El incendio en la Guardería ABC es una tragedia que cambió para siempre la manera en que México entiende la seguridad infantil. A 16 años, reflexionamos sobre algunas claves que permiten dimensionar las fallas estructurales y negligencias que hicieron posible este doloroso episodio.
El 5 de junio de 2009, Hermosillo fue escenario de una de las tragedias más dolorosas en la historia reciente de México: un incendio arrasó con la Guardería ABC.
El saldo fue devastador: 49 niñas y niños fallecidos, además de 104 más con heridas que marcaron para siempre a sus familias y al país entero.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosPara entender este caso es necesario conocer dónde sucedió todo: la Guardería ABC se encontraba ubicada en la colonia “Y Griega” en Hermosillo, Sonora. Abrió sus puertas en agosto de 2001, y funcionaba dentro de una nave industrial adaptada como estancia infantil.
Aunque tenía permiso para recibir hasta 196 niños, lo hacía bajo un esquema subrogado del IMSS: en lugar de ser operada directamente por el Instituto, el cuidado de los pequeños estaba en manos de particulares. Una estructura improvisada, dentro de un sistema delegado.
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Según información verificada por el Gobierno de México, la tragedia ocurrida hace 16 años se puede entender mejor a través de varios puntos clave que ayudan a dimensionar la magnitud y las fallas que marcaron este caso.
A las 14:45 horas del 5 de junio de 2009, un incendio estalló en una bodega de la Secretaría de Hacienda del Estado de Sonora, donde se almacenaban placas, papeles y muebles. El fuego no tardó en cruzar la pared que compartía con la Guardería ABC.
El siniestro avanzó con brutal rapidez. ¿Por qué? El techo de la guardería estaba cubierto con poliuretano (altamente inflamable) y un toldo de PVC en el área de usos múltiples funcionó como combustible. El diseño jugó en contra.
Esa tarde, 49 niñas y niños de entre 10 meses y 4 años perdieron la vida. Otros 104 resultaron con lesiones graves o expuestos a gases tóxicos. La magnitud del daño fue consecuencia directa de un espacio que nunca debió operar así.
Las investigaciones revelaron lo que no debería sorprender: la guardería no contaba con detectores de humo, rutas de evacuación señalizadas, salidas de emergencia suficientes ni el número adecuado de extintores. En otras palabras, no cumplía con los requisitos mínimos de protección civil.
A raíz de la tragedia, la Secretaría de Gobernación convocó a instituciones públicas para diseñar una norma oficial que evitara que algo así volviera a pasar.
Así nació la NOM-009-SEGOB-2015, una guía nacional sobre cómo prevenir, mitigar y responder a riesgos en centros de atención infantil, públicos o privados.
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Al momento de seleccionar un Centro de Atención Infantil (nombre oficial de las guarderías), hay algo que siempre debe estar por encima de todo: la seguridad.
No se trata solo de instalaciones bonitas o juegos llamativos, sino de saber que las niñas y niños estarán en un entorno realmente protegido. Estos son los aspectos que toda familia debe considerar:
El centro debe contar con extintores, alarmas, rutas de evacuación bien señalizadas y accesibles. Si estos elementos no están a la vista o el personal no sabe cómo usarlos, es una alerta.
Todos los enchufes deben tener protectores especiales. Los menores suelen ser curiosos por naturaleza, así que estos detalles marcan la diferencia.
Cocinas, tanques de gas, plantas eléctricas, cisternas o zonas con altura deben estar completamente fuera del alcance de los pequeños. Son áreas que deben permanecer cerradas y bajo supervisión.
Es indispensable que el centro cuente con un programa de atención ante emergencias, y que todo el personal lo conozca y lo haya puesto en práctica. No basta con tenerlo archivado: debe ser una herramienta viva.
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