Un equipo de investigadores desarrolló una batería líquida con “sangre artificial” que respira oxígeno, acercando a los robots a un funcionamiento más humano, ligero y sostenible.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison desarrolló una innovadora batería líquida capaz de almacenar oxígeno tal y como lo hace la sangre humana pero para robots.
Esta tecnología biomimética liderada por el ingeniero James Pikul rompe esquemas en el ámbito energético.
Principalmente porque podría transformar radicalmente la manera en que se “alimenta” a los robots del futuro, haciéndolos más ligeros, autónomos y sostenibles.
Pikul explicó que su investigación busca hacer más eficiente y accesible el uso de gases en procesos electroquímicos.
Como la conversión de dióxido de carbono en combustible o compuestos químicos, reduciendo tanto los costos como el espacio requerido.
“Los gases se utilizan con electroquímica en muchos sistemas modernos… si se desea convertir el dióxido de carbono en combustible mediante la electricidad de paneles solares, o usar electricidad para convertir el dióxido de carbono en los componentes básicos de otras sustancias químicas, es necesario poner en contacto miles de millones de toneladas de gas con electrolitos. Nuestro enfoque pretende abaratar este proceso y reducir su uso en espacio”.
Entrevista para la Universidad de Wisconsin-Madison.
El investigador actualmente se desarrolla como profesor para el Departamento de Ingeniería Mecánica y se ha enfocado en fuentes de energía más limpias y eficientes.
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¿Cómo funciona esta ‘sangre para robot’?
Inspirado en la perfección del cuerpo humano, el equipo de James Pikul ha diseñado un sistema que replica, a escala tecnológica, el funcionamiento del sistema circulatorio.
En lugar de sangre, esta “vida líquida” para robots fluye a través de una mezcla hecha con diminutas gotas de aceite de silicona suspendidas en agua. Esta mezcla captura y libera oxígeno con una eficacia asombrosa: hasta seis veces más que el agua por sí sola.
¿El resultado? Una batería líquida que no solo respira, sino que impulsa. Gracias a esta emulsión, las reacciones químicas que generan energía ocurren más rápido y con mayor intensidad, lo que se traduce en más potencia y mayor autonomía para los robots.
Una fuente de energía fluida, eficiente y casi “viva”, que redefine lo que entendemos por movimiento artificial.
¿Cuáles son sus aplicaciones y beneficios?
Aunque fue pensada inicialmente para dar vida a robots, esta innovadora batería líquida podría tener un impacto mucho más amplio.
Su capacidad para almacenar oxígeno de forma eficiente abre la puerta a aplicaciones en procesos industriales más sostenibles, especialmente en la fabricación química, donde este gas es esencial. Pero su potencial no se detiene ahí.
Imagina poder capturar dióxido de carbono del aire y transformarlo en productos útiles, ayudando así a combatir el cambio climático de manera activa. Esa es una de las promesas más ambiciosas de esta tecnología.
Por su flexibilidad y eficiencia, esta batería no solo podría alimentar máquinas, sino también alimentar soluciones para un planeta más limpio. En definitiva, una herramienta versátil que podría revolucionar tanto la ingeniería como el medio ambiente.

En el futuro, ¿los robots serán más humanos?
El equipo de investigación está dando un paso más allá al explorar la posibilidad de reemplazar los tradicionales ánodos de zinc por soluciones líquidas, con el objetivo de crear un sistema de energía completamente fluido.
Esta apuesta por la energía líquida total no solo rompe con los esquemas convencionales, sino que también promete una revolución en el diseño de los robots del futuro.
Al combinar en un solo sistema tanto el almacenamiento de energía como la transmisión de fuerza, los robots podrían volverse más ligeros, compactos y eficientes, casi como organismos vivos que llevan su “combustible” en la sangre.
Menos peso, más autonomía y mayor rendimiento: el sueño de la robótica moderna comienza a tomar forma en estado líquido.
La batería líquida que almacena oxígeno como la sangre representa un avance significativo en la tecnología de almacenamiento de energía.
Al combinar inspiración biológica con innovación tecnológica, esta investigación abre nuevas posibilidades para el desarrollo de robots más autónomos y sostenibles.
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