Conoce seis datos fascinantes del equinoccio de otoño, desde la posición del Sol hasta los rituales mayas en Chichén Itzá.
El equinoccio de otoño 2025 tuvo lugar el lunes 22 de septiembre a las 12:19 horas (hora del centro de México), según investigadores de la UNAM.
Este fenómeno ocurre cuando el día y la noche tienen prácticamente la misma duración, marcando la transición entre el verano y el otoño en el hemisferio norte.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosAdemás de ser una fecha relevante en el calendario, el equinoccio de otoño guarda secretos que han intrigado a culturas antiguas y que hoy la ciencia explica con precisión.
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A continuación, te compartimos seis datos curiosos para entender mejor este acontecimiento astronómico.
El término equinoccio proviene del latín aequinoctium, que significa “noche igual”.
En estas fechas, el Sol se sitúa justo sobre el ecuador terrestre, provocando que la luz del día dure prácticamente lo mismo que la oscuridad de la noche.
Aunque no son exactamente 12 horas cada una, la diferencia suele ser mínima, apenas de unos minutos.
Durante el equinoccio de otoño 2025, la trayectoria del Sol es particular: aparece justo en el este y se oculta exactamente en el oeste. Este fenómeno lo convierte en un punto de referencia perfecto para orientarse sin brújula.
No es casualidad que muchas civilizaciones antiguas construyeran templos alineados con la posición solar en esta fecha.
Históricamente, el equinoccio marcaba el inicio de las cosechas. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más del 70 por ciento de los calendarios agrícolas tradicionales estaban vinculados a observaciones astronómicas como este evento.
Incluso hoy, agricultores y comunidades rurales lo consideran un punto clave para planificar sus cultivos.
Sitios como Chichén Itzá en México muestran un espectáculo único durante esta fecha: la famosa “serpiente emplumada” desciende por la pirámide de Kukulkán gracias a la proyección de sombras creadas por el Sol.
Este efecto no es casual, es el producto del conocimiento astronómico avanzado que los mayas sumaron a sus arquitecturas.
El paso al otoño trae variaciones perceptibles en la temperatura y en la duración de la luz solar.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) estima que el hemisferio norte pierde cerca de tres minutos de luz cada día después del equinoccio, lo que influye en el ritmo biológico de plantas, animales y seres humanos.
El cielo nocturno tras el equinoccio ofrece condiciones privilegiadas para la observación de estrellas y planetas.
Con noches más largas y menos humedad en el ambiente, fenómenos como la lluvia de meteoros Oriónidas se aprecian con mayor nitidez.
Además, es un periodo en que las constelaciones de Pegaso y Andrómeda se hacen visibles en gran parte del hemisferio norte.
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