El escritor colombiano trasladó su ciudad montañosa Aracataca a las páginas de las obras literarias que dieron la vuelta al mundo. Hoy lo recordamos con algunas de sus mejores lecciones de liderazgo.
Gabriel García Márquez se ganó el corazón del mundo gracias a su carisma, sus ganas de conocer el mundo y sus escritos que reflejaron la realidad de América Latina.
Gabo nació en la ciudad montañosa de Aracataca, en Colombia, y toda su vida le recordó a las personas la importancia de ser sensibles.
Sus libros fueron una muestra irrefutable de que con el amor, la bondad y la humanidad se puede conquistar al mundo.
Ese estilo inconfundible lo llevó a ganar el Premio Nobel de Literatura en 1982 por su obra maestra: Cien años de soledad.
Siempre con buen humor, García Márquez inició su carrera como periodista, profesión en donde demostró su pasión y que años más tarde la plasmaría en su novela Noticia de un secuestro.
Gracias a ese trabajo en los periódicos encontró las primeras oportunidades de retratar a su público los acontecimientos diarios a su manera:
“Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda. El reloj de la Boca del Puente, empinado otra vez sobre la ciudad, con su limpia, con su blanqueada convalecencia, había perdido su categoría de cosa familiar, su irremplazable animal doméstico”.
El Universal, Cartagena, 21 de mayo de 1948.
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Hoy, recordamos al maestro del realismo mágico con tres lecciones de liderazgo que le dejó al mundo.
La obra maestra con la que Gabriel García Márquez fue reconocido en la mayor parte del mundo fue su libro Cien años de soledad, mismo que salió a la luz en 1967, cuando el escritor tenía 40 años de edad. Sin embargo, esa no fue su primera obra.
Como se había mencionado anteriormente, el colombiano tuvo una larga carrera como periodista y ya había escrito varios libros. La hojarasca (1955) y El coronel no tiene quien le escriba (1961) fueron dos de ellos.
En toda su vida, Gabriel García Márquez en diversas entrevistas nunca expresó haber tenido sentimientos de frustración antes de sus 40 años por no alcanzar la fama. Eso quiere decir que los líderes, al igual que él, deben de tener la paciencia y resiliencia necesaria para poder ser testigo del éxito de sus proyectos.
Gabriel García Márquez fue uno de los representantes más importantes del realismo mágico, un movimiento literario cuyo principal objetivo fue representar las conexiones entre el mundo mágico y el mundo real. Sin embargo, esa ola durante sus primeros años fue presa de varias críticas.
Como uno de sus más fieles exponentes, Gabo también fue “acribillado” por los críticos y tacharon a sus obras de carecer de sentido. Incluso mencionaron una sobrecarga de detalles como una de sus principales fallas.
Pero como era de esperarse, la terquedad del colombiano hizo que no abandonara su estilo, lo defendió ante todos y nunca se despegó de él. De esa manera es como los empresarios y emprendedores deben de aferrarse a sus cualidades y abrazarlas, ya que muchas de ellas podrían volverse su sello característico y llevarlos al éxito.
Gabo recomendaba escribir diariamente. De hecho, él mismo lo hizo durante muchos años ya que dijo que era una práctica que lo ayudaba a desarrollar su habilidad.
En su libro Vivir para contarla, Gabriel García Márquez narró cómo empezó a escribir un diario a la edad de 17 años y de acuerdo con él, llevar a cabo esa práctica lo ayudó a aprender a observar el mundo con atención.
Lo conectó con las personas y le enseñó la forma de detectar las emociones diarias que envuelven a la comunidad en el momento en el que desarrollaban su vida cotidiana.
Así como el escritor, es necesario que los líderes entrenen diariamente aquella actividad que aman o que saben que llevará su proyecto al éxito.