Todos los profesionales de las relaciones públicas necesitamos acatar siempre un código ético.
En el imaginario colectivo, aún perdura la falsa idea de considerar a las relaciones públicas (RP) como una herramienta enfocada a convencer a las audiencias sobre el valor de un producto o servicio, o la buena reputación de un individuo u organización, independientemente de cómo sea en realidad.
Incluso, hemos escuchado acerca de agencias de relaciones públicas que han sido acusadas de mentir o de ocultar cierta información para no afectar la reputación de sus clientes.
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Más allá de estas falsas interpretaciones y de los casos aislados, lo cierto es que uno de los atributos más importante de las RP, es la ética. Todo profesional de la industria necesita practicarla y hacerla presente durante la ejecución de sus estrategias.
Si bien la ética es crucial en cualquier profesión, se vuelve crítica cuando se trata de RP, ya que generamos y distribuimos contenido para informar a las audiencias y ayudarlas en su toma de decisiones, lo que conlleva la gran responsabilidad de brindar información clara y honesta en un mundo abarrotado de noticias falsas.
Debido a los clichés que aún permanecen, algunas personas y organizaciones tienen la impresión de que las RP se tratan de una gestión de imagen que busca ocultar la verdad en beneficio del cliente, poniendo en tela de juicio la existencia de prácticas éticas en la industria.
Desde luego, quienes trabajamos en esta profesión sabemos que, fundamentalmente, nuestro trabajo se concentra en la gestión de la reputación, a través del impulso a la cobertura positiva de los clientes y la gestión de la negativa; y todo ello se realiza de forma ética y transparente.
Pero ¿qué es la ética y como actúa en el campo de las RP? De acuerdo con el Diccionario del Español de México, del Colmex, la ética se define como el “conjunto de principios y normas morales que rigen el comportamiento de una persona, un grupo o una sociedad”.
Esto significa que la ética nos lleva a actuar, a los profesionales de RP, de manera correcta con todas nuestras audiencias y las audiencias de nuestros clientes, considerando los valores como la honestidad, la veracidad, el cumplimiento de las promesas, el respeto por los demás, la ciudadanía responsable, la búsqueda de la excelencia, la rendición de cuentas y la comunicación franca.
La ética es vital tanto para las empresas de RP como para las áreas internas dedicadas y los profesionales independientes, ya que es importante que las organizaciones tengan una voz de conciencia, una mano que las guíe y las ayude a comunicarse de manera correcta y transparente.
Incluso, las RP tienen la autoridad para aconsejar a los altos ejecutivos sobre cómo comportarse, qué decir y cómo hacerlo para comunicar de forma efectiva, honesta y confiable. Claro que para decir a otro cómo actuar de forma ética, las RP necesitan formarse y cumplir con su propio código de ética.
¿Qué podría pasar si no privilegiamos la ética en el ejercicio de esta profesión? Ser poco o nada ético puede tener consecuencias negativas para una empresa de RP y sus clientes. RP se trata de construir relaciones, y éstas solo pueden generarse a partir de la confianza y la honestidad.
Y es que vivimos en un mundo donde las audiencias otorgan un gran valor a la verdad, de manera que, si descubren que las agencias han encubierto situaciones desagradables de las operaciones de sus clientes, pueden causarse un daño significativo al desarrollar una reputación negativa, misma que puede afectarlas en términos de ganar nuevas cuentas y atraer nuevos talentos.
Estoy convencido de que todos los profesionales de la industria necesitamos acatar siempre un código ético, cuyos ejes principales sean los siguientes:
Las empresas y profesionales de relaciones públicas tenemos el conocimiento y las herramientas para poder influir y cambiar las opiniones públicas.
Esto implica un gran compromiso, pues como bien dice una frase Franklin D. Roosevelt: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Por lo tanto, debemos ser más conscientes y considerar a la ética como uno de los pilares de nuestras prácticas y factor clave para una campaña exitosa.
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