Los retos actuales necesitan soluciones ágiles, así como una cultura organizacional flexible, resiliente, y encaminada a la transformación digital
Las organizaciones necesitan navegar el entorno cambiante con flexibilidad, y profundizar en su digitalización para mantenerse competitivas
Jorge Suárez
Los últimos dos años han demostrado la necesidad de la flexibilidad y resiliencia ante los altibajos económicos producto de la pandemia. Para la sobrevivencia de muchas empresas ha sido necesario replantearse aspectos operacionales clave, en orden de mantener su posición en el mercado.
Muchas empresas, que se han abierto a la transformación digital, son las que tienen mayor potencial de adaptación. Esto les ha permitido volverse flexibles y ágiles ante entornos inciertos. Quizá no son valores con los que estas organizaciones se fundaron, pero han tenido que aprenderlos para mantenerse operativas.
Una de las herramientas que debe poseer una empresa ante la tecnología digital es la flexibilidad para adaptarse a las oportunidades del mercado. Esto contribuye a ganar en productividad e innovación.
No todas las situaciones a las que se enfrenta una organización son controlables, así que es crucial no tomar decisiones rígidas. La flexibilidad demuestra lo capaz que es una empresa para utilizar los recursos con los que cuenta para obtener el máximo beneficio. Y además, la adaptabilidad de una organización se demuestra al obtener resultados satisfactorios, a pesar de operar en entornos adversos.
Es así que todas las organizaciones deberían poseer un arsenal de recursos, no solo monetarios, sino también herramientas de gestión y habilidades para elaborar estrategias prospectivas. La suma de estos recursos permiten no solamente adquirir tecnología, sino emplearla en todo su potencial, y acelerar el cambio.
La agilidad es uno de los aspectos más importante en la transformación digital. Los ciclos de mercado ahora son más cortos, y lo que puede ser disruptivo hoy, mañana puede ser obsoleto. Por eso, la rapidez para adaptarse y anticiparse a los cambios es una acuciante necesidad, en el contexto actual.
Para ser ágiles, hay que conocer las fortalezas de la organización, qué está haciendo, y qué puede mejorar. A través de esas preguntas puede mejorar internamente, y encaminarla hacia la transformación digital.
Cuando las empresas requieren transformarse, deben diseñar soluciones de acuerdo a sus necesidades. Siempre hay que tomar en cuenta que cada organización es diferente, por lo que requieren soluciones distintas y a la medida.
Esta mentalidad también puede exportarse y compartirse con los socios estratégicos de la organización, ya que con el apoyo de estos es que la organización propia logrará sus cambios con la rapidez deseada, fortaleciendo a sus aliados en el proceso.
Una característica de las empresas de vanguardia es que han adoptado una cultura de datos. Esto se traduce en la capacidad de asociar los datos con indicadores de problemas para hallar soluciones de manera rápida y efectiva.
Los datos son un factor clave para que las organizaciones avancen hacia la transformación digital, así que, para aprovechar los datos de manera efectiva, las organizaciones deben cambiar culturalmente el modo en que abordan su análisis. Tres son las etapas al implementar una cultura de datos:
A corto o largo plazo, si se añade la digitalización a los procesos de una empresa, esto generará ventajas competitivas, entre las que resaltan:
• Impulsa la cultura de la innovación.
• Mejora la eficiencia de los procesos.
• Contribuye a fomentar la colaboración y comunicación interna.
• Proporciona capacidad de respuesta rápida en entornos cambiantes.
• Ofrece nuevas oportunidades de negocio gracias al análisis de datos.
• Mejora la experiencia del cliente y su relación con la marca.