La reciente estrategia de rebranding de Jaguar ilustra cómo la propaganda puede ser una herramienta efectiva para revitalizar una marca y generar conversación pública.
Jaguar, la icónica marca británica de automóviles de lujo, ha emprendido una audaz transformación de su identidad visual y estrategia de comunicación.
Este cambio incluye una nueva tipografía, un logotipo renovado y una paleta de colores vibrantes, culminando en una campaña publicitaria que ha generado tanto admiración como controversia.
Este movimiento estratégico ejemplifica el poder del “publicity” en la gestión de marcas, una herramienta que, aunque arriesgada, puede revitalizar la percepción pública y aumentar la notoriedad de una empresa.
El “publicity” no es publicidad, aunque la palabra se parezca; es propaganda.
En noviembre de 2024, Jaguar presentó una campaña que rompió con las convenciones tradicionales de la industria automotriz.
El anuncio, de 30 segundos, mostraba a modelos en atuendos de alta costura en un entorno futurista, sin la presencia de vehículos, y enfatizaba frases como “delete ordinary” y “live vivid”.
Esta estrategia buscaba posicionar a Jaguar como una marca vanguardista y atraer a una audiencia más joven y diversa.
La reacción fue inmediata y polarizada. Figuras como Elon Musk cuestionaron la ausencia de automóviles en el anuncio, mientras que otros criticaron la campaña por considerarla excesivamente “woke”.
Sin embargo, esta controversia logró lo que muchas campañas publicitarias buscan: colocar a Jaguar en el centro de la conversación pública.
Do you sell cars?
— Elon Musk (@elonmusk) November 19, 2024
El riesgo de esta estrategia parece lógico cuando se analizan las cifras. Jaguar, que alcanzó su máximo histórico en 2018 con 180,198 unidades vendidas, vio cómo sus ventas globales se desplomaron a 61 mil 661 unidades en 2022, representando una caída del 66 por ciento.
En mercados específicos como España, la situación es aún más crítica; en 2023, apenas vendieron 601 unidades, una caída del 10.43 por ciento respecto al año anterior.
Estas cifras evidencian que la marca enfrentaba una urgencia por revitalizar su imagen y captar la atención de nuevos segmentos.
Este cambio es un ejemplo claro de pensar fuera de la caja, incluso si parece una locura.
El “publicity” se refiere a la atención mediática gratuita que una marca recibe, a menudo como resultado de estrategias deliberadas que buscan generar conversación y notoriedad.
En El Libro Secreto de la Propaganda, se destaca cómo el publicity puede ser una herramienta poderosa para influir en la percepción pública sin incurrir en los costos asociados a la publicidad tradicional.
La reciente campaña de Jaguar es un ejemplo claro de esta estrategia. Al lanzar un anuncio provocador y alejado de las normas de la industria, la marca no solo atrajo la atención de los medios, sino que también generó debates en redes sociales y foros especializados.
Este tipo de exposición mediática, si se pagara en términos de publicidad convencional, representaría una inversión millonaria.
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Jaguar no es la primera marca en utilizar el publicity para generar atención.
Richard Branson, fundador de Virgin, es conocido por sus tácticas de publicity. En una ocasión, anunció una “invasión” a Estados Unidos (siendo Británico, eso es todo un tema) y, en Nueva York, se subió a un tanque real que disparó y aplastó latas de Coca-Cola para introducir Virgin Cola.
Aunque la bebida no logró sostenerse en el mercado por razones de distribución, la estrategia generó una atención mediática significativa.
En entrevistas Branson confiesa que el era tímido y reacio a llamar la atención, pero un colega le advirtió que liderar con la propia imagen de manera atrevida era el único camino viable si quería tener relevancia.
Un ejemplo mexicano es el de Ari Borovoy, integrante de la banda OV7, quien, tras participar en un curso de propaganda que ofrecí donde se explicó el poder del publicity, lanzó una campaña donde anunciaba su candidatura política con el eslogan “Con Ari Borovoy yo sí voy”.
La campaña causó revuelo, lo insultaron de todas las formas posibles. Fue tendencia en redes de manera muy negativa y, posteriormente, se reveló que era una estrategia para promocionar un concierto de los 80’s y 90’s que él estaba produciendo.
Una genialidad propagandística; se ahorró mucho dinero en promoción. Todo el mérito está en su implementación.
La reciente estrategia de rebranding de Jaguar ilustra cómo la propaganda puede ser una herramienta efectiva para revitalizar una marca y generar conversación pública.
Aunque conlleva riesgos, una ejecución cuidadosa y una comprensión profunda de la percepción del público pueden convertir una campaña controvertida en una oportunidad para fortalecer la identidad de la marca y expandir su alcance en el mercado.
Como suele decir el mismo Elon Musk (rey del publicity):
“El que no arriesga nada, está arriesgando todo”.
Si te interesa saber más de propaganda, sígueme, o consulta El Libro Secreto de la Propaganda.