Revisando las palancas de control
El final de la década de los 80´s e inicios de los 90´s marcó uno de los cambios más importantes en la historia del quehacer empresarial: la caída del bloque soviético, la apertura económica y la subsecuente globalización, lo que trajo consigo una mayor competencia.
En aquellas décadas, las empresas debían competir en un mercado internacional y no sólo local. Para tener éxito en este nuevo contexto, se incrementó la importancia de la innovación, flexibilidad y creatividad como ventaja competitiva.
Uno de los modos más eficientes para tener organizaciones más innovadoras es empoderar a los trabajadores; descentralizar decisiones, otorgándoles mayor autoridad en la toma de decisiones e impulsar un mindset emprendedor. Sin embargo, el empoderamiento de los trabajadores y tomadores de decisiones viene acompañado de un gran riesgo para las compañías: el debilitamiento de los sistemas de control ha provocado comportamientos indeseados e incluso ilegales por parte de managers en distintas industrias.
Más competencia y menos control es la receta perfecta para decisiones y acciones riesgosas que ponen en cuestionamiento la rentabilidad y valía de las organizaciones.
Los mecanismos tradicionales de control pueden ser una limitante para la creatividad y poner en riesgos la rentabilidad de empresas en industrias, en las que la innovación es necesaria. En mercados donde los cambios, desarrollos tecnológicos y transformaciones constantes es fundamental que las empresas sean flexibles y dinámicas.
En 1995, el profesor de HBS, Robert Simons, publicó Control in an Age of Empowerment, en el que resuelve este dilema. La solución de Simons es hacer más amplia la definición de “Control”; no sólo son los mecanismos para medir y dar feedback en la operación de una empresa, sino también las herramientas que influyen o afectan el comportamiento de los miembros de la compañía, buscando traducir la estrategia a los niveles tácticos y operativos. En otras palabras, un buen sistema de control le deja claro a los empleados qué deben hacer y cómo eso que hacen contribuye a cumplir la estrategia.
Según el profesor Simons, existen cuatro tipos o palancas de control. Cada una de ellas tiene un enfoque propio y función en la empresa. Revisemos rápidamente cada una de ellas. Los sistemas de control de diagnóstico permiten a los directores asegurarse que las metas importantes se están logrando, así como detectan anormalidades en las variables críticas de desempeño, y siguen el progreso de individuos y departamentos enfocados a metas estratégicas.
Los sistemas de control de creencia empoderan a los individuos y los impulsa a buscar nuevas oportunidades. Transmiten los objetivos últimos de las empresas, sus prioridades y criterios de decisión; comunicando el comportamiento esperado de sus directivos y ejecutivos.
Los sistemas de frontera sirven para establecer límites a riesgos, acciones o errores en que los trabajadores pueden incurrir. Por último, los sistemas de control interactivos logran que la alta dirección se enfoque en las incertidumbres naturales de la estrategia y su ejecución.
En resumen:
Quisiera presentar un nuevo modo de ordenar o clasificar las cuatro palancas que ayudaría a los directivos y ejecutivos a saber cuál de ellas es la palanca de control ideal para cada situación. Podemos usar dos clasificaciones para categorizar las palancas de control:
- Según la función del control: manejo (obtener, ordenar, analizar) de la información o influir en el comportamiento de los empleados.
Mientras los sistemas Interactivos y de diagnóstico se enfocan en el manejo de la información, los de frontera y creencia lo hacen en el comportamiento (frontera limitando, creencia impulsando).
- Según lo que buscas impulsar: la mitigación de riesgos o el impulsar la innovación y creatividad. Mientras los de frontera e interactivos mitigan riesgos, los de creencia o diagnóstico estimulan la creatividad.
Por último, podemos localizar cada una de las palancas en los momentos en que un proceso es controlado. Todo proceso tiene tres etapas: input, proceso mismo y output. El control se debe aplicar en cada una de las etapas; cuando decides qué elementos introduces al proceso, medir el funcionamiento del mismo y revisar sus resultados. Cada una de las palancas se aplica en estos momentos:
Cabe destacar que la palanca de control interactiva tendrá que estar presente en todas las etapas del proceso. Revisando los elementos y métricas claves de éxito.