Para ser competitivos, siempre hay que estar un paso adelante y contar con la capacidad de adaptarnos y transformarnos ante cualquier impacto o disrupción, desde pandemias hasta la priorización de acuerdos internacionales para atender los efectos del cambio climático.
En esta ocasión, ponemos la mirada en el sector energético, específicamente en las compañías en México que participan de la industria de petróleo y gas, ya sea como productoras o proveedoras de servicios.
La transformación que experimentó la industria del país la década pasada fue el parteaguas para que las empresas mexicanas de este ramo avanzaran en la renovación de sus negocios, desde su constitución legal, creación de nuevas estructuras, desarrollo de talento, digitalización y, por supuesto, en su internacionalización. Es sabido que ante el escenario poco alentador para las compañías de prácticamente todos los sectores -derivado de la actual coyuntura-, la capacidad de adaptación y el apalancamiento tecnológico son pilares fundamentales para que se incorporen exitosamente a los actuales modelos de negocio.
Entonces, ¿por qué merece especial atención hablar de competitividad en la industria de oil and gas? Porque su principal vía de éxito radica en proyectos colaborativos, enriquecerse del conocimiento -y del riesgo- compartido. Si bien en México hay gran historia en el sector, con excelentes jugadores en la prestación de servicios y aguas someras, las apuestas más importantes están en los proyectos de aguas profundas, ahí los socios clave son las firmas extranjeras con vasta experiencia alrededor del mundo. Es para esas alianzas que resulta urgente que las empresas nacionales aceleren su transformación digital, utilizando las herramientas tecnológicas que los habiliten para aumentar su crecimiento y atender los más altos estándares internacionales a fin de incorporarse eficientemente. Sin duda, más allá de la experiencia adquirida a lo largo de los años, es la creciente digitalización de los procesos la que podrá brindar valor agregado a las organizaciones.
La gran diferencia que experimentan hoy, particularmente, las empresas mexicanas de servicios en el sector energético, es que, a diferencia del momento en que fueron creadas -muchas de ellas a mediados del siglo pasado-, las oportunidades de negocio que potenciarán su crecimiento no se limitan por las fronteras, sino a través de una integración regional. ¿Qué deberán hacer para capitalizarse en este escenario?
Sobre esta línea, resulta claro que las grandes organizaciones licitantes buscan en sus proveedores de servicios socios que cuenten con procedimientos estandarizados, que cumplan con las regulaciones del mercado, y que sean ágiles para responder en tiempo y forma a los nuevos modelos de negocio. Aunque la lista de requerimientos puede ser extensa, señalo los principales factores en los que la tecnología podría aportar valor agregado para que las organizaciones mexicanas aventajen en dichos procesos:
De esta manera, la digitalización surge como una característica fundamental para que más compañías mexicanas de petróleo y gas aumenten su productividad, incrementen su competitividad en las cadenas de valor globales y caminen hacia modelos de negocio más sostenibles.
La lista de los beneficios asociados con la tecnología podría continuar. Sin embargo, la base para que su implementación ocurra radica en la decisión de las empresas de dar ese paso y tomar la iniciativa de apostar por la tecnología en sus operaciones. Participar en concursos internacionales y entrar a otros mercados conlleva una necesaria reflexión sobre digitalizar la manera tradicional de operar, y adaptarse a nuevas formas de pensar sobre qué significa ser una organización exitosa.
La competitividad está en el terreno de la innovación tecnológica. Si bien el conocimiento técnico y la experiencia de décadas siguen siendo importantes factores por evaluar, hoy han dejado de ser el principal diferenciador al momento de avanzar en nuevos territorios. La innovación y la creatividad para reinventarse serán determinantes para definir el lugar de las organizaciones que sepan aprovechar estas oportunidades.
Iniciamos un 2021 marcado por las grandes lecciones del año pasado. Contar con aliados preparados, ágiles y resilientes en un ramo complejo y regido por numerosas regulaciones será crucial, no sólo para las empresas involucradas, sino para el porvenir general de esta actividad empresarial a medida que retome dinamismo. Así pues, la transformación tecnológica avanza como un factor que, más que necesario, es ahora urgente en el sector energético.
Acerca de la autora
Raquel Macías es Directora de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social de SAP México. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey, y cuenta con estudios de posgrado en la Universidad de San Diego y el IPADE. Ha colaborado en actividades de responsabilidad social enfocadas al empoderamiento económico de la mujer. raquel.macias@sap.com
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