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Hagamos música que asuste

Arturo J. Flores 08 Ago 2025

La muerte de Ozzy Osbourne deja un vacío irreparable en la música. Recordamos cómo una fila para ver cine de terror inspiró a Black Sabbath a crear el heavy metal, un género que cambió la historia.

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La anécdota es bien conocida. Frente al local de ensayo de Black Sabbath había un cine. La fila daba la vuelta a la cuadra para ver una película de horror. A Ozzy, Tony, Geezer y Bill se les prendió el foco: “La gente paga toneladas de dinero por asustarse, ¿y si hacemos música que espante?”

Eso representan los primeros minutos de Black Sabbath, la canción que abre Black Sabbath (1970), el disco debut de Black Sabbath, el grupo llamado así en homenaje a Black Sabbath, una película italiana de terror de 1963 dirigida por Mario Bava.

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¡Vaya enredo!

Un filme que, seguramente, ha visto mucha menos gente de la que ha escuchado la música de los originarios de Birmingham.

Ozzy Osbourne, el ‘Príncipe de las Tinieblas’, muere a los 76 años

El mutante genético y el ladrón más torpe del mundo

En su autobiografía I Am Ozzy (publicada en español con un subtítulo genial: Confieso que he bebido), el recién fallecido cantante le dijo al periodista Christopher Owen Ayres que su padre, John Thomas Osbourne, le vaticinó:

“O haces algo grande en la vida, o terminas preso”.

En realidad, hizo ambas. Pasó seis semanas en prisión por asaltar una tienda. Lo hizo en tres ocasiones. Lo cuenta él mismo en su libro, en algo que parecería un sainete montado por Chespirito, que tan de moda está.

La primera vez, por no llevar linterna, se robó una caja ignorando que en su interior solo había ropita de bebé —que fue incapaz de vender—.

Regresó con la idea de hurtar un televisor, pero era tan pesado que se le vino encima y estuvo más de una hora en el suelo, como una tortuga incapaz de darse la vuelta.

La tercera —que no fue la vencida— consiguió llevarse algo mucho más fácil de desplazar, pero sus guantes de ratero no tenían dedos… por lo que dejó huellas por todos lados y fue capturado.

¿Cómo fue posible que ese palurdo atolondrado nos tuviera a seis millones de personas al borde del llanto, durante más de ocho horas, frente a una pantalla, para presenciar vía streaming la despedida de Black Sabbath el pasado 5 de julio?

¿Por qué un tipo que quizá haya pasado más tiempo de sus 76 años intoxicado —un estudio de la Universidad de Indiana determinó que posee mutaciones genéticas únicas que le permiten procesar mejor el alcohol y las drogas— que sobrio, volcó a la gente de su ciudad a las calles para despedir a su cortejo fúnebre?

No fueron las canciones, aunque son brutales. De la inmensa cantidad de personas que se subieron al trend en redes tras su fallecimiento, es poco probable que muchas conocieran más allá de Paranoid, Iron Man y War Pigs (tal vez Crazy Train, de la etapa solista de Ozzy).

Black Sabbath tiene más de 29 millones de oyentes en Spotify, pero Bad Bunny supera los 80.

Pero no existe termómetro que mida los sentimientos que un artista puede desatar.

Es mucho más probable que más personas conocieran la historia de cuando el cantante le arrancó de un mordisco la cabeza a un murciélago.

Alguien se lo arrojó al escenario y él pensó que se trataba de un juguete. Aunque tuvo que someterse a un tratamiento contra la rabia, sin sospecharlo firmó uno de sus grandes distintivos.

Tanto que, a un mes de su desaparición física, se agotaron los murciélagos de peluche que lanzó bajo su marca (¡y a los que se les desprende la cabecita, toda una lindura!). Según se anuncia en Amazon, el producto se encuentra agotado y se desconoce cuándo se volverá a surtir.

Osbourne será recordado como una figura clave en el desarrollo y popularización del heavy metal. (Especial)

Lecciones para trascender que nos dejó Ozzy

1. Tenía una visión muy clara

Él cuenta que, cuando escuchó por primera vez She Loves You, dijo: “Quiero ser el quinto Beatle” (Aún George Martin no ostentaba ese título)… Y, de alguna forma, se salió con la suya.

2. Estableció una misión

Asustarnos.

3. Definió sus valores

Ejercer la locura total y sin límites. Por eso orinó borracho en el Álamo, decapitó a una paloma con los dientes y se exhibió sin decoro en un reality show tan delirante y surreal como The Osbournes. Transformó cada uno de sus “defectos” en virtudes.

Aquello de:

“No importa que hablen mal de mí, siempre que hablen”, aplicó con Ozzy.

4. Patentó un producto

Si bien antes de Black Sabbath estuvo Coven —una banda sesentera de Chicago, abiertamente satánica y ocultista, liderada por una mujer, Jinx Dawson—, quizá le faltó plantearse un objetivo de mercado tan claro como el del cuarteto británico:

“La gente paga para que la asusten. Hagamos música que dé miedo”.

5. Eliminó a la competencia

En vez de ocultar su “receta secreta” como el Coronel Sanders, Black Sabbath la dejó al descubierto.

Todo el mundo sabe que Iommi componía en base al tritono o Diabolus in Musica, el llamado acorde del diablo, prohibido en la Edad Media por considerarse perturbador.

Ninguno de los grupos que asistieron al concierto Back to the Beginning se atrevería a decir que Sabbath es su competencia. Para todos —desde Metallica hasta Lamb of God, pasando por Gojira o Alice in Chains— son sencillamente sus dioses. Sin ellos, no existirían.

6. Dejó el negocio en manos de quien sabe

La verdadera genia detrás de Ozzy fue Sharon. Su esposa lo rescató cuando los Sabbath lo expulsaron por adicto, lo ayudó a rehabilitarse, le inventó su propio festival —el Ozzfest— cuando nadie lo quería contratar, y bastó que levantara el teléfono para que los más grandes representantes del metal pasaran lista en Birmingham el 5 de julio, para presentarse en un concierto del que nadie ganaría una libra. Todo se donó a la caridad.

7. Capitalizó su debilidad y la transformó en fortaleza

Neil Young escribió en Hey Hey, My My que “es mejor quemarse de un golpe que desvanecerse lentamente”.

Ozzy pudo haber esperado a que la muerte lo sorprendiera e intentar vivir su agonía desde el retiro. En silencio. En vez de eso, junto con Sharon organizó un magno funeral en vida, transmitido por Internet al planeta entero, recaudando una fortuna destinada a la investigación del Parkinson, enfermedad que padecía.

Cantó sus últimas canciones sentado, sí, él que nunca dejó de correr por el escenario. Pero lo hizo en un trono negro. Dijera Buzz Lightyear: eso es aprender a caer con estilo.

¡Eres grande, Príncipe de las Tinieblas!

Y la música de Sabbath, obviamente, es —me parece— excelente. Por eso dio origen a un género, el heavy metal, y un sinfín de subgéneros (black metal, death metal, power metal, metal matemático, etc.); también a una industria y, además, a un estilo de vida.

Todo comenzó con cuatro músicos queriendo hacer música que asustara a su audiencia. Hoy, lo que de verdad nos llena de horror es que Ozzy ha muerto.

Nada ni nadie te prepara para ese tipo de orfandad.

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Arturo J. Flores

Periodista y escritor Editor de Playboy México y Open. Periodista con más de 20 años de experiencia, autor de una docena de libros, Premio Nacional de Novela, creador y conductor de los podcast “De todo menos Vainilla” y “Chelas y bandas”, guionista de TV y storyteller.

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