Lavar dinero con una fundación

Ya hemos explorado que «lavar dinero» es tomar dinero sucio (ilegal) y disfrazarlo con trucos abogadescos para que parezca limpio (legítimo); que casi cualquier actividad sirve para lavar dinero; y que ciertas actividades están especialmente expuestas a esto.

Hoy te cuento que esas actividades incluyen a organizaciones que solo se dedican —o solo deberían dedicarse— a ayudar.

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En cuestiones de lavado de dinero, las autoridades están muy atentas a las asociaciones y sociedades civiles; organizaciones que, aunque no son humanos ni se dedican a actividades mercantiles ($), existen legalmente y reciben donativos para sus objetivos.

Ahí cabe de todo: fundaciones, sociedad civil, clubes, ONG, escuelas, entidades religiosas, etcétera, etcétera, etcétera. Y, sí; también se usan mucho para lavar dinero. 

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¿Cómo?

Imaginemos una fundación que hace una campaña masiva pidiendo al público donar en alcancías colocadas en tiendas y con voluntarios en los semáforos.

La organización podría declarar que recibió —digamos— $30 millones en efectivo, pero en realidad tal vez solo $5 millones fueron donativos reales y lo demás de sale de actividades ilegales. ¿Ya se nota el problema? Es casi imposible saber cuáles monedas y billetes son donativos reales y cuáles no. 

Hecho esto, buscarán regresar ese dinero a Los Malos® dentro del sistema financiero; es lo que llamamos «enmascaramiento» y, en pocas palabras, es dividir el dinero en muchas cantidades pequeñas y diferentes, y transmitirlas a distintas personas (que después las vuelven a concentrar).

Esto puede ser pagando más por servicios que no se recibieron; usando salarios de «aviadores», o hasta con demandas simuladas; hay mil trucos y la meta de los lavadores es usarlos todos hasta que sea muy confuso saber qué gastos son reales y cuáles no. Por eso le decimos «enmascaramiento». 

Cuando aprendí esto, mi primera pregunta fue «Y entonces, ¿cómo sé qué fundación es confiable?»; la segunda fue «¿Cómo hace el gobierno para controlar esto?». La respuesta es la misma para las dos; es complicado.

Apréndete este mantra:

Mientras menos transparencia, más desconfianza.

Para saber si una fundación a la que yo quiero contribuir no está aliada con Los Malos® un buen primer paso es ir personalmente a conocer su trabajo e instalaciones; si todo lo que veo me hace pensar que realmente hacen lo que dicen, empezamos bien.

Después lo aburrido; revisar información financiera. Las fundaciones serias operan con transparencia financiera y contable y las muy serias hasta se hacen auditorías periódicas que publican; cualquiera puede entrar a su página de Internet y averiguar —por ejemplo— el salario de la directora y saber si eso lo confirma un auditor independiente. 

Y, sobre el control del gobierno, cada día es más difícil lavar dinero, pero hay puntos ciegos que, por la misma forma en que funciona la sociedad, es difícil eliminar.

Ahora mismo los involucrados en este mundillo estamos trabajando a marchas forzadas para empezar a aplicar una reforma antilavado que exige a las donatarias «graduarse de maternal directo a universidad».

Algunas están uniéndose para andar ese camino en convoy, y ese puede ser un buen camino.

En otros casos, entre la nueva ley y el cierre de USAID ordenado por Trump, el terreno es árido. Es un poco triste, pero esta realidad nueva puede resultar en fundaciones buenas que tengan que salirse del juego porque no les alcanza para estar al 100 por ciento con los requisitos de la ley.

Lo que podemos hacer es —hasta donde nos alcance— escoger con cautela a las ONG y fundaciones que ayudamos y, además de colaborar con ellas, impulsarlas a que se acerquen a otras fundaciones y organizaciones para que se aprieten las tuercas y hagan integridad preventiva.

¿Cómo se llama el otro que no es el prestanombres y cómo lo encuentro?

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