Las marcas se han equivocado por años: contar historias y comunicar nunca se trató de hablar de ellas y su oferta de valor, sino de escuchar y tener empatía por las necesidades del cliente.
Comunicar no es hablar sin parar y llenar de contenido a tus audiencias, sin jamás detenerse para escucharlas. Ninguna historia existe si no tiene sentido para quien la escucha.
Es algo muy obvio, pero ante el olvido y ceguera en los que estamos, lo tengo que decir: contar historias y comunicar nunca se ha tratado de hablar de ti, ni de tu marca, ni de tu oferta de valor. Se trata, primero que nada, del otro: de verlo, escucharlo, entenderlo y tener empatía con sus dolores, con sus necesidades.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosEn mi entrega de la semana pasada, te contaba de las narrativas inteligentes como una opción para poder brincar la barrera del hartazgo por la publicidad que hay en las personas.
Narrativas inteligentes: de la publicidad a la curiosidad – Parte I
Te compartí lo que llamo La Estrategia del Pulpo para desarrollar el Universo Narrativo de tu marca personal y corporativa, basado en responder a ocho preguntas clave para tu comunicación estratégica.
Con este viaje inmersivo que te propuse puedes tener la claridad sobre quién eres, qué haces, por qué y para qué lo haces y, con ello, reconocer lo que te diferencía de las demás marcas.
En esta entrega sobre narrativas inteligentes te contaré del otro lado de la moneda de una verdadera comunicación: tu audiencia.
La comunicación, según la Unicef:
“Es el proceso de intercambio de información, ideas, pensamientos o sentimientos entre dos o más personas, mediante el uso de signos y un código común”.
Me gusta esta definición porque parte de dos elementos vitales: “intercambio” y “código común”, dos palabras que parecen sepultadas por los expertos de la publicidad de nuestros días, cuyo foco obsesivo es vender, vender y vender.
Como bien lo dice el autor y speaker Simon Sinek:
“La comunicación no consiste en decir lo que pensamos, sino en asegurarnos de que los demás escuchen lo que queremos decir.”
Para lograr comunicarte con tus audiencias, lo que quiere decir que respondan a tu mensaje, primero tienes que construir puentes con ellas, lo que se llama rapport, palabra de origen francés (rapporter), que significa “traer de vuelta” o “crear una relación”.
Como lo comparto en mi libro ¿Quién mató al Storytelling? Narrativas sin mentiras, se trata de una técnica para crear una conexión de empatía con otra persona o audiencia, para que se comunique con menos resistencia. Un buen rapport tiene muchas ventajas:
Una vez construido el puente, el punto en común entre tu marca y tu audiencia, entonces puedes pasar a la empatía. Daniel Goleman, periodista, psicólogo y escritor, considera tres niveles de empatía:
En un mundo saturado de contenido, de mentiras corporativas y de marcas que no escuchan ni ven a sus audiencias, la única forma de comunicar de forma efectiva será mostrando un interés empático por ellas porque, si lo hacen, esas audiencias se sentirán vistas, escuchadas, importantes y, por lo tanto, se establecerá una relación inquebrantable entre ellas y tu negocio, una relación auténtica.
Aquellas marcas que tengan la habilidad para ponerse verdaderamente en el lugar de la otra persona (de su audiencia) y comprender su perspectiva serán las únicas cuyas historias serán escuchadas, generarán curiosidad, venderán más y podrán trascender.
Porque, como dice Alfred Adler:
“La empatía es ver con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro y sentir con el corazón de otro”.
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