Un debate sin consecuencias
Sin duda el debate de hoy nos dará angustia, risa y preocupación. Pero hay que recordar que este encuentro no tendrá consecuencias, todo es un show.
El debate presidencial de hoy será la primera y última vez que Kamala Harris y Donald Trump se verán cara a cara.
A pesar de que existen negociaciones entre las campañas para un segundo debate (posiblemente en Fox News), es difícil ver que haya algún beneficio para cualquiera de los dos candidatos.
Llevar a cabo solo dos debates presidenciales rompe con lo que ha sido una tradición en la política estadounidense.
Los candidatos a la presidencia, por lo general, participaban en tres debates que se llevaban a cabo entre septiembre y octubre. Joe Biden y Donald Trump tuvieron su debate en julio.
Esa fue la primera señal de que los debates en este ciclo electoral serían diferentes. Los demócratas fueron los que propusieron la fecha de julio y los republicanos accedieron con entusiasmo.
El tener un debate casi cuatro meses antes de las elecciones les daba a los dos candidatos amplia oportunidad para corregir algún error, evaluar sus mensajes clave, y encontrar nuevas maneras de atacar al candidato rival.
En ese entonces, hablábamos de dos candidatos de edad avanzada y que un error sería garrafal para cualquiera de los dos, y lo fue para Joe Biden.
90 minutos bastaron para finalizar una carrera política de más de 50 años y llevar a su fin a una campaña sin emoción, sin entusiasmo, y sin apoyo económico.
Pero lo que parecía un abismo para el partido demócrata resulto ser el impulso que necesitaban para cambiar de candidato y postular a la vicepresidenta Kamala Harris.
No cabe duda de que la candidatura de Kamala Harris revitalizó a los votantes demócratas y que el apoyo económico a su campaña ha sido histórico.
En poco más de un mes, su campaña ha recaudado más de 500 millones de dólares, pero si esos fondos no son utilizados para movilizar a su base de votantes en los estados clave de Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Nevada, Michigan, Pennsylvania, y Wisconsin el día de la elección o “Get Out The Vote”, no servirán de nada.
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No hay votantes indecisos
El solo tener un debate no perjudica ni a Harris, ni a Trump. ¿Por qué es así? Por qué ninguna de las dos campañas está tratando de convencer a una nueva base de votantes o a votantes indecisos.
No hay votantes indecisos, y los pocos que iban a votar por Robert Kennedy Jr. no eran un factor en la fórmula para la victoria desde el inicio.
En este debate ya no importa si Harris o Trump cometen errores catastróficos. Los votantes ya están comprometidos con sus candidatos y nada los hará cambiar de opinión.
El pasado fin de semana, los medios de comunicación se enfocaron en la historia que el exvicepresidente republicano Dick Cheney (odiado por los demócratas durante la presidencia de George W. Bush) y su hija, una excongresista republicana expulsada de su partido por criticar a Trump y sus acciones para instigar la insurrección que buscaba evitar la toma de posesión de Biden, estarían votando por Kamala Harris.
El punto es que ellos no llegaron a esta conclusión de la noche a la mañana, es una decisión que ya habían tomado desde hace mucho tiempo, y es lo mismo con el 99.9 por ciento de los votantes de Estados Unidos – ya saben por quién van a votar, la clave para la victoria es asegurarse que salgan a votar.
El candidato que motive más a su base de votantes (que ya lo apoyaban incondicionalmente) ganara esta elección.
Esto se ve reflejado en las encuestas, que hoy indican que Trump lleva una ligera ventaja en los estados de Arizona (1.6 puntos) y Carolina del Norte (0.7 puntos).
Harris saca ventaja en Nevada (0.6 puntos), Michigan (1.3 puntos), Georgia (0.1 puntos) and Wisconsin (1.5 puntos).
Los candidatos están empatados en Pennsylvania, donde ser llevara a cabo el debate presidencial hoy.
Los números de Trump no han aumentado y no lo harán después del debate. Los números de Kamala Harris son más optimistas que los de Joe Biden, pero tampoco cambiaran después de debate. Esto se decidirá el día de la elección e inclusive días o semanas después si un conteo es requerido.
El votante ya está cansado
Estamos en un punto en el ciclo electoral en el que comienza a haber cansancio y agobio de parte del votante.
El votante está frustrado porque ya sabe por quién va a votar, pero aún le faltan siete semanas de bombardeo de mensajes políticos. Los mismos mensajes, los mismos ataques, y las mismas incoherencias (en el caso de Trump).
Algo que no se refleja en las encuestas, pero que es muy real, es lo que llamo el efecto “voz de Trump”.
Es el momento en el que su voz e imagen se ven reflejadas en la televisión y mi reacción es desconectarme mentalmente por esos segundos o minutos.
Ya sabes lo que va a decir, ya sabes que no tendrá sentido, y lo que es peor, ya sabes que casi la mitad de este país va a votar por él a pesar de todos sus defectos. Eso incluye a personas inteligentes, a tus vecinos, a tus amigos, a tus familiares, compañeros de trabajo, etc.
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Es la economía, estúpido
Más que un debate, hoy será una prueba de tolerancia para ambos candidatos y los dos tienen sus objetivos marcados.
La prueba de tolerancia para Kamala Harris es no perder la cabeza ante un ataque personal o inmaduro de Trump.
La prueba de tolerancia de Trump es la misma, no perder la razón ante un ataque personal (como llamarlo criminal convicto).
Pero más allá de la tolerancia, el objetivo de Kamala Harris es demostrar que puede manejar la economía. La economía es el tema más importante para los votantes de este país.
Los últimos tres presidentes demócratas hicieron de la economía el punto principal de sus campañas – Bill Clinton, Barack Obama, y Joe Biden.
A diferencia de ellos, Kamala Harris está heredando una economía basada en las políticas de un presidente demócrata y eso presenta un problema importante en su mensaje.
No está mal el preguntar por qué es necesario un plan económico nuevo, si se supone que la administración de Biden está haciendo las cosas muy bien.
Me estoy refiriendo al mensaje económico que Biden (y Harris como su vicepresidenta) orgullosamente alababan como un plan que había tenido resultados históricos.
La semana pasada, Harris declaro que su enfoque “es la economía”. Eso tuvo una resonancia importante entre los demócratas y ojalá sirva como motivación.
La frase “es la economía, estúpido” se hizo famosa en 1992 cuando el asesor de Bill Clinton, James Carville, enojadamente repitió la frase a los jóvenes líderes de campaña como el mensaje más relevante para los votantes en ese momento.
Sin duda el debate de hoy nos dará angustia, risa, preocupación, y como si fueran gladiadores estaremos gritando de emoción o gestionando cuando nuestro candidato/a logre incomodar al otro.
En ese momento hay que recordar que este debate no tendrá consecuencias, que todo es un show, y es por eso que no habrá más debates presidenciales en esta elección.