A través de ciclos de hábitos, responsabilidad compartida y prácticas reflexivas tu equipo no solo puede mejorar su productividad, también fomentar una cultura resiliente y adaptativa de cara a un panorama laboral en constante evolución.
Crear nuevos hábitos en tu equipo es importante por varias razones y no se puede subestimar la importancia de fomentar esta práctica para empezar un nuevo año.
Investigaciones realizadas por destacados expertos en ciencias del comportamiento y psicología organizacional enfatizan el impacto transformador de los hábitos en la productividad, la colaboración y el desempeño general del equipo.
James Clear, autor de “Atomic Habits”, sostiene que pequeños cambios pueden conducir a mejoras notables en la productividad y el rendimiento.
Al inculcar hábitos positivos en la oficina, como una gestión eficaz del tiempo y prácticas de comunicación coherentes, las organizaciones pueden presenciar mejoras tangibles en las operaciones diarias.
Otro de los beneficios que tiene el inculcar nuevos hábitos en tu equipo es que se mejora la comunicación, lo que puede derivar en la creación de un ambiente de trabajo más positivo y eficiente.
Y no solo eso, también esta práctica puede tener un impacto positivo en la salud mental y el bienestar general de las y los colaboradores.
Las ideas de Simon Sinek en “Empieza con el por qué” arrojan luz sobre la importancia de crear una cultura laboral positiva.
Desarrollar hábitos que se alineen con los valores y objetivos de la organización ayuda a fomentar un ambiente favorable.
Esto contribuye a una cultura en la que los colaboradores se sienten motivados, comprometidos y alineados con la misión de la empresa.
Al invertir tiempo en la creación de nuevos hábitos, tu equipo puede afrontar los desafíos de manera más eficaz, elevar el ánimo y lograr un éxito sostenido.
El autor James Clear de “Atomic Habits” sugiere que las transformaciones significativas comienzan con pequeños cambios.
El primer paso para crear nuevos hábitos es animar a tu equipo a identificar los que son alcanzables alineados con objetivos generales.
Ya sea estableciendo rutinas de comunicación diarias o incorporando reuniones breves y enfocadas, estos pequeños ajustes pueden conducir a mejoras sustanciales con el tiempo.
Introducir un ciclo para crear nuevos hábitos puede ser de gran ayuda. Este consiste en: Pensarlo, llevarlo a la práctica y cuando se logre obtener una recompensa.
En el libro “El poder del hábito”, Charles Duhigg destaca que los equipos pueden crear hábitos positivos identificando factores desencadenantes, estableciendo rutinas y reconociendo los logros.
Por ejemplo, cumplir sistemáticamente los plazos de los proyectos podría convertirse en un motivo de celebración, reforzando el hábito de completar las tareas a tiempo.
Enfatizar la importancia de los valores compartidos es fundamental para crear un sentido de responsabilidad colectiva dentro del equipo alineando los hábitos con un propósito común.
Cuando los colaboradores se sienten conectados con una misión compartida, los hábitos se vuelven más arraigados, fomentando una cultura de trabajo colaborativa y orientada a un propósito, de acuerdo con Simon Sinek, conocido por sus ideas en “Empieza con el por qué”.
Los hermanos Heath, autores de “Upstream”, abogan por un enfoque proactivo para la resolución de problemas.
Trata de incorporar sesiones periódicas de reflexión en las rutinas del equipo, permitiendo a tus colaboradores crear nuevos hábitos, evaluarlos y ajustarlos.
Esta práctica promueve la mejora continua, asegurando que el equipo siga siendo adaptable y receptivo a los desafíos cambiantes.
Al integrar estas estrategias inspiradas por expertos en ciencias del comportamiento, los equipos pueden emprender un viaje para cultivar hábitos positivos.