal/1339/133960951008/html/
Psicología del Méxicano: