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El delicado arte de desafiar a un superior y no quedar despedido, lecciones para hacerlo posible

Benjamin Laker 18 Dic 2023
El delicado arte de desafiar a un superior y no quedar despedido, lecciones para hacerlo posible Una mala discusión con un jefe puede coartar la carrera de muchos colaboradores. (Carolyn Geason-Beissel / MIT SMR)

Confrontar a un superior y demostrarle un punto de vista es una misión delicada. Si no se hace correctamente, se puede perder una oportunidad laboral invaluable.


El acto de desafiar a un superior requiere algo más que simplemente alzar la voz. Implica comprender, navegar y participar en la danza sutil pero compleja de la dinámica del poder, la diplomacia y el respeto mutuo.

Acercarse a alguien por encima de usted en la jerarquía profesional requiere un delicado equilibrio y una comprensión profunda tanto de la persona como de la situación.

Para aquellos interesados en mantener el decoro profesional y crecer en sus funciones, esta guía puede ayudarles a garantizar que sus conversaciones desafiantes sean constructivas y respetuosas.

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Manual para desafiar a un superior

Elige sabiamente tus batallas

Los lugares de trabajo son ecosistemas vibrantes de opiniones, procesos y metodologías. Puede resultar tentador abordar cada discrepancia o divergencia de opinión que uno encuentre, pero la sabiduría reside en discernir qué batallas vale la pena librar.

Cada vez que surja un posible desacuerdo, considera: ¿Es este tema tan importante que justifica una confrontación? Las diferencias menores de opinión podrían abordarse más eficazmente a través de canales pasivos o incluso deberían pasarse por alto.

Pero las preocupaciones más amplias, especialmente aquellas que afectan la dinámica del equipo, la cultura empresarial o los objetivos comerciales más amplios, requieren un enfoque más directo.

Comprender la importancia del tiempo

En el mundo de la comunicación profesional, el tiempo puede serlo todo. Elegir el momento adecuado puede marcar la diferencia entre considerar genuinamente una inquietud o descartarla apresuradamente.

Antes incluso de considerar desafiar a un superior, es crucial hacer una pausa y evaluar la situación desde un punto de vista holístico. ¿Es su preocupación tan inmediata que exige ser atendida de inmediato?

Alternativamente, ¿sería mejor reservarlo para una discusión privada y detallada más adelante?

Es aconsejable evitar confrontar a los superiores durante situaciones de alta presión o foros públicos porque puede malinterpretarse como un intento de perturbación o espectáculo. Al elegir el momento óptimo, se crea un camino más fluido para el diálogo constructivo.

Priorice las discusiones privadas

El entorno en el que elija expresar sus inquietudes juega un papel fundamental en la forma en que se reciben esas inquietudes. Participar en desacuerdos o conflictos públicos puede llevar a múltiples complicaciones imprevistas, incluyendo ser percibido como agresivo o confrontativo.

Al elegir un entorno privado para estas discusiones, tú y tu superior obtendrán una atmósfera propicia para un diálogo abierto y genuino. Este enfoque no sólo minimiza las distracciones y los posibles sesgos, sino que también refuerza la idea de que la intención es una retroalimentación constructiva, no una crítica pública.

Domina el arte de las declaraciones en primera persona

La comunicación eficaz tiene que ver tanto con el contenido como con la entrega. Las palabras que elegimos y la manera en que formulamos nuestras preocupaciones pueden influir significativamente en la recepción de nuestro mensaje.

En lugar de adoptar un tono potencialmente conflictivo, utiliza declaraciones en primera persona para expresar observaciones, sentimientos y sugerencias. Por ejemplo, en lugar de decir sin rodeos: “Has pasado por alto este aspecto crucial”, un enfoque más colaborativo sería:

“Creo que este aspecto en particular podría beneficiarse de una mayor atención”.

Este enfoque garantiza que la atención se mantenga en el tema en cuestión y no en prejuicios o confrontaciones personales.

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Adopte el proceso de retroalimentación

El proceso de desafiar a un superior o expresar preocupaciones es inherentemente bilateral. No es sólo una vía para expresar sus pensamientos, sino también una oportunidad para comprender la perspectiva de la otra persona.

Es vital demostrar una apertura genuina a la retroalimentación, incluso si es contradictoria con su punto de vista. Este enfoque no sólo allana el camino para el respeto mutuo sino que también fomenta una cultura de aprendizaje continuo y colaboración dentro de la organización.

Alinearse con compañeros de ideas afines, pero con tacto

Si bien las preocupaciones individuales tienen sus méritos, la unión es una fuerza innegable. Encontrar aliados o colegas que compartan su perspectiva puede darle peso adicional a sus preocupaciones.

Sin embargo, es imperativo que esta alineación no se perciba como camarilla o divisiva. El enfoque principal siempre debe permanecer en el beneficio colectivo de la organización en lugar de formar facciones dentro del equipo.

Mantenga los objetivos de la organización a la vanguardia

Cualquier inquietud o desafío que plantee debe resonar inherentemente con los objetivos y metas más amplios de la organización. Al alinear constantemente sus comentarios y sugerencias con la misión y los valores de la empresa, usted asegura a sus superiores su compromiso con el éxito colectivo de la organización por encima de sus aspiraciones individuales.

Prepárese para un espectro de resultados

Si bien todos esperamos resultados positivos y constructivos de nuestros desacuerdos, es esencial estar preparado para una variedad de reacciones. Su superior puede mostrarse receptivo, indiferente o incluso a la defensiva.

Al anticipar estas posibles respuestas y planificar sus estrategias en consecuencia, se asegura de permanecer equilibrado, constructivo y profesional, independientemente de la retroalimentación inmediata.

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Las consecuencias de increpar a un superior: reflexionar, adaptarse y evolucionar

Cada interacción profesional, especialmente aquellas que involucran desafíos o confrontaciones, brinda una rica oportunidad para el crecimiento personal y profesional.

Después de la discusión, tómese el tiempo para evaluar la efectividad de la conversación, las estrategias empleadas y los resultados logrados. Estas reflexiones sacarán a la luz lecciones invaluables y lo ayudarán a perfeccionar y mejorar continuamente sus habilidades de comunicación para desafíos futuros.

En última instancia, si bien la tarea de desafiar a un superior puede parecer plagada de posibles obstáculos, con las estrategias adecuadas y un enfoque en el crecimiento y el respeto mutuos, se puede afrontar con tacto y profesionalismo.

Fomentar el diálogo abierto y una cultura de retroalimentación es la base de las organizaciones innovadoras y con visión de futuro.


SOBRE EL AUTOR

Benjamin Laker (@drbenlaker) es profesor de liderazgo en la Henley Business School de la Universidad de Reading.

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