Tener paciencia no significa ser pasivo, aún necesitas elegir bien, entender el negocio, y sus oportunidades de crecimiento.
Para quienes miran al mercado accionario desde lejos, puede parecer que para entrar en él se requiere una obsesión con la actividad, es decir, comprar, vender y repetir, un ciclo que nunca termina.
Para muchos, esta idea representa una barrera: creen que invertir exige tomar decisiones brillantes a diario para lograr sus metas.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosSin embargo, la realidad es muy diferente. Los mejores inversionistas saben que en la mayoría de las ocasiones, la verdadera estrategia recae en la resistencia emocional, en la paciencia, y en apostar por el largo plazo.
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Invertir, por supuesto, implica encontrar el portafolio adecuado a tu perfil como inversionista, y eso requiere esfuerzo. Pero una vez que lo logras, la mejor estrategia puede ser dejar que el tiempo juegue a tu favor.
Piénsalo así: al mantener una inversión por una década, lo esencial es elegir bien una gran idea —el producto, los márgenes, la ventaja estructural o la cultura—. El interés compuesto será tu mejor aliado, aunque, naturalmente, necesita tiempo para desplegar todo su poder.
Las matemáticas son simples: mientras más tiempo esté tu capital en un buen negocio, más trabaja para ti. Una inversión no avanza de forma lineal, sino que se acelera con el tiempo; lo que al inicio parece un progreso lento, al cabo de diez años se transforma en algo extraordinario.
Sin embargo, la mayoría de los inversionistas nunca llega al décimo año: interrumpen el proceso, ya sea por olvidar su estrategia, dejarse llevar por la volatilidad del mercado o distraerse con activos de moda, perdiendo así la oportunidad de cosechar los frutos de su paciencia y resistencia emocional.
En contraste, cuando se trabaja la paciencia se abre la oportunidad de beneficiarse de un negocio que crece sus utilidades hasta 20 por ciento al año, porque sabe que en una década se multiplica por 8x, sin necesidad de expandir su múltiplo.
Ahora imagina que fueras tú el que mantuvo esa inversión por ese periodo de tiempo. No necesitas acertar con el “timing”, no tienes que adivinar cuándo entrar o salir, sólo necesitas ser disciplinado y comprometerte con la estrategia.
En este sentido, tener paciencia no significa ser pasivo, aún necesitas elegir bien, entender el negocio, y sus oportunidades de crecimiento.
Pero una vez que lo haces, tu mejor jugada es confiar en el proceso. La realidad es que el tiempo simplifica las cosas, por eso la paciencia se convierte en la fuerza más poderosa en la inversión.
Mauricio Santos Mayorga es VP Director of Investment Portfolios en GBM.
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