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La brecha digital en la infancia, un problema urgente que atender

Por Raquel Macías Arroyo La proliferación de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) es una fuerza imparable que […]

MIT SMR México 04 Jun 2021

Por Raquel Macías Arroyo

La proliferación de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) es una fuerza imparable que impacta todas las esferas de la vida. Hoy, resulta imposible imaginarnos privados de celulares, correo electrónico o de fines de semana con maratones de Netflix. La rápida innovación está provocando cambios socioeconómicos exponenciales. 

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Lo interesante es que muchos jóvenes ni siquiera se han preguntado cómo funcionaba el mundo cuando no se había desarrollado ninguna de las tecnologías que hoy lo caracterizan. Los nacidos en el nuevo milenio forman parte de la Generación Z, y son aquellos a quienes llamamos “nativos digitales”. Desde su nacimiento, están inmersos en un universo tecnológico, en donde lo primero que hacen al despertar es revisar sus redes sociales. Conforme crecen, también lo hace su capacidad de utilizar las innovaciones tecnológicas a su favor, permitiéndoles acceder a oportunidades casi ilimitadas para seguir aprendiendo, desarrollándose y comunicándose. La aceleración digital es tal, que de acuerdo con el Foro Económico Mundial, más del 60% de los niños que ingresan hoy a la escuela primaria eventualmente tendrán trabajos que aún no existen. 

Para atender las exigencias del mercado laboral presente y futuro no solo hablamos de capacidades digitales, sino también se requiere de habilidades blandas como pensamiento analítico y crítico, solución a problemas complejos, creatividad, iniciativa y originalidad, influencia social, resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad. 

Pero ¿qué pasa con las niñas y niños que viven en lugares remotos o que enfrentan una situación de pobreza donde su prioridad es tener algo de comer? ¿O qué sucede con las niñas que desde temprana edad ni siquiera ven una oportunidad en las áreas STEM? Esta brecha en la generación de nativos digitales es sumamente preocupante. Más de 250 millones de niños siguen sin ir a la escuela, y en el mejor escenario, aun siendo parte de la educación tradicional, no se ha logrado formar a los jóvenes con los requerimientos que demanda el campo laboral actual. Para dimensionar el problema que hoy enfrentamos, el Banco Mundial indica que actualmente el 60% de la población global permanece excluida de la Economía Digital. Aunado a esto, se estima que más de la mitad (54%) de toda la fuerza laboral actual requerirá una reconversión de habilidades significativa para 2022. 

La accesibilidad a la educación hoy más que nunca, depende en gran medida de la infraestructura que los países tienen para atender la conectividad del país. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, más de 20 millones de hogares (56.4% del total nacional) disponen de conexión a internet, y la relación de acceso a este beneficio por zona urbano-rural presenta una diferencia de 28.9 puntos porcentuales, con 76.6% en las zonas urbanas y 47.7% en las rurales. En 2020, la brecha se incrementó porque la pandemia dejó al descubierto el reto de muchas familias, en donde ante la falta de conectividad y el analfabetismo digital, las clases online impartidas por el sistema de educación solo han sido aprovechadas por 30% de los estudiantes de escuelas públicas del país. Sí, la digitalización es una puerta hacia un mejor futuro, pero millones todavía no tienen ese recurso. 

Este problema no debe ser responsabilidad de un solo actor. Existen diversas maneras tanto en lo individual como en lo colectivo que involucran a la iniciativa privada, academia y sociedad civil para promover acciones y alianzas que fomenten el acceso generalizado a la educación y tecnología. Aprovechada de manera correcta y efectiva, la digitalización es un factor clave para cambiar la situación de quienes han quedado rezagados y conectarlos con oportunidades que fomenten la competitividad del país.

Con esa premisa en mente, es fundamental reconocer que se requieren más programas que acerquen a las nuevas generaciones a desarrollar las habilidades que necesitan para trascender en la actual Economía Digital. 

Las oportunidades son diversas e involucran diferentes niveles de compromiso. Estas pueden ir desde incorporar a nuestras estrategias de responsabilidad social iniciativas que fortalezcan las habilidades de los más jóvenes, hasta tender puentes dentro de nuestros sectores para llevar propuestas de mayor alcance en todo un país. 

El poder de las alianzas es un motor para cerrar las brechas, que hoy son de educación, pero que en un futuro cercano serán brechas laborales. Para atender esta problemática en la dimensión que se requiere, hace un par de años, 20 compañías líderes de diferentes sectores iniciaron una alianza en colaboración con el Foro Económico Mundial con el objetivo de beneficiar a 6 millones de jóvenes para 2022, ayudándolos a desarrollar habilidades para su futuro profesional. Gracias a esta alianza es que hoy vemos que más compañías incrementan sus iniciativas de enseñanza, acercando a los más jóvenes a innovaciones que para muchos pueden sonar abstractas como el Blockchain, Internet de las Cosas, Big Data, entre otras. 

No dejemos de lado la otra brecha que aleja a nuestra juventud de las habilidades tecnológica, y es la de género. En México, las mujeres representan solamente 10% de las personas dedicadas a la programación y 14% de profesionales en TIC. Esto es reflejo de la profundidad de los sesgos que desde temprana edad impiden que más mujeres jóvenes se acerquen a las carreras STEM. Además de fortalecer los role models e incrementar nuestras iniciativas como sector para acercar más oportunidades de crecimiento para las niñas, existe una ventana de oportunidad en los videojuegos. La iniciativa Wesports: Women in Esports, por ejemplo, busca a través de la industria de los esports, incentivar el desarrollo profesional de las mujeres en las áreas STEM. Y es que está comprobado que las niñas y jóvenes que muestran afinidad por los videojuegos tienen tres veces más probabilidad de estudiar una carrera de este tipo.

Capitalicemos los efectos positivos de lo digital, desde la infancia. Y eso comienza por convertir la accesibilidad de la tecnología y la educación en prioridades para los diversos grupos que formamos la sociedad; así se creará una un entorno realmente sostenible. 

SEMBLANZA

Raquel Macias es Directora de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social de SAP México. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey y cuenta con estudios de posgrado en la Universidad de San Diego y el IPADE. Ha colaborado en actividades de responsabilidad social enfocadas al empoderamiento económico de la mujer.