Un jefe ejerce el control gracias a su puesto, pero un líder no necesita tener un cargo superior para dirigir a sus colegas a través del trabajo en equipo.
Ser un líder y ser un jefe son dos roles diferentes en una organización, y cada uno implica un conjunto distintivo de características y responsabilidades.
En un plano general, un jefe tiene autoridad formal sobre sus colaboradores, lo que significa que tienen el poder para dar órdenes y tomar decisiones en virtud de su posición en la jerarquía organizativa.
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Mientras tanto, un líder no depende exclusivamente de la autoridad formal. Esta persona ejerce influencia sobre los demás a través de su ejemplo, carisma y habilidades de comunicación. Los seguidores siguen a un líder porque quieren, no porque tienen que hacerlo.
Muchos creen que ser un líder y un jefe es igual, pero las diferencias son muy marcadas. En primer lugar, para ser un líder no necesita tener un cargo oficial como directivo. Incluso, hay algunos colaboradores que son considerados de esta manera por sus compañeros a pesar de tener un cargo similar.
De acuerdo con Indeed, un líder no teme a verse vulnerable frente a su equipo de trabajo ya que eso los acerca a los demás. Así es como tienden a enterarse de las preocupaciones de sus colegas y los ayudan a resolverlos desde el ámbito profesional.
Por otra parte, un jefe, en aras de mantener el profesionalismo, tiende a mantener cierta distancia y no se involucra con sus colaboradores. Esto no solo puede perjudicar las relaciones interpersonales en la oficina, también puede crear en la oficina un ambiente confuso.
La página especializada en atracción de talento también explica que cuando ocurre una crisis, los líderes tienden a pensar en los demás miembros de su equipo y cómo resultarán afectados. Esto quiere decir que busca alternativas para solucionar los retos en conjunto y se involucrará con cada logro o fracaso de su empresa.
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Un jefe tiende a pensar en sí mismo y en la empresa en los momentos con mayor dificultad. Esto es especialmente útil si se requiere resolver un problema en tiempo real ya que no busca las opiniones de sus colaboradores para que la compañía afronte los retos. Sin embargo, es necesario explicar que la mentalidad de equipo tiene un gran impacto en la dinámica organizacional.
Daniel Colombo, coach ejecutivo a nivel profesional especializado en CEOs y LinkedIn Top Voice, explica a través de una publicación que los jefes no temen utilizar su cargo como una forma de ejercer el control sobre los integrantes de la fuerza laboral.
“Ejerce el rol por autoridad impuesta por otro. Da órdenes, manda e impone”.
Un líder no necesita tener un puesto como directivo, él o ella buscan influenciar a los colaboradores ofreciendo un canal abierto de comunicación. Ellos tienden a enseñar con el ejemplo y trabajar a la par de los demás.
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Colombo menciona que un jefe cree que “se la sabe de todas todas“. Este tipo de confianza es necesaria cuando la compañía requiere un tipo de liderazgo autoritario y sus trabajadores lo permiten y se sienten cómodos con este tipo de dirigencia.
Un líder, a diferencia, reconoce sus áreas de oportunidad y acepta, incluso ante su fuerza laboral, que no tiene conocimientos sobre ciertas áreas y permite ser ayudado.
La productividad y el alcance de los objetivos obtenidos sin importar lo demás es sinónimo del tipo de dirigencia de un jefe, según Euncet Business School. Este tipo de mentalidad es de mucha ayuda cuando una empresa enfrenta un periodo crítico, aunque en circunstancias regulares, puede fragmentar a la organización.
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Los líderes fomentan soluciones y no buscan culpables, se esfuerzan por crear soluciones holísticas en las que puedan ser parte todas las partes del equipo.
“Su misión es crear un clima laboral en el que el resto del equipo se sienta cómodo y motivado. Además, tiene inteligencia emocional y es capaz de manejar las situaciones de forma positiva para lograr los objetivos”.