Cada cuatro años ocurre un ‘ajuste’ en el calendario para mantener la sincronización con los ciclos astronómicos. Aquí te explicamos su origen y la razón de los 366 días.
El 2024, que es un año bisiesto, tiene un día adicional, por lo que suma un total de 366 días en lugar de los habituales 365.
Este día extra se inserta en el calendario como el 29 de febrero. Los años bisiestos ocurren cada cuatro años, con algunas excepciones.
La razón fundamental detrás de la existencia del año bisiesto es la necesidad de sincronizar el calendario con las estaciones.
Esto se debe a que la duración real de un año astronómico, es decir, el tiempo que tarda la Tierra en orbitar alrededor del Sol, no es exactamente de 365 días, sino que es aproximadamente de 365 días y 6 horas.
Cuando es año bisiesto se agrega un día extra cada cuatro años, para ajustar la diferencia entre el año calendario y el año astronómico.
Este día adicional compensa esas aproximadamente seis horas adicionales que se acumulan cada año.
Al agregar un día al calendario cada cuatro años, se mantiene una mejor sincronización con las estaciones y los eventos astronómicos.
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Aunque el bisiesto ocurre cada cuatro años, para evitar un desajuste excesivo no todos los años divisibles por cuatro son bisiestos.
Por ejemplo, los años que son múltiplos de 100 no son bisiestos, a menos que también sean divisibles por 400.
Por lo tanto, los años 1600 y 2000 fueron bisiestos, pero los años 1700, 1800 y 1900 no lo fueron. Este ajuste adicional asegura que el calendario se mantenga lo más preciso posible en relación con el año astronómico.
Las supersticiones detrás del año bisiesto sugieren que estos períodos traen mala suerte, cambios drásticos, accidentes y se debe evitar eventos importantes durante ellos.
Sin embargo, estas creencias carecen de fundamentos sólidos y son consideradas más como tradiciones sin base científica.
El año bisiesto como 2024 es simplemente una peculiaridad del calendario para mantener la sincronización con los ciclos astronómicos.