El poder de los datos y de la cultura corporativa apalancan la digitalización, incluso al evolucionar a una organización consolidada
En el contexto de la digitalización, ¿Cómo la estrategia de datos fortalece los entornos colaborativos?
Rehtse Terán
La transformación digital va mucho más allá de la tecnología. Abarca todos los procesos de una compañía, pues es una evolución holística y endógena. Empieza internamente, y debe planificarse para el corto, mediano y largo plazo.
El reto de la digitalización es mayor en una organización establecida (frente a una emergente) pues la gente está menos dispuesta al cambio. Sin embargo, es absolutamente necesario imprimir en la mentalidad de los colaboradores la necesidad de cambiar, de romper parámetros y saltar hacia delante.
Este artículo, el segundo de una serie (parte 1 y parte 3), resume las lecciones de Francesc Noguera, CEO Iberia de Altamira Asset Management (2), en la última edición de Microtalleres MIT. En su ponencia, Noguera compartió sus experiencias como líder impulsor de la digitalización en su organización.
En el evento virtual le acompañaron Etienne Sanz de Acedo, CEO de la International Trademark Association (1); Salvador Suárez, Managing Director Latinoamérica de Good Rebels (3), quien sirvió como co-moderador de la sesión, y Jorge Guerrero, Editor General de MIT Sloan Management Review en Español. Puedes ver de nuevo la sesión haciendo clic aquí.
La “cultura de silos” es la tendencia a que los diferentes departamentos de una empresa se aíslen entre sí, dificultando que las ideas se compartan y los procesos se unifiquen. En el contexto de la digitalización, los silos son un importante obstáculo para la evolución, productividad e innovación.
Por tanto, iniciar dinámicas colaborativas es un paso importante en el camino hacia la transformación digital. Romper los silos y crear equipos multidisciplinarios, conformados por talentos de la misma empresa, fortalece de forma exponencial la habilidad para resolver problemas.
Incluso sin usar tecnologías novedosas como la IA, el mero hecho de que la gente hable es suficiente para unificar criterios, facilitando un estado mental adecuado para generar soluciones.
Esta cultura colaborativa termina por ser atractiva no solamente para quienes trabajan ya en la empresa. Esta también resalta como un valor agregado ante los ojos del talento humano externo, el cual se ve atraído a trabajar para una compañía que tome en cuenta las voces, ideas y aportes de cada persona particular.
En cuanto a esto, cabe resaltar que hay roles altamente especializados, ligados a áreas tecnológicas que hace un par de años no existían. La transformación digital, en algún punto, requerirá la llegada de personas altamente calificadas y especializadas.
Aunque se tomen como lo mismo, el trabajo colaborativo va más allá. Este conlleva el uso de herramientas digitales que cohesionan la labor de varias personas que trabajan de forma asíncrona. Y las empresas deben adaptarse e implementar estas herramientas que unifiquen el trabajo de sus equipos remotos.
Pero no siempre lo digital va a sustituir la química de los encuentros presenciales. El trabajo remoto tiene pros y contras, y explotar sus fortalezas ha sido uno de los grandes retos en nuestros tiempos recientes.
En cuanto a los clientes, no todos se verán irresistiblemente atraídos por el metaverso, o por entornos netamente virtuales. Otros preferirán soluciones en el mundo físico, por lo cual es importante saber jugar con lo mejor de ambos mundos, y lograr la omnicanalidad para que la experiencia del cliente sea óptima, independientemente del medio que use.
No hay un modelo único de organización o de gestión. La adaptabilidad es necesaria para cumplir las necesidades de la empresa y de los talentos; en ciertos momentos quizá sea necesario centralizar la gobernanza, y en otros, ceder autonomía. Solo hay que mantener en mente la visión de negocio, y evitar a toda costa la cultura de silos.
El enfoque a datos usualmente estaba limitado a las áreas de marketing y comportamiento del consumidor. La digitalización implica expandir el uso de los datos, hasta lograr su transversalidad, y potenciar una estrategia prospectiva.
¿Cómo lograrlo? Los ponentes mencionaron cuatro pasos:
Cambiar la mentalidad de los trabajadores: todos los empleados gestionan datos. Es importante que sean conscientes de su potencial.
Capacitar: dar herramientas de gestión de datos ampliará la perspectiva de los talentos humanos.
Mapear y consolidar: hacer un análisis del contexto, y saber en dónde estamos, para poder consolidar esfuerzos, y por último,
Perfeccionar los procesos: mediante nuevos medios tecnológicos, es posible seguir generando más datos que permiten descubrir tendencias. No solo con respecto al comportamiento del consumidor, sino de los propios empleados. Los datos empoderan a los trabajadores en la medida en que les permiten proponer o sugerir los siguientes pasos, basándose en los datos recabados.
En la siguiente entrega, que lleva por título “Transformación digital: cinco lecciones para abordarla con éxito“, los ponentes condensan sus experiencias y perspectivas sobre la digitalización en cinco aspectos clave. Estos sirven como puntos de partida para abordar y conceptualizar este proceso de transformación.
(1) Etienne Sanz de Acedo es CEO de la International Trademark Association, organización dedicada a apoyar la propiedad intelectual, y que reúne a profesionales y propietarios de marcas de 7.500 empresas localizadas en 185 países.
(2) Francesc Noguera es CEO Iberia para Altamira Asset Management, una gestora de activos financieros. En los ocho años previos a su llegada a Altamira Asset Management, Noguera fungió como líder del Banco Sabadell, en México, guiándolo desde su nacimiento hasta consolidarse en el top 10 de entidades bancarias en ese país, gracias a su modelo de negocio digital.
(3) Salvador Suárez, cofundador y Managing Director en Latinoamérica de Good Rebels, una consultora de negocios digitales.