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La visión de 3 empresarios define la nueva carrera al espacio

Elon Musk, Richard Branson y Jeff Bezos están reimaginando el espacio exterior al competir por alcanzar nuevas fronteras espaciales.

MIT SMR México 14 Jul 2021

La primera competencia por llegar al espacio ocurrió en los años 50 y 60, cuando Estados Unidos y la entonces Unión Soviética se enfrentaban en una guerra ideológica entre capitalismo y socialismo.

La historia ya la sabemos: en 1957, la URSS marcó su liderazgo al poner en en órbita al Sputnik, el primer satélite artificial. Sin embargo, EE.UU. apresuró sus esfuerzos y colocó al primer hombre en la Luna en 1969 gracias al programa Apollo, que se ejecutó durante toda esa década y al cual se le invirtieron el equivalente de $280 mil mdd actuales, según datos de The Planetary Society.

La llegada a la Luna marcó el avance de la ciencia impulsado por el capitalismo, lo cual le dio mucho poder internacional al país que entonces lideraba Richard Nixon y lo convirtió en el puntero indiscutible de la carrera espacial.

Sin embargo, desde ese triunfo EE.UU. ha desacelerado su política nacional de inversión en la NASA, la agencia nacional de exploración espacial que fue encargada de correr el programa Apollo.

No es que la NASA no haya logrado hitos admirables recientemente: ha hecho exploraciones en Marte con los robots Ingenuity y Perseverence, y también encontró agua en la Luna a finales del año pasado. Pero su presupuesto actual es de poco más de $23 mil mdd; apenas un 8% del que tenía en los 60s.

Analistas estiman que detrás de esta disminución presupuestal están dos hechos principales: que la URSS se desintegró en los 90s y que el interés de China en la exploración espacial no es tan grande como el norteamericano. En otras palabras, el incentivo para seguir avanzando en la carrera al espacio quizás no es tan urgente como política nacional para EE.UU. como sí lo fue en los 60s.

Ante este escenario, resulta muy interesante que el sector privado haya sustituido el rol del gobierno estadounidense en cuanto a destinar recursos para la exploración y monetización del espacio.

Desde hace algunos años, los fundadores multimillonarios de tres empresas se han dedicado a competir entre ellos para continuar el avance tecnológico fuera de la Tierra: Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson.

Musk, el empresario sudafricano que también fundó Tesla y Neuralink, lidera SpaceX. La empresa creada en 2002 tiene el objetivo de desarrollar cohetes y motores reutilizables que bajen los costos de los viajes al espacio, específicamente a Marte, planeta que Musk pretende colonizar.

Por su lado, el fundador y ex CEO de Amazon Jeff Bezos creó Blue Origin en el año 2000. Su misión es muy distinta a la de Musk, pues aunque también está desarrollando cohetes reutilizables para llegar al espacio, tiene la meta de aprovechar los recursos fuera de la Tierra para que este planeta pueda sobrevivir a largo plazo.

Finalmente, Richard Branson, el empresario británico que creó la disquera Virgin Records y la aerolínea Virgin Atlantic, creó Virgin Galactic; una empresa dedicada a desarrollar aeronaves comerciales para viajes turísticos.

El total del dinero que las tres empresas han invertido a sus respectivos propósitos supera el presupuesto anual de la NASA previamente mencionado:

  • SpaceX: Hasta el momento ha levantado un capital de $6 mil mdd de distintos inversionistas, incluyendo $20 mdd de la fortuna personal del propio Elon Musk. Además de la misión a Marte, SpaceX tiene el proyecto Starlink, que ofrece satélites para proveer internet de banda ancha en todo el mundo. Starlink puede ser uno de los brazos rentables de la compañía, pero hasta el momento Musk sigue subsidiando el 50% de su costo para mantenerse competitivo.
  • Blue Origin: Jeff Bezos subastó en $28 mdd un lugar en el primer vuelo que él y su hermano harán el próximo 20 de julio en un cohete de la compañía. Además, Bezos ha destinado a la compañía aproximadamente $1,000 mdd de su fortuna personal cada año; es decir, un total de casi $21 mil mdd a la fecha.
  • Virgin Galactic: La empresa es pública desde 2017 y dispone de $616 mdd en efectivo, pero está muy lejos de ser rentable. Según sus propios reportes corporativos, ha perdido casi $900 mdd desde entonces. Sin embargo, es precisamente el potencial de proveer de manera masiva los costosos viajes interestelares que comienzan en $250 mil dólares lo que mantiene a los inversionistas de Virgin Galactic comprometidos con esta compañía.

Si bien las tres compañías tienen propósitos aparentemente distintos, el hecho de que sean ellos, con sus propias fortunas y recursos, quienes más estén invirtiendo en proyectos espaciales está delineando una nueva industria.

Aún falta mucho camino que recorrer para que SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic sean rentables. De hecho, después del viaje de 1.5 horas que hizo Richard Branson el pasado 11 de junio al margen de la órbita terrestre para demostrar las capacidades de las aeronaves de Virgin Galactic, la acción de la empresa cayó 17%.

Algunos analistas solo vieron la hazaña como una estrategia de marketing. Sin embargo, los insistentes empresarios sigan vertiéndole dólares a sus proyectos espaciales, la tecnología para explorar el espacio seguirá avanzando con miras hacia abrir una nueva industria que no sólo tenga propósitos bélicos, sino turísticos.

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