Etiquetar a las generaciones es un constructo medianamente moderno, de la década de los 90s, y fue concebido observando el impacto del entorno social, político y económico del “Norte Global”, particularmente Estados Unidos. ¿Qué tanto podemos analizar a nuestras juventudes con la misma etiqueta de la Generación Z sin caer en puntos ciegos?
Ya sé, otra vez empezamos bravas, pero regálenme unos minutos para explicarles porqué desde hace tiempo abogo por que dejemos de etiquetarnos según parámetros generacionales y qué oportunidades perdemos si lo aplicamos en nuestros análisis de audiencias y mercados a priori.
Gurús nos atosigan con la promesa de explicarnos a la generación Z. Dependiendo a quién consultemos les describirán como progresistas, conservadores, de derechas, poco comprometidos, muy participativos, alejados de la política, activistas, etc.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosEntiendo el sesgo; nos promete simplicidad, permite tratar de replicar narrativas homogéneas y en lo personal cada que en una presentación confieso que soy milennial geriátrica se rompe el hielo con risas. Pero si nos vamos al origen de estas etiquetas va a ser muy difícil que nos parezca aplicable a México o América Latina.
¿En qué se diferencian los colaboradores boomers, millenials y centennials?
Entendemos “generación” como la etiqueta que define un tiempo en particular.
La primera vez que se nombró intencionalmente a una generación fue a principio de los 90s, en dos libros “Generation X” de Douglas Coupland y “Generations” de Neil Howe y William Strauss, responsables de bautizar al “Milennial” Sobre los Boomers, la etiqueta fue resultado de la costumbre, pues en 1950 se hablaba del “Baby Boom” en Estados Unidos, como una consecuencia demográfica de la posguerra.
¿A quiénes describía? Principalmente a la población estadounidense y potencialmente podría aplicar a algunos europeos.
¿Qué faltó en este análisis para realmente poder considerarlo una etiqueta global? Procesos de descolonización y su impacto en el desarrollo social, efecto de políticas desarrollistas, conformación demográfica, elementos culturales. Es decir, la diversidad no fue invitada a la mesa para analizar los fenómenos que atravesaban a cada generación.
A mí me gusta hablar de juventudes y dejarme sorprender por ellas, mientras observo cómo van tomando forma sus hábitos. Las juventudes mexicanas, de 18-25, tienen otras particularidades frente a nuestro vecino del norte y de ninguna forma son homogéneas. ¿Qué comparten?
¿Qué es una pop up store y por qué la aman los millennials?
La diferencia entre lo urbano y lo rural, el estrato social, el acceso a educación, la conformación familiar, nivel de digitalización y un largo etcétera, nos abren varias oportunidades. Observando a nuestras juventudes puedo anticipar:
Por último, objetivo de esta columna no pretende eliminar el uso de las etiquetas generacionales, solo contextualizarlas y enmarcarlas en nuestra realidad para tomar decisiones estratégicas.